Un Dominio de Nivel Superior Geográfico (o ccTLD, por sus siglas en inglés) es el código de país de dos letras que aparece al final de algunas direcciones web. Por ejemplo, .es (España), .cl (Chile)o .mx (México). Se crearon a mediados de los años ochenta junto con los dominios genéricos .com, .net o .org, entre otros. A diferencia de los dominios genéricos son gestionados por organizaciones en cada uno de los diferentes países. En total hay 248 dominios geográficos registrados en la base de datos del ICANN, la organización encargada de introducir los nuevos dominios en la red, entre otras muchas tareas. No sólo cada país independiente tiene el suyo, sino también cada región especial de las que aparece en el ISO 3166-1, que es el estándar internacional de la ISO referido a los códigos de países, basado a su vez en los boletines de la Organización de Naciones Unidas, razón por la cual Kosovo y otras naciones con reconocimiento internacional limitado no aparecen en la lista, mientras que deendencias y colonias como Åland, Gibraltar o Nueva Caledonia sí. La lógica dicta que los códigos de país más utilizados deberían ser los de los países más poblados, o al menos los de aquellas naciones con mayor número de internautas, pero la realidad desmiente al sentido común, una vez más. Lo mismo sucede con los dominios menos utilizados. Y ahora vamos a ver por qué.
Month: noviembre 2015
Sesenta grados sur. Las islas de la desolación
El Tratado Antártico, que entró en vigor en 1961, blinda todas las tierras emergidas al sur del paralelo 60 contra las pruebas de armamento de cualquier tipo (específicamente el nuclear, pero no sólo ese) y declara la libertad absoluta de investigación científica en todo el territorio antártico. También, ya de paso, declara a la Antártida y territorios adyacentes como Tierrra de Nadie, congelando cualquier reclamación territorial al sur del paralelo sesenta y prohibiendo reclamaciones posteriores. Además del gigantesco territorio helado cuya forma nos es tan reconocible existen unos pocos cientos de islas afectadas por el tratado. Adicionalmente, hay una serie de islas, islotes y peñascos al norte del paralelo sesenta considerados como subantárticos. Estos territorios al norte y al sur del límite del Tratado Antártico suelen ser lugares entre poco y nada habitados, con climas que oscilan entre lo desagradable y lo repugnante y con flora y fauna de lo más entretenida, además de historias convulsas y, también, interesantes. Hoy daremos una vuelta por las islas de la desolación. Bienvenidos al paralelo sesenta sur. Y alrededores.
El día en el que el pueblo con el nombre más largo del mundo apareció en el mapa del tiempo
Esto es lo que se llama un presentador con tablas. Liam Dutton, presentador del tiempo en el Channel 4 inglés, se atrevió a pronunciar completo el interminable nombre del pueblo de Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, que los más veteranos de por aquí reconocerán como el pueblo con el nombre más largo del planeta. Y el tío lo hace sin titubear. Ojalá algún día un preentador del tiempo neozelandés se atreva a comentar el parte meteorológico en esa colina mítica llamada Taumatawhakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupo-kaiwhenuakitanatahu.
Via | El País
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Fuente de la imagen: Wikimedia Commons
Viajar en el siglo XIX
Estamos acostumbrados a vivir en un mundo en el que ir de un extremo al otro del planeta es una custión de 24 horas; vemos normal desayunar en Londres y almorzar en Nueva York, y no nos produce ninguna sorpresa ni asombro poder ir a ciudades a miles de kilómetros por menos de lo que cuesta un menú del día. El ser humano, como especie y como individuo, se acostumbra muy rápido a los cambios, y procura enterrar el pasado, o modificarlo para que encaje con el presente.Hace cincuenta años, o incluso menos, viajar grandes distancias era el privilegio de unos pocos. Hace cien, uno no viajaba a otro continente salvo para quedarse a vivir en su destino. Hace doscientos años el viaje era una aventura de final incierto, cuyos tiempos no se medían en horas sino en semanas. Lo que vamos a ver hoy es la evolución de los tiempos de viaje a lo largo del siglo XIX en Estados Unidos, y cómo el país se fue haciendo cada vez más pequeño.