Diez personas que vivieron en un aeropuerto (segunda parte)

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5.22px-Flag_of_Russia.svgZahra Kamalfar – 10 meses – Aeropuerto de Moscú Sheremetyevo (Rusia)

Tras ser encarcelada por manifestarse contra el régimen iraní, Zahra Kamalfar se escapó del país a principios de 2006 aprovechando un permiso, junto con sus dos hijos. Con documentos falsos conseguidos por su familia voló a Moscú y de allí a Fráncfort, con la idea de trasladarse a Canadá, donde tenían familia. Sin embargo, las autoridades alemanas detectaron sus falsos pasaportes y la familia fue devuelta a Rusia. Tras encerrarlos unas semanas en un hotel moscovita las autoridades rusas trasladaron a los tres al aeropuerto y trataron de devolverla a Irán pero una campaña de apoyo popular y la intervención del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados permitieron finalmente cancelar la repatriación, con Kamalfar y sus hijos ya en el aeropuerto. Durante diez meses esperaron en la zona de tránsito de Sheremetyevo, hasta que en marzo de 2007 finalmente las autoridades canadienses le concedieron el asilo político y pudo volar a Vancouver.

Fuentes: 1, 2, 3, 4

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Zahra Kamalfar y sus dos hijos, en el aeropuerto de Moscú-Sheremetyevo (fuente)

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Diez personas que vivieron en un aeropuerto (primera parte)

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El antropólogo francés Marc Augé definió en cierta ocasión los aeropuertos como no-lugares, sitios de paso, meros trámites, tránsitos obligatorios pero insípidos, neutros, que nada aportan al que los visita. Englobaba en la misma categoría las habitaciones de hotel, las autopistas, los supermercados y en general esos lugares rutinarios que cruzamos sin detenernos camino de nuestro verdadero destino, sea el que sea. Los aeropuertos son un espacio donde centenares de miles de historias individuales convergen a diario, ignorándose mutuamente. Para la mayoría, la estancia en el aeropuerto es una obligación engorrosa, agravada con las cada vez más estrictas medidas de seguridad. Para otros un aeropuerto sigue siendo una aventura, una oportunidad de ver y hacer algo distinto, un sitio capaz de provocar mariposas en el estómago. Para algunos elegidos el aeropuerto es su lugar de trabajo, su obra, su oficina. Y para unos cuantos desafortunados, el aeropuerto es su casa, el lugar donde duermen, o incluso donde viven todo el día. Las razones que pueden llevar a alguien a residir de forma permanente o temporal en un aeropuerto van desde lo risible hasta lo trágico. Hoy vamos a repasar las historias de diez de estas personas.

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