Fronteras con escuadra y cartabón: Las fronteras del Sáhara

Toda frontera es una agresión y posee mucho de arbitrario. Pero hay fronteras y fronteras. El Himalaya, los Pirineos, el Danubio, son fronteras naturales, estaban ahí cuando los pueblos de uno y otro lado decidieron utilizarlas como límite. Pero hay otros límites cuya arbitrariedad es tan llamativa que basta mirar un mapa para que las alarmas salten y los conceptos chirríen. ¿Una línea imaginaria en mitad del desierto más árido imaginable? ¿De miles de kilómetros de largo? ¿Qué podría salir mal?

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Mi patria chica es un continente. Las entidades subnacionales más grandes de la Tierra

Todos sabemos que el país más grande del mundo es la Unión Soviética, o lo sabíamos hasta que Gorbachov trajo esa cosa rara de la Perestroika y la cosa se le fue de las manos. El heredero principal de aquel imperio, la Federación Rusa, es el Estado independiente más grande del mundo, con una superficie que casi dobla a los dos siguientes (Canadá y Estados Unidos, o China, según se cuenten o no algunas reclamaciones territoriales chinas). Pero salvo el caso Vaticano, todos los estados independientes tienen su organización territorial, grande o pequeña (en el caso de Nauru o San Marino más bien lo segundo), y en algunos casos las provincias o territorios que suponen el primer nivel de la división administrativa de un país son mucho más grandes que la mayoría de los países del mundo. Y de eso va la entrada de hoy.

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Al otro lado de la verja son mucho más ricos: Las fronteras más desiguales del mundo

Una frontera es una línea imaginaria que separa dos estados, dos países, dos legislaciones, y a veces dos idiomas, dos modos de vida o dos sistemas antagónicos. En muchas ocasiones, la frontera también es una línea imaginaria pero muy real que separa la riqueza de la miseria, la abundancia de la escasez y el futuro de la desesperanza. Hoy vamos a recorrer los abismos económicos que separan países contiguos, los precipicios de la renta per cápita por los que se despeñan las esperanzas de la gente. Al otro lado de la verja son más ricos.

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