Los últimos territorios que fueron comprados en el mundo

El pasado 17 de agosto, en pleno desierto noticioso estival, nos desayunamos con la noticia de que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, había propuesto a miembros de su equipo la compra de Groenlandia. No era la primera vez que un presidente norteamericano se planteaba dicha adquisición, ya lo hicieron en 1946 y la respuesta danesa también fue negativa. El interés estratégico de Estados Unidos (o de cualquier otro país, ya puestos) en Groenlandia es evidente en plena batalla por el Ártico y sus recursos, pero la razón última por la cual un presidente de Estados Unidos filtra una información así es asunto de los trumpólogos y otros comentaristas políticos. En 2019 es difícil, por no decir imposible, transferir la soberanía de un país a otro simplemente entregando un cheque con el suficiente número de ceros. Las compras de tierra son habituales (una empresa de Corea del Sur posee la mitad de la tierra cultivable de Madagascar, por ejemplo), pero los intercambios de territorios por dinero contante y sonante son algo del pasado. Tanto es así que hace más de sesenta años de la última vez que sucedió, y ha sucedido menos de una decena de veces en los últimos dos siglos. Repasemos la lista de los últimos territorios que trasladaron su soberanía a cambio de un puñado de billetes

Tuit de Donald Trump del 19 de agosto de 2019

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Las lenguas amenazadas del Año Nuevo

La entrada de hoy es especial por muchas razones. Primero, porque es la última del año, obviamente. Segundo, porque es la más larga de la historia del blog. Y last but not least, porque la ha escrito el formidable Simón Perera, apasionado por las lenguas del mundo que hoy nos ofrece el mayor repaso a lenguas en peligro de extinción que se haya escrito jamás en la blogocosa en español. Espero que lo disfrutéis. Podéis seguir también esta entrada en Tuíter, en el hashtag #2017Live. ¡Feliz 2017! 

31 de diciembre de 1999. Alrededor del mediodía, comenzaba en La 2 el programa de televisión más largo que habría visto nunca: El día del Milenio. Yo y mi padre — quien para la televisión es más o menos como el aceite para el agua — nos sentábamos frente al aparato durante casi 24 horas, solo interrumpidos por la cena familiar y Ramón García y Nuria Roca dando las campanadas en la 1. Durante todo ese tiempo, seguimos cómo el año 2000 llegaba a países de todo el mundo, desde Nueva Zelanda hasta los Estados Unidos. Sí, señores, no se hace uno friqui en un día.

Años más tarde, servidor comenzó a ser lector de este genial blog que ustedes leen ahora. Es tradición lógica del mismo celebrar el Año Nuevo con un seguimiento de su entrada alrededor del mundo, desde los confines orientales de la Línea de Cambio de Fecha hasta sus confines occidentales. Pasó en 2009–2010, 2013–2014, o 2014–2015. El año pasado volvimos a tener seguimiento fronterero, esta vez por Twitter, con el hashtag #2016live.

Todo esto se fue confabulando en algún lugar de mi cerebro para inspirarme a hacer algo parecido. Recorrer el mundo a medida que llegaba un año nuevo, con un hilo conductor. Y para este hilo conductor había dos posibilidades, mis pasiones: la ciencia o la lengua.

Lo único que faltaba fue acordarme de un mapa que descubrí hace unas cuantas semanas. En él, la UNESCO concretaba la posición y el estado de todas las lenguas de cuyo peligro de desaparecer tiene constancia. Una realidad que se nos antoja lejana, en el tiempo o en el espacio, pero que no lo es tanto. De las aproximadamente 2500 lenguas en peligro, muchas se hablan cerca de casa: 128, en Europa (4, en España); y cientos, en Sudamérica.

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Blok P, el infierno habitacional de Groenlandia

gronland 1960

Copenhague, 1959. El Ministro de Vivienda y Bienestar Social conversa en su despacho con un asesor barbilampiño recién diplomado en la Escuela de Alta Política de Billund. El humo de los cigarrillos, la calefacción de carbón a todo trapo y la falta de ventilación contribuyen a la atmósfera asfixiante.

– Una pregunta, Johansen
– Christianson, señor
– Lo que sea. ¿Sabes dónde está Godthåb?
– Claro, señor, aunque es preferible llamarla Nuuk por respeto al idioma local de sus moradores; es la capital y ciudad más importante de Groenlandia, la isla cuyos habitantes acaban de incorporarse como ciudadanos de pleno derecho bajo el manto de la corona, ejercida sabiamente por su majes…
– Y una mierda, Johanssen. Yo te diré lo que es. Es una cloaca en mitad del hielo, eso es lo que es. Un lugar sucio, maloliente y que da ganas de suicidarse.
– Precisamente, señor, uno de los problemas más acuciantes para los ciudadanos groenlandeses es la alta tasa de suic…
– No me toques los huevos con eso, Kristensen.
– Es Christians…
– La semana pasada estuve en esa dichosa aldea congelada y ¿sabes qué? Me dio asco. Me dio un asco inmenso. Es un sitio tan asqueroso que en el dialecto que hablan esos esquimales Nuuk debe sigificar «muérete-de-asco».
-En realidad Nuuk es la palabra en groenlandés para «cabo»…
– ¿Tengo pinta de que me importe?. Yo no sé para qué demonios queremos ese maldito iceberg gigante, se lo podíamos haber vendido a los yanquis y ahora tú y yo estaríamos en Canarias. Bueno, tú no porque eres joven e idiota, pero yo habría pillado cacho fijo.
– No le entiendo, señor
– Ni puta falta que hace, Petersen
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El verdadero tamaño de los países

Todos sabemos lo detestable que es la proyección de Mercator. Sólo hay una más detestable y es la proyección de Gail-Peters, pero esa es otra historia. La proyección de Mercator, pese a sus deficiencias, es extremadamente útil a la hora de utilizarla en navegación y para generar mapas interactivos; sin ir más lejos es la que usa Google Maps. Pese a ello, es horrible por la manera en que deforma los territorios situados en los extremos norte y sur del mapamundi, haciendo que Groenlandia parezca titánica. Bueno más titánica de lo que ya es. Para hacernos una idea de las deformaciones, nada como superponer las siluetas de los países. Y para hacerlo, nada mejor que TheTrueSize.com, una bonita aplicación sobre Google Maps que nos permite trasladar alegremente un país con todos sus habitantes al territorio de otro y comprobar el resultado, y que descubrí ayer trasteando en los Mapas de Milhaud, cuyo seguimiento feisbuquil os recomiendo encarecidamente. El caso más flagrante siempre es Groenlandia, que parece tener el tamaño de África, cuando es unas catorce veces menor. Pero también Escandinavia, Rusia, Alaska o Canadá ven incrementada su enormidad por la proyección geográfica. A continuación algunos ejemplos:

Greenland vs Africa

Así se ven Groenlandia y África en Google Maps. Debajo, las proporciones reales

Greenland vs Africa 2

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El orden de entrada en 2015, país por país

Y se acaba el año, una vez más. Se extingue 2014, amanece 2015, los caricaturistas de todo el mundo hacen la misma maldita viñeta con el año que finaliza representado por un anciano y el año que comienza personificado en un bebé, repasamos los propósitos que hicimos al iniciarse 2014 y comprobamos como hemos incumplido todos ellos, y lo que es peor, que ya por la segunda semana de febrero sabíamos que iba a ser así. Llega 2015, decíamos. Pero, obviamente, no llega a todos los lugares al mismo tiempo. De hecho hay países en los que celebrarán la entrada en 2015 mientras en otros puntos de la Tierra aún es 30 de diciembre. Y fieles a la tradición de cada año y a nuestra vocación de servicio público, y dado que ha habido cambios relevantes respecto a la situación del año pasado, vamos a repasar el orden de entrada en 2015, país por país.

Nochevieja2

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La tarta del Ártico

En agosto de 1953, el buque de la Guardia Costera Canadiense C.D. Howe depositó en un desolado rincón de isla de Ellesmere a seis familias Inuit procedentes de la Península del Labrador. Unos días antes otras tantas familias habían desembarcado 200 kilómetros al suroeste, en la Isla de Cornwallis. Los inuit fueron llevados hasta allí por el gobierno canadiense, y dejados en medio de una zona deshabitada del tamaño de la Península Ibérica, mil kilómetros por encima del Círculo Polar Ártico, supuestamente con herramientas, víveres y pieles de caribú suficientes para pasar el invierno y aclimatarse a su nuevo hogar. Sobre el papel, la razón del traslado era evitar la dependencia de los servicios sociales de los inuit, aliviar la sobrepoblación de los asentamientos del Labrador y retornar a los inuit a su estilo de vida tradicional. Sobre el papel, el traslado fue voluntario. La realidad, según los inuit, era bastante distinta: el traslado fue forzoso, los inuit acudieron engañados y el motivo del traslado no era otro que usar a los inuit como banderas humanas para reforzar la soberanía de Canadá sobre el gigantesco y casi completamente deshabitado Archipiélago Ártico en un contexto histórico, la guerra fría, en el que todo temor parecía estar justificado.

Resolute Bay 1954

El asentamiento inuit actualmente conocido como Resolute, en 1954,  un año después del traslado (fuente

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La frontera terrestre entre Canadá y Dinamarca

La isla de Hans es un peñasco aislado en mitad del Canal de Kennedy, un brazo de mar que separa la isla canadiense de Ellesmere de Groenlandia. Con una superficie de unas 130 hectáreas (1,3 km2), y situada a 80º de latitud norte, es una piedra desierta sin el menor interés. Está deshabitada, no tiene recursos minerales, ni tampoco una flora o fauna reseñables. Un sitio bastante aburrido, en suma. Sin embargo, las más altas instancias diplomáticas de Canadá y Dinamarca han llevado a ese pedazo de roca a las páginas de los periódicos durante los últimos años, con declaraciones cruzadas, simbólicas tomas de posesión, clavado de banderas, barcos de guerra y demás parafernalia patriótica. Lo cierto es que, visto desde fuera, la pregunta no debería ser de quién es la isla sino para qué demonios la querría nadie. El por qué es algo que tiene que ver con muchas cosas, ninguna de las cuales se encuentra en esa roca baldía.

Hans 1

La isla de Hans, un pedrusco tan aburrido como polémico

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Volar durante horas sin salir del país: el vuelo doméstico más largo del mundo

Como prometí en la anterior entrada, hoy vamos a revisar cuáles son los vuelos más largos con origen y destino en un mismo país. Hay ciertas normas para ello: han de ser vuelos regulares directos, o sea, programados, que se puedan comprar en la web y sin escalas ni paradas técnicas. El origen y el destino deben formar parte indudablemente del mismo país aunque el vuelo cruce el espacio aéreo de otro u otros estados. Y ya. Como en la anterior ocasión, los cálculos están hechos con, y los mapas sacados de, gcmap.com. Las duraciones de los vuelos y los aviones utilizados son los que aparecen en las propias webs de las aerolíneas. ¡Despegamos!

22px-Flag_of_the_United_States.svg  21.- Agaña, Guam-Honolulu, Hawáii (Estados Unidos): 6.117 kilómetros

Guam es la más grande y meridional de las Islas Marianas. Pertenece a Estados Unidos desde 1898, cuando le fue arrebatada a España en la misma guerra en la que nuestro país palmó Cuba y Filipinas (se entiende la depresion que agarraron nuestros tatarabuelos). Actualmente es un territorio no incorporado (lo que quiere decir que no pertenece de manera integral a la Unión; lo mismo le pasa a la Samoa Americana o a Washington D.C.) y figura como uno de los territorios no autónomos pendientes de descolonizar según la ONU. La United Airlines opera varios vuelos semanales entre la colonia (por decirle así) y Honolulu, la ciudad más poblada de Hawaii. 7 horas y 20 minutos en un Boeing 777 que realiza estas dos escalas en su largo recorrido entre el sudeste asiático y la costa oeste norteamericana.

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Mi patria chica es un continente. Las entidades subnacionales más grandes de la Tierra

Todos sabemos que el país más grande del mundo es la Unión Soviética, o lo sabíamos hasta que Gorbachov trajo esa cosa rara de la Perestroika y la cosa se le fue de las manos. El heredero principal de aquel imperio, la Federación Rusa, es el Estado independiente más grande del mundo, con una superficie que casi dobla a los dos siguientes (Canadá y Estados Unidos, o China, según se cuenten o no algunas reclamaciones territoriales chinas). Pero salvo el caso Vaticano, todos los estados independientes tienen su organización territorial, grande o pequeña (en el caso de Nauru o San Marino más bien lo segundo), y en algunos casos las provincias o territorios que suponen el primer nivel de la división administrativa de un país son mucho más grandes que la mayoría de los países del mundo. Y de eso va la entrada de hoy.

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Curiosidades y rarezas de los husos horarios (primera parte)

Pese a lo que pudiera pensarse, en el mundo hay bastantes más de 24 zonas horarias. Es más, entre la primera y la última por orden cronológico hay más de 24 horas de diferencia. En total son 39 zonas horarias oficiales diferentes, más alguna no oficial, con un recorrido total de 26 horas. Es decir, la diferencia horaria entre el lugar más avanzado cronológicamente (el primer en entrar en cada nuevo día) y el lugar más rezagado es de 26 horas. Ligeramente antiintuitivo teniendo en cuenta que un día dura 24 horas, pero así es el extraño mundo de la hora oficial.

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Mapamundi de los husos horarios (clic para ampliar)

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