Un pueblo llamado Satanás

Hace 17 años, 6 meses y 5 días se publicó la primera anotación en este blog. La de hoy hace la número 666. Y una cifra tan particular bien amerita un texto especialmente dedicado. Hoy nos vamos a ir de paseo por la toponimia más luciferina del mundo. Empezando, por qué no, por Estados Unidos:

El reino de Satán, Massachussets

La triple frontera entre Vermont, Nuevo Hampshire y Massachussets está señalizada por un mojón de granito de metro y medio de alto en mitad de un bosque tan frondoso que la luz del sol nunca toca el suelo. Es un lugar resplandeciente de verdor y humedad a la orilla del río Connecticut. Nadie lo asociaría a primera vista con el infierno, pero la piedra está a muy pocos kilómetros del Reino de Satán. Concretamente de Satan’s Kingdom, un poblado minúsculo y deshabitado compuesto por unas pocas cabañas de leñadores, cuyo mayor atractivo es una zona de fauna protegida. Como pasa en ocasiones, no se conoce el origen de nombre del lugar. Las dos teorías más extendidas afirman que un paisano salió de la iglesia después de un sermón sobre las llamas del infierno y se encontró un pequeño incendio forestal, que consideró una señal divina. La otra se refiere a la abundancia de serpientes venenosas, como la del relato bíblico de Adán y Eva.

Si en un lugar llamado Satanás no haces esto, no tienes corazón. Ni cabeza (I am a Honeybee)

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Tu moneda me suena (2): las monedas de curso legal que se llaman igual aunque sean diferentes

La moneda que más países utilizan como oficial en el mundo es el Euro: los veinte estados de la Eurozona, más cuatro microestados europeos, a los que se suman Montenegro y Kosovo. Pero Euro sólo hay uno. La segunda moneda utilizada por un mayor número de naciones es el Franco CFA, oficial en 14 países africanos. Francos, sin embargo, hay muchos. Emitidos por países y bancos centrales diferentes, pero que comparten el mismo nombre. Y eso es lo que vamos a ver hoy aquí: Monedas que comparten nombre alrededor del mundo.

Billete de mil francos suizos, uno de los más valiosos del mundo (equivale a más de mil euros)

Hay algunas monedas que se repiten sólo un par de veces, como el Leu (Rumanía y Moldavia), el Manat (Turkmenistán y Azerbaiyán) o el Won (las Coreas). Sorprendentemente, tengo un ejemplar de cada en mi casa. Con tres monedas diferentes llamadas igual están el Rublo (Rusia, Bielorrusia y Transnistria), y el Dirham (Emiratos Árabes, Marruecos y Armenia, donde se llama Dram, pero el origen etimológico de la palabra es el mismo). A partir de aquí las cifras crecen

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Qué países hacen referencia a otros países en sus himnos nacionales: el mapa

No hay himno que los aficionados de la Fórmula 1 reconozcan más que el de los Países Bajos. 51 veces se ha reproducido en las últimas 4 temporadas en honor a Max Verstappen, tantas como victorias del holandés. Lo que menos gente conoce es que en la primera estrofa la letra menciona al Rey de España:

Yo soy Guillermo de Nassau
de sangre germana,
me mantendré leal a mi patria
hasta el día en el que muera.
Yo soy un príncipe de Orange,
libre e impávido,
al Rey de España
siempre he honrado.

¿Es normal que el himno nacional de un país mencione otro país distinto? Pues… sorprendentemente sí, o al menos más de lo que uno podría esperar. He aquí el mapa de los himnos nacionales que mencionan a otras naciones.

Clic en la imagen para ampliar. Fuente: Reddit

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Un coche cae por un terraplén en Uruguay y acaba en Brasil

¿A quién no le ha pasado alguna vez? Arrancar el coche pensando que ha puesto la marcha atrás y que en realidad el coche esté en segunda y salga dando un bote hacia adelante. Lo que es más infrecuente es que eso suceda justo al borde de un terraplén, y aún menos habitual es que ese terraplén en particular forme parte de una frontera internacional.

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La isla de la Unión. Cómo Argentina y Uruguay llegaron a tener una frontera seca en un enclave

Uno de los puestos de mayor responsabilidad en cualquier navío del siglo XVI era el de despensero. Su labor consistía en racionar las provisiones (alimentos, agua, vino) del buque en los viajes de larga distancia, de los que en aquella época España y Portugal enviaron unos cuantos alrededor del mundo. El 8 de octubre de 1515 el expedicionario Juan Díaz de Solis partió desde Sanlúcar de Barrameda con la intención de hallar un camino entre la Península Ibérica y las Islas Molucas rodeando el continente americano. Tras cruzar el Océano y llegar a las costas brasileñas emprendieron el viaje al sur. En febrero de 1616 llegaron al estuario del Río de la Plata, siendo los primeros europeos en alcanzar el lugar. Por esas fechas el despensero de la expedición murió de fiebres, escorbuto o cualquier otra de las mil causas que mataban a los marinos a puñados. Solís decidió desembarcar en la primera isla que encontró y darle al despensero cristiana sepultura. Ese despensero se llamaba Martín García y la isla donde fue enterrado lleva su nombre. En los siguientes cinco siglos la exigua superficie del islote concentró gran parte de las historias de Argentina y Uruguay y acabó convirtiéndose en una excepcionalidad geográfica y fronteriza de primer orden, en la que a una isla de un país acaba brotándole un apéndice que legalmente pertenece a otro país.

Martín García desde el aire. No toda la tierra que se ve en la fotografía es argentina

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Los ocho elementos más absurdos que se pueden encontrar en las banderas nacionales

Las banderas nacionales tal y como hoy las conocemos, representativas de un pueblo o de una nación independiente, son un producto de las revoluciones liberales burguesas del siglo XVIII y del auge del nacionalismo romántico en el siglo XIX. Son representaciones de un grupo, símbolos que subliman el sentimiento de pertenencia a la tribu consustancial al ser humano. El proceso de adopción de una bandera nacional va desde la adaptación de alguna enseña de guerra cuyas raíces se hunden en el mito y la noche de los tiempos (caso de Dinamarca) hasta la celebración de un concurso de diseño popular (casos de China y Nigeria, entre otros que podéis leer en casa del Mapache vexilólogo). Por poner un ejemplo, repasemos la historia de la bandera española, que es la que tengo más a mano. Una canción de nuestro ejército dice algo así como «Con la sangre de un patriota/ y con un rayo de sol/ hizo Dios una bandera/ y se la dio al pueblo español«. Ohhh qué bonito, lágrimas como balones de fútbol ruedan por mis mejillas antes de caer al polvo del camino. Pero mire usted, no. Ni Dios, ni patriota, ni sol ni leches en vinagre. La bandera española tiene los colores que tiene porque se ven bien desde lejos. Si en la época de Carlos III se hubieran inventado los colores flúor la bandera española se confundiría con los apuntes de un estudiante de bachillerato. Se supone que los colores, los emblemas o las insignias presentes en una bandera son alegorías de cualidades geográficas, étnicas, históricas o políticas del país al que representan. Pero es mentira. Una bandera, queridos, es un trapo de colores. Punto. Y para probarlo vamos a dar un paseo por las aberraciones presentes en las banderas nacionales del ancho mundo.

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El orden de entrada en 2015, país por país

Y se acaba el año, una vez más. Se extingue 2014, amanece 2015, los caricaturistas de todo el mundo hacen la misma maldita viñeta con el año que finaliza representado por un anciano y el año que comienza personificado en un bebé, repasamos los propósitos que hicimos al iniciarse 2014 y comprobamos como hemos incumplido todos ellos, y lo que es peor, que ya por la segunda semana de febrero sabíamos que iba a ser así. Llega 2015, decíamos. Pero, obviamente, no llega a todos los lugares al mismo tiempo. De hecho hay países en los que celebrarán la entrada en 2015 mientras en otros puntos de la Tierra aún es 30 de diciembre. Y fieles a la tradición de cada año y a nuestra vocación de servicio público, y dado que ha habido cambios relevantes respecto a la situación del año pasado, vamos a repasar el orden de entrada en 2015, país por país.

Nochevieja2

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Ciudades divididas: Rivera y Santana do Livramento (por Marcelo Pericic)

Lo bueno que tiene ser un blogger famoso en todo el orbe, además de los millones de euros de la cuenta corriente, los yates, los descapotables y demás, es que los lectores se ofrecen para escribir por uno. Así pues, Marcelo, uno de los lectores argentinos más activos, me envió esta fantástica crónica de viaje a las ciudades gemelas de Riviera (Uruguay) y Santana do Livramento (Brasil). Como en anteriores ocasiones, todo el mérito que tiene la entrada es suyo, y cualquier errata es atribuible a mi manifiesta y mundialmente reconocida incompetencia.

Paso internacional entre Colón (Argentina) y Paysandú (Uruguay).

Me gusta definirme como viajero. He recorrido toda la Argentina a lo largo de muchos viajes, a veces en auto manejando miles de kilómetros y a veces en omnibús y avión. Cuando me propuse recorrer Uruguay, pensé que, dado el tamaño del país, con diez días bastaría. Una de las primeras etapas consistió en llegar hasta Rivera, manejando desde Buenos Aires. En Argentina es conocido el hecho de que «hay un pueblo en Uruguay que está tan cerca de Brasil que basta cruzar la calle». Desde la frontera con Argentina (ColónPaysandú) hasta el otro lado del país, en Riviera, son como 340 kilómetros de carretera limpia, rodeada de puro campo uruguayo, y sin apenas paradas en el camino. Entre Paysandú y Tacuarembó, la siguiente ciudad digna de mención en el recorrido, hay doscientos cincuenta kilómetros, sin una sola estación de servicio, que yo recuerde. Tacuarembó es el lugar donde, según los uruguayos, nació el gran Carlos Gardel (según otras fuentes nació en Francia; lo único que es seguro es que es tan Argentino como el mate, el dulce de leche y el asado de los domingos). Desde Tacuarembó hasta Rivera hay poco más de cien kilómetros, sin nada en el medio. Uno podría salir de Argentina y llegar a Brasil tocando sólo tres ciudades en el recorrido.

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Los mapas de España y Argentina, reordenados por población (actualizado: añadidos EEUU, Uruguay, México y Cataluña)

Después de ver el mapa del mundo reordenado por población, Tucumano decidió hacer lo propio con las provincias de Argentina, y yo, herido en mi orgullo patrio, no pude sino hacer lo mismo con las comunidades autónomas españolas, y, ya puestos, también con las provincias. Así, en los mapas que figuran en esta entrada, las provincias más grandes llevan el nombre de las provincias más pobladas, lo que deja, como era de esperar, los mapas irreconocibles y llenos de curiosidades. Ahí van:

Mapa de España en el que las autonomías más grandes son también las más pobladas (clic para ampliar). El real, aquí.

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