La isla de la Unión. Cómo Argentina y Uruguay llegaron a tener una frontera seca en un enclave

Uno de los puestos de mayor responsabilidad en cualquier navío del siglo XVI era el de despensero. Su labor consistía en racionar las provisiones (alimentos, agua, vino) del buque en los viajes de larga distancia, de los que en aquella época España y Portugal enviaron unos cuantos alrededor del mundo. El 8 de octubre de 1515 el expedicionario Juan Díaz de Solis partió desde Sanlúcar de Barrameda con la intención de hallar un camino entre la Península Ibérica y las Islas Molucas rodeando el continente americano. Tras cruzar el Océano y llegar a las costas brasileñas emprendieron el viaje al sur. En febrero de 1616 llegaron al estuario del Río de la Plata, siendo los primeros europeos en alcanzar el lugar. Por esas fechas el despensero de la expedición murió de fiebres, escorbuto o cualquier otra de las mil causas que mataban a los marinos a puñados. Solís decidió desembarcar en la primera isla que encontró y darle al despensero cristiana sepultura. Ese despensero se llamaba Martín García y la isla donde fue enterrado lleva su nombre. En los siguientes cinco siglos la exigua superficie del islote concentró gran parte de las historias de Argentina y Uruguay y acabó convirtiéndose en una excepcionalidad geográfica y fronteriza de primer orden, en la que a una isla de un país acaba brotándole un apéndice que legalmente pertenece a otro país.

Martín García desde el aire. No toda la tierra que se ve en la fotografía es argentina

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Los ocho elementos más absurdos que se pueden encontrar en las banderas nacionales

Las banderas nacionales tal y como hoy las conocemos, representativas de un pueblo o de una nación independiente, son un producto de las revoluciones liberales burguesas del siglo XVIII y del auge del nacionalismo romántico en el siglo XIX. Son representaciones de un grupo, símbolos que subliman el sentimiento de pertenencia a la tribu consustancial al ser humano. El proceso de adopción de una bandera nacional va desde la adaptación de alguna enseña de guerra cuyas raíces se hunden en el mito y la noche de los tiempos (caso de Dinamarca) hasta la celebración de un concurso de diseño popular (casos de China y Nigeria, entre otros que podéis leer en casa del Mapache vexilólogo). Por poner un ejemplo, repasemos la historia de la bandera española, que es la que tengo más a mano. Una canción de nuestro ejército dice algo así como «Con la sangre de un patriota/ y con un rayo de sol/ hizo Dios una bandera/ y se la dio al pueblo español«. Ohhh qué bonito, lágrimas como balones de fútbol ruedan por mis mejillas antes de caer al polvo del camino. Pero mire usted, no. Ni Dios, ni patriota, ni sol ni leches en vinagre. La bandera española tiene los colores que tiene porque se ven bien desde lejos. Si en la época de Carlos III se hubieran inventado los colores flúor la bandera española se confundiría con los apuntes de un estudiante de bachillerato. Se supone que los colores, los emblemas o las insignias presentes en una bandera son alegorías de cualidades geográficas, étnicas, históricas o políticas del país al que representan. Pero es mentira. Una bandera, queridos, es un trapo de colores. Punto. Y para probarlo vamos a dar un paseo por las aberraciones presentes en las banderas nacionales del ancho mundo.

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El orden de entrada en 2015, país por país

Y se acaba el año, una vez más. Se extingue 2014, amanece 2015, los caricaturistas de todo el mundo hacen la misma maldita viñeta con el año que finaliza representado por un anciano y el año que comienza personificado en un bebé, repasamos los propósitos que hicimos al iniciarse 2014 y comprobamos como hemos incumplido todos ellos, y lo que es peor, que ya por la segunda semana de febrero sabíamos que iba a ser así. Llega 2015, decíamos. Pero, obviamente, no llega a todos los lugares al mismo tiempo. De hecho hay países en los que celebrarán la entrada en 2015 mientras en otros puntos de la Tierra aún es 30 de diciembre. Y fieles a la tradición de cada año y a nuestra vocación de servicio público, y dado que ha habido cambios relevantes respecto a la situación del año pasado, vamos a repasar el orden de entrada en 2015, país por país.

Nochevieja2

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Ciudades divididas: Rivera y Santana do Livramento (por Marcelo Pericic)

Lo bueno que tiene ser un blogger famoso en todo el orbe, además de los millones de euros de la cuenta corriente, los yates, los descapotables y demás, es que los lectores se ofrecen para escribir por uno. Así pues, Marcelo, uno de los lectores argentinos más activos, me envió esta fantástica crónica de viaje a las ciudades gemelas de Riviera (Uruguay) y Santana do Livramento (Brasil). Como en anteriores ocasiones, todo el mérito que tiene la entrada es suyo, y cualquier errata es atribuible a mi manifiesta y mundialmente reconocida incompetencia.

Paso internacional entre Colón (Argentina) y Paysandú (Uruguay).

Me gusta definirme como viajero. He recorrido toda la Argentina a lo largo de muchos viajes, a veces en auto manejando miles de kilómetros y a veces en omnibús y avión. Cuando me propuse recorrer Uruguay, pensé que, dado el tamaño del país, con diez días bastaría. Una de las primeras etapas consistió en llegar hasta Rivera, manejando desde Buenos Aires. En Argentina es conocido el hecho de que «hay un pueblo en Uruguay que está tan cerca de Brasil que basta cruzar la calle». Desde la frontera con Argentina (ColónPaysandú) hasta el otro lado del país, en Riviera, son como 340 kilómetros de carretera limpia, rodeada de puro campo uruguayo, y sin apenas paradas en el camino. Entre Paysandú y Tacuarembó, la siguiente ciudad digna de mención en el recorrido, hay doscientos cincuenta kilómetros, sin una sola estación de servicio, que yo recuerde. Tacuarembó es el lugar donde, según los uruguayos, nació el gran Carlos Gardel (según otras fuentes nació en Francia; lo único que es seguro es que es tan Argentino como el mate, el dulce de leche y el asado de los domingos). Desde Tacuarembó hasta Rivera hay poco más de cien kilómetros, sin nada en el medio. Uno podría salir de Argentina y llegar a Brasil tocando sólo tres ciudades en el recorrido.

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Los mapas de España y Argentina, reordenados por población (actualizado: añadidos EEUU, Uruguay, México y Cataluña)

Después de ver el mapa del mundo reordenado por población, Tucumano decidió hacer lo propio con las provincias de Argentina, y yo, herido en mi orgullo patrio, no pude sino hacer lo mismo con las comunidades autónomas españolas, y, ya puestos, también con las provincias. Así, en los mapas que figuran en esta entrada, las provincias más grandes llevan el nombre de las provincias más pobladas, lo que deja, como era de esperar, los mapas irreconocibles y llenos de curiosidades. Ahí van:

Mapa de España en el que las autonomías más grandes son también las más pobladas (clic para ampliar). El real, aquí.

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