Estado Libre de Gollete, la micronación producto de un error de cálculo

El humor alemán tiene la misma buena fama que la gastronomía británica o la ingeniería india. Pero hay que reconocerles que a veces tienen cierta gracia. Esta es una historia de entreguerras y los conceptos «Alemania» y «humor» en esa época no se llevaban del todo bien, pero digamos que es una excepción. En 1918 Alemania inauguró su tradición de perder guerras mundiales. Como consecuencia y tras la firma del Tratado de Versalles, las potencias vencedoras decidieron ocupar una parte del país, concretamente la orilla oriental del Rin, lo que conocemos en castellano como Renania. Británicos, belgas, franceses y norteamericanos se repartieron zonas de influencia al oeste del río. Centrándose en una ciudad, trazaban una circunferencia en el mapa: todo lo que quedara dentro del círculo, quedaba bajo su control. Americanos y franceses no se percataron de un detallito: sus zonas de ocupación no se superponían, lo que dejaba un pedazo de territorio entre ambas. Un territorio que no tenía conexión con el resto de la Alemania sin ocupar y que por tanto, quedó completamente aislado. Y debido a que las zonas de ocupación aliadas eran circulares, la silueta de esta tierra de nadie adoptó la forma del cuello de una botella: El Estado Libre de Gollete.

Estado Libre de Gollete: El Mapa (fuente)

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El día que vimos Osetia del Sur (Crónicas caucásicas, 4)

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Las recomendaciones de viaje del Ministerio de Exteriores son útiles para saber qué no hay que hacer en según que sitios. Por ejemplo, no se puede llevar chicle a Singapur, conejos a Australia o jamón cinco jotas a las Maldivas. En el caso de Georgia, indicaban dos cosas: una, no ir a manifestaciones políticas (oops) y dos, no acercarse ni de broma a la línea de control entre el país y la República de Osetia del Sur. Hay minas, soldados rusos, paramilitares y cosas malas en general. Así que ahí estábamos Christian y yo, después de meter el coche de alquiler por caminos que harían marearse a una cabra, exactamente junto al alambre de espino de la frontera, haciéndonos selfis. Porque el irresponsable se hace, pero idiota se nace.

Esto es la Osetia, oiga

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Habrá Champions League en Tiraspol… y la jugará el Real Madrid

Histórico. El Sheriff de Tiraspol se ha clasificado para la fase de grupos de la Liga de Campeones, convirtiéndose así en el primer equipo procedente de la liga moldava en entrar en la lista de los 32 mejores equipos del continente. Pero más histórico aún es que el Sheriff será el primer equipo de una nación no reconocida en jugar la máxima competición europea. Tiraspol, como saben los lectores más antiguos y recalcitrantes de este rincón fronterizo, es la capital de Transnistria, una región desgajada de Moldavia tras una breve guerra a principios de los 90, y que sobrevive como Estado no reconocido desde entonces, sostenida en dos pilares: la compañía Sheriff y el ejército ruso.

FC Sheriff Tiraspol
Escudo del Sheriff de Tiraspol

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Las ciudades cerradas de la Unión Soviética

Aproximadamente uno de cada cien rusos vive en un ZATO. ZATO son las siglas en alfabeto latino de zakrytye administrativno-territorial’nye obrazovaniya, o Complejos Administrativos Territoriales Cerrados. Los ZATO son lugares a las que sólo se puede acceder con un permiso especial expedido por las autoridades y de los que en algunos casos sólo se puede salir de la misma manera. Parajes rodeados a partes iguales de misterio y alambre de espino, puntos que a veces ni siquiera aparecen en el mapa. Durante mucho tiempo ni siquiera tuvieron nombre. Eran las ciudades cerradas de la Unión Soviética, y hoy son las ciudades cerradas de Rusia.

Cartel prohibiendo la entrada de ciudadanos extranjeros en Ozyorsk, lugar conocido durante décadas con el nombre de Ciudad 40 (WIkimedia)

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La Isla Fantasma que le quitó la Antártica al Ecuador

Una vez más el trasero de este incompetente bloguero se ve salvado por la colaboración de uno de sus escasos, pero no por ello menos inmerecidos lectores. En esta ocasión Francisco Bustamante nos deleita con la historia de la Antártica Ecuatoriana, una reclamación bastante bizarra que tuvo un final no menos sorprendente. Que ustedes la disfruten

Las fronteras de la Antártica (o Antártida si lo prefieren) son de por si bastante curiosas, y solo pueden compararse a cortar trozos de un gigantesco pastel blanco que se deshace día a día. Hoy en día los reclamos están congelados por el Tratado Antártico, un legado de la guerra fría que ha permitido que no se haya destruido ni explotado a gran escala el continente blanco. Otra cosa es la historia de las reclamaciones de pedazos de ese pastel helado; algunas pocas quedaron protegidas por el tratado, pero otras, las más, quedaron olvidadas en el anecdotario de la historia. Allí está Nueva Suabia, y por supuesto, la famosa Antártida Ecuatoriana. Ahora bien, Ecuador es un país tropical, tierra de plátanos y tortugas, a mucha honra. ¿Qué tiene que ver con continente antártico?

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Fronteras con escuadra y cartabón: Las fronteras del Sáhara

Toda frontera es una agresión y posee mucho de arbitrario. Pero hay fronteras y fronteras. El Himalaya, los Pirineos, el Danubio, son fronteras naturales, estaban ahí cuando los pueblos de uno y otro lado decidieron utilizarlas como límite. Pero hay otros límites cuya arbitrariedad es tan llamativa que basta mirar un mapa para que las alarmas salten y los conceptos chirríen. ¿Una línea imaginaria en mitad del desierto más árido imaginable? ¿De miles de kilómetros de largo? ¿Qué podría salir mal?

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Monte Athos, el último rincón del medievo en Europa

Existe un rincón en la Unión Europea donde las mujeres no pueden entrar. Es más, ni siquiera pueden acercarse a menos de 500 metros de la costa. 339 kilómetros cuadrados donde la mitad de la población mundial no tiene derecho a poner un pie. Y de hecho, de la otra mitad están excluidos casi todos, porque el lugar admite muy pocos visitantes (110 al día). Hablamos de un lugar que sobre el papel es parte de Grecia, pero gobernado de forma directa por un señor que vive en Turquía. Un punto en el mapa que pertenece al siglo XXI y se rige con reglas del siglo X. Bienvenidos al Monte Athos, el último rincón del medievo en Europa.

Vista parcial del Monte Athos (Omhksea)

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Cataluña, la república inexistente

Salvo que usted, amable lector, haya estado en una cueva sin acceso a Internet en las últimas 72 horas, a estas alturas ya conocerá la noticia de la semana, del mes y posiblemente una de las del año (en España, de la década y de lo que va de siglo XXI): El Parlamento catalán declaró el pasado viernes la independencia de Cataluña respecto del reino de España. A lo largo de la última década en este blog se ha hablado de numerosos estados sin reconocimiento, englobados en la categoría de «Lugares que no existen«. Lo que el que escribe estas líneas nunca pudo imaginar es que iba a vivir en uno de ellos.

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Portadas internacionales tratando tanto la declaración de independencia de Cataluña como la intervención del gobierno español en la autonomía catalana. Desde la primera a la segunda pasaron cinco horas. 

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El Principado del Outback: Hutt River

La Ogilvie Road es una polvorienta pista de grava de poco más de un par de metros de ancho que avanza flanqueada por arbustos en interminables rectas donde uno nunca llega a ver el final hasta que se lo encuentra como si acabaran de ponerlo allí mismo. La única distracción para la vista son unos cuantos eucaliptos a ambos lados de la carretera; circulamos en los kilómetros finales del Bush, el nombre que los australianos le dan coloquialmente a lo que queda entre la costa y el desierto que ocupa casi toda la superficie del continente, el Outback. Pero lo cierto es que no hay mucha diferencia entre este paisaje y el del desierto australiano, ambos son igualmente áridos e inquietantes. Desde este lugar en mitad de la nada Perth, la capital de Australia Occidental, queda a casi siete horas en coche, y Sídney, a tres días de viaje en tren. Nada quiebra la desolación del terreno salvo un cartel en el que se nos indica que acabamos de cruzar un límite internacional. Es sorprendente teniendo en cuenta que Australia no tiene fronteras internacionales, pero este país posee una infinidad de rarezas, y acabamos de entrar en una: el Principado de Hutt River.

Hutt River1© Dilettantiquity | Flickr

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El hombre que conquistó Bir Tawil para su hija

Los más veteranos de los lectores que pastan por este su humilde blog recordarán Bir Tawil, aquel pedazo de desierto entre Sudán y Egipto que, fuera de la Antártida, es el único territorio considerado Terra nullius en todo el mundo. Permanece sin reclamar puesto que  tanto Egipto como Sudán lo consideran parte del territorio del vecino, y esto es así debido a que unos kilómetros más allá hay otro territorio, con petróleo y esas cosas, que los dos países reclaman, y debido a los tratados internacionales de delimitación de fronteras que los británicos hicieron a principios del siglo XX, reclamar uno de los territorios implica necesariamente considerar el otro como parte del país vecino. Así pues, los dos países lo consideran ajeno y nadie más lo considera como propio, por lo que es tierra de nadie. Un avispado estadounidense decidió que, oye, si no es de nadie no pasa nada porque vaya uno allí y se lo apropie, y aparentemente eso es lo que ha hecho. Ir allí, proclamarlo territorio independiente y nombrar princesa a su hija. Ahí es nada.

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Jeremiah Heaton y su hija Emily, con la bandera de su principado, hecha en casa.

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