El Lago Eyre es probablemente una de las mayores exageraciones toponímicas de la geografía mundial. Llamar lago a una tierra árida y sedienta que recibe algo de humedad una vez cada varios años es toda una hipérbole. Cada medio siglo o así, la lluvia permite que el suelo seco y salado se cubra de agua hasta donde alcanza la vista, y entonces sí es un lago, pero el resto del tiempo es una parte más del desierto que le rodea. Y en ese desierto en medio del ya de por sí desértico Outback australiano, alguien fue tan audaz como para establecer un rancho, que siglo y medio más tarde es no sólo el más grande del mundo, sino el más enorme que jamás haya conocido la humanidad. Anna Creek Station, una hacienda del tamaño de Eslovenia.







El tamaño de las cosas es relativo. En España, y en la mayor parte de Europa, el pueblo de al lado es una localidad cercana, a la que se podría ir dando un paseíto en una agradable tarde primaveral. En Australia las cosas no son tan sencillas. Dos tercios de los casi ocho millones de kilómetros cuadrados del país son puro desierto (el Outback), y entre un pueblo y el de al lado puede haber cosa de cien kilómetros, si no más. Los términos municipales más grandes de España son los de 