Coronavirus en el mar: ¿a dónde han ido todos los cruceros del mundo?

El 20 de enero de 2020 el crucero Diamond Princess abandonó el puerto de Yokohama con 2.666 pasajeros a bordo, además de 1.045 miembros de la tripulación. Entre los pasajeros iba un hombre de 80 años, natural de Hong Kong, que había estado en Shenzen, justo al otro lado de la frontera de la ex colonia con la China continental, apenas unos días antes de volar a Yokohama. Cinco días después, y con los síntomas típicos de un resfriado leve, el hombre abandonó el barco al pasar este por su lugar de residencia. El crucero continuó su viaje sin incidentes, pasando entre otros lugares por Taiwán, hasta el 1 de febrero. Ese día, nuestro pasajero hongkonés acudió al hospital con un cuadro de fiebre alta e insuficiencia respiratoria, y le realizaron una prueba PCR para detectar una infección por Covid-19, que resultó ser positiva. La información llegó ese mismo día al Diamond Princess, que fue puesto en cuarentena en el puerto de Okinawa. Pocos días después, el buque era el lugar del mundo con más contagios detectados después de China. Comenzaba así una pesadilla para todas las compañías de cruceros del mundo, que no sólo aún no ha terminado sino que tampoco tiene pinta de ir a hacerlo pronto.

Personal médico entrando al Diamond Princess en febrero (NPR)

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Cuando volar era una aventura. Las primeras rutas de larga distancia de la aviación comercial

En marzo de 2018 la compañía Qantas, aerolínea de bandera australiana, inauguró la primera ruta aérea sin escalas entre Europa y Australia con un vuelo que conecta los aeropuertos de Londres Heathrow y Perth, en la costa oeste del continente. Diecisiete horas en el aire en un asiento de comodidad francamente discutible no parece el mejor de los planes, pero si comparamos eso con la travesía casi interminable de los primeros vuelos intercontinentales resulta que es poco menos que un milagro. Volar largas distancias hace tres cuartos de siglo era, aparte de carísimo, una aventura que podía poner a prueba la paciencia de cualquiera, pero sobre todo era un desafío técnico, logístico y personal de primera magnitud. Los pilotos eran poco menos que héroes o estrellas del rock, y cruzar el mundo en avión requería casi tantas escalas como horas en el aire.

De Inglaterra a la India en 7 días con Imperial Airways, la aerolínea británica (Mary Evans Picture Library)

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Un país en un suspiro: los estados independientes más breves de la Historia

Cuenta la leyenda que allá por el año 297 de nuestra era un albañil nacido en la isla dálmata de Rab emigró a Rimini para unirse a los trabajos de reconstrucción de las murallas de la ciudad. Seis años después, y tras haberse ordenado sacerdote, se instaló en el Monte Titano, donde fundó un monasterio, que con los años se expandió hasta controlar gran parte de las tierras alrededor del lugar. Aquel albañil nacido en lo que hoy es Croacia llegó a ser Santo, y las tierras alrededor del monasterio que fundó hoy llevan su nombre: San Marino. El pequeño país reclama para sí el puesto de estado más antiguo del mundo, fundado hace 1.715 años. Otros estados, sin embargo, no tuvieron la misma suerte de atravesar indemnes los siglos y desaparecieron. Algunos duraron siglos, otros años y otros, como los que vamos a ver hoy, no llegaron a durar un fin de semana.

Si parpadeas te lo pierdes

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Los días que no existieron (y los que se repitieron)

La unificación del calendario (o, dicho de otro modo, la adopción generalizada del calendario gregoriano) fue un proceso histórico de siglos de duración, que comenzó en Europa en el siglo XVI y acabó tres siglos y medio más tarde. Antes de que el calendario actual se extendiera por todo el mundo, decenas de formas diferentes de contar el tiempo convivían en todos los continentes, muchas de las cuales siguen en uso en mayor o menor medida. La unificación del tiempo tuvo una serie de consecuencias de lo más variada, pero hoy vamos a hablar de una de ellas: los días que desaparecieron.

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Diez personas que vivieron en un aeropuerto (primera parte)

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El antropólogo francés Marc Augé definió en cierta ocasión los aeropuertos como no-lugares, sitios de paso, meros trámites, tránsitos obligatorios pero insípidos, neutros, que nada aportan al que los visita. Englobaba en la misma categoría las habitaciones de hotel, las autopistas, los supermercados y en general esos lugares rutinarios que cruzamos sin detenernos camino de nuestro verdadero destino, sea el que sea. Los aeropuertos son un espacio donde centenares de miles de historias individuales convergen a diario, ignorándose mutuamente. Para la mayoría, la estancia en el aeropuerto es una obligación engorrosa, agravada con las cada vez más estrictas medidas de seguridad. Para otros un aeropuerto sigue siendo una aventura, una oportunidad de ver y hacer algo distinto, un sitio capaz de provocar mariposas en el estómago. Para algunos elegidos el aeropuerto es su lugar de trabajo, su obra, su oficina. Y para unos cuantos desafortunados, el aeropuerto es su casa, el lugar donde duermen, o incluso donde viven todo el día. Las razones que pueden llevar a alguien a residir de forma permanente o temporal en un aeropuerto van desde lo risible hasta lo trágico. Hoy vamos a repasar las historias de diez de estas personas.

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Y tú, ¿de qué país te independizaste? Madre Patria around the world

Madre Patria es como en ocasiones se refieren a España los habitantes de los países americanos donde la lengua mayoritaria es el castellano, y cuyo territorio formó parte del vasto imperio español hace algunos siglos. Es algo que a algunos españoles nos pone tiernotes (a mí me pasó con dos puertorriqueños en Manhattan y oye, que emoción), que nos da la sensación de pertenecer a un ente superior a nuestro propio país: la Hispanidad. No en vano el 12 de octubre, fiesta nacional española, celebra eso mismo, la Hispanidad. El caso es que la Madre Patria es el país del que casi todas las naciones de Hispanoamérica se independizaron a principios del siglo XIX; y hoy vamos a ver aquí qué países son los más Patriomaternales del mundo, es decir, aquel del que más países se han independizado. Ahí va la lista.

Imperios coloniales español y portugués durante la Unión Ibérica (1580-1640)

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La Cádiz de Ohio (y la de California, y la de Filipinas, y…)

Cádiz es una de las ciudades más antiguas de España y de Europa. La tradición dice que fue fundada a finales del siglo XII antes de nuestra era, lo que viene a significar que lleva unos 3.100 años habitada. Con semejantes credenciales la Historia gaditana es larga y tortuosa, desde las Guerras Púnicas a La Pepa, como corresponde a uno de los lugares con más solera de España. Pero la Tacita de Plata (sobrenombre que he de confesar que encuentro cursi hasta el horror y que a pesar de ello comparte con media docena de ciudades) no es la única Cádiz que existe. En Estados Unidos encontramos hasta cuatro más, un póker gaditano que no tiene ni tanto nombre ni tanta historia (ni, desde luego, unos carnavales tan espectaculares) pero que bien merece un reconocimiento.

Welcome to Cadiz, Ohio (fuente)

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Pongamos que hablo… de Barcelona

sagradaEn un año como este, en el que el Fútbol Club Barcelona ha ganado todos los títulos sobre la faz de la Tierra (mal que nos pese a los merengones empedernidos) la Ciudad Condal está, sencillamente, de moda. Por si fuera poco una película que lleva el nombre de la ciudad ha ganado un Óscar. La capital catalana es más conocida que nunca fuera de las fronteras españolas. Y quizá más de lo que imaginamos; como en otras ocasiones hicimos con Madrid y Valencia hoy recorreremos las Barcelonas del mundo.

EscudosPero volvamos al Fútbol Club Barcelona. Observen atentamente los escudos a la derecha de estas líneas. ¿Encuentran alguna similitud, quizá? ¿Un ligero parecido? Los lectores de Café Fútbol, el blog no oficial de la Copa Intertoto y el único lugar en el que podrán conocer cuántos espectadores acudieron al estadio del Skonto de Riga en sus últimos partidos  (un blog maravilloso, en suma), los lectores de Café Fútbol, decía, ya sabrán, como gente leída y viajada que son, que el escudo de la derecha es el del Barcelona Sporting Club, de Guayaquil, Ecuador. El parecido es de todo menos casual, pero contrariamente a lo que se cree, el Barcelona de Guayaquil no le debe su nombre al club de fútbol, sino a la propia ciudad. El fundador del más exitoso de los clubes ecuatorianos (o uno de ellos) fue el barcelonés Eutimio Pérez, que homenajeó así a su ciudad natal. El primer escudo del equipo se inspiró en el de la ciudad, y sólo unos cuantos años más tarde se adoptaría el plagio al del Barça. Las estrellas que rodean el escudo del club ecuatoriamo representan las ligas (trece) que han logrado ganar, la última en 1997.

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Pongamos que hablo… de Valencia

La temporada 2003-2004 fue sin duda la más gloriosa de toda la historia del Valencia Fútbol Club. En un año mágico se llevó a sus vitrinas su sexta Liga española y, sobre todo, su segundo título europeo, la Copa de la UEFA. Aquel año los valencianistas estaban orgullosos, y con razón, de que su club paseara el nombre de su ciudad por el mundo. Pero resulta que el nombre de la ciudad ya se había paseado mucho antes, dejando pequeños hijos de la ciudad del Turia por todo el planeta.

Escudo de Valencia, Bohol

Es el caso de la ciudad de Valencia situada en la isla filipina de Bohol. Hasta 1867 se llamaba Panagatan, nombre que venía a significar «poner en un lugar elevado», y que le venía de la costumbre, muy saludable, de los pescadores locales de sacar las barcas del agua para evitar la furia de los monzones. En ese año un obispo español fue asignado a la ciudad, y procedió a cambiarle el nombre y ponerle el de la ciudad levantina española. En aquella época la localidad estaba habitada por unas siete mil personas. Actualmente cuenta con unos 28.000 habitantes.

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Pongamos que hablo de Madrid

Allá donde se cruzan los caminos/donde el mar no se puede concebir. Así comienza la famosísima canción de Sabina versionada más tarde por Los Porretas. Rafael Alberti cantó lo que se siente cuando uno es hombre de mar y le toca vivir en el centro de la Meseta, en su fantástico libro Marinero en Tierra. Pero la cosa podría haber sido diferente si hubiera vivido en otra Madrid. Porque la capital de España no tiene mar, pero Madrid sí que lo tiene. Y no me refiero a Valencia como Playa de Madrid, conste.

Escudo de Madrid, Surigao del Sur (click para ampliar)La ciudad de Madrid que tiene mar se encuentra en la isla filipina de Mindanao, y forma parte de la provincia de Surigao del Sur. En la actualidad cuenta con algo más de catorce mil habitantes, y fue originariamente un pequeño emplazamiento con unas pocas casas dispersas perteneciente a Cantilán, ciudad fundada por misioneros españoles en 1851. Su nombre original era Linibunan, que en tagalo significa «Lugar cubierto». No fue hasta 1901, tres años después de la independencia de Filipinas, cuando cambió su nombre y pasó a llamarse como la capital de España. El sacerdote español Paulino García, párroco de Cantilán, propuso cristianizar el nombre del barrio, y qué mejor nombre que Madrid, la capital de la potencia colonial que había cristianizado las islas. El nombre fue aceptado por la población local, y así nació la ciudad de Madrid que tiene mar.

Pero hay más Madrides desparramadas por el mundo. Una rápida visita a la Wikipedia nos desvela otra en Colombia y hasta nueve en Estados Unidos, además de otra ciudad llamada Nuevo Madrid, capital del condado del mismo nombre. Veamos dónde están algunas de ellas, y por qué se llaman así.

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