Por qué Las Vegas no está en Las Vegas

Piensa en Las Vegas. ¿Qué te viene a la cabeza? Casinos, claro. El Caesar’s Palace, el Bellagio, el Venetian, el MGM Grand… pero también el cartelote de Welcome to Fabulous Las Vegas o la esfera esa descomunal recubierta de LEDs que abrió hace poco con cuarenta conciertos consecutivos de U2. Vale. Pues absolutamente nada de eso está en Las Vegas. De hecho la mayoría de los casinos de Las Vegas no están en Las Vegas. ¿Y dónde están? En un lugar llamado Paradise, Nevada. Y he dicho un lugar, y no una ciudad, porque Paradise, Nevada, no es una ciudad. ¿Qué demonios es entonces? Ahí vamos.

A ver, lo mismo no es

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Makedonium: el Coronavirus de hormigón

Según el visitante asciende por la rampa de acceso el monumento emerge tras los árboles, como un sol hecho de cemento. Por el camino se dejan atrás esculturas extrañas, surgidas no sólo de otra época, sino quizás de otro planeta. Cuando termina el ascenso, el Makedonium se alza ante el visitante en todo su esplendor. Una figura tan improbable como sólida, tan contundente como liviana, depositada en lo alto de la colina por una civilización extraterrestre. Un coronavirus, pero de hormigón blanco y refulgente.

The Spomenikest

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Spomeniks, la Yugoslavia cósmica de hormigón

Suelen estar en mitad de ninguna parte. Enormes pedazos de hormigón en remotos campos de cultivo o colinas alejadas de cualquier lugar civilizado. Sus formas parecen sacadas de una película de ciencia ficción, y parecen algo que una civilización extraterrestre hubiera olvidado allí inadvertidamente. Los hay por todas las repúblicas de la antigua Yugoslavia. Para el ojo poco acostumbrado del visitante ocasional, simplemente no tienen sentido. Pero tienen un significado real y profundo, que combinado con su estética vanguardista inconfundible, los hacen fascinantes. Son los Spomeniks. La Yugoslavia cósmica de hormigón armado.

Monumento a la Revolución Popular de Moslavina, en Pódgaric, Croacia, y un señor ahí para hacer de escala

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Kalawao County, por qué el condado más pequeño de Estados Unidos es un lugar maldito al que no se puede entrar

En Estados Unidos hay más de tres mil condados, una figura jurídica intermedia entre el Estado y el municipio cuyas competencias varían según el lugar. El más pequeño de todos ellos, y el segundo menos poblado, es el condado de Kalawao, en la isla hawaiana de Molokai. Una península de 30 kilómetros cuadrados a los que no llega ninguna carretera: la única manera de acceder por tierra al lugar es a través de un camino para mulas que baja de las montañas de medio kilómetro de alto que mantienen aislada la región. Y es que ese aislamiento es la razón de la existencia del condado. El aislamiento, y también la vida y milagros del patrón del Estado de Hawái: San Damián de Molokai.

El Condado de Kalawau. Todo él (The Atlantic)

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España Bizarra: Capricho de Cotrina, el castillo alucinógeno que un albañil autodidacta construyó para su hija

En un rincón apartado de Extremadura hay una casa de campo absolutamente estupefaciente, como si Gaudí se hubiera metido un tripi después de ir a la sesión de noche del Sónar. Su autor no es un reputado estudio de arquitectura, sino un albañil autodidacta, don Francisco González Grajera, que cuando su hija le pidió que la casa de campo que iba a construir fuera especial, se sacó de la manga una fantasía de curvas, colores y trencadís. El Capricho de Cotrina

Esto no se lo ha inventado la IA

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Coto Mixto, la república más pequeña del Mundo que estaba entre España y Portugal

En lo que hoy es Galicia existió durante siglos un territorio independiente que no formaba parte ni de España ni de Portugal. Sus habitantes tenían privilegios que los pueblos de alrededor sólo podían soñar, podían elegir su nacionalidad y escogían a sus representantes a través de uno de los primeros ejemplos de democracia directa conocidos en la Península Ibérica. Fueron independientes durante por lo menos setecientos años, pero apenas queda memoria de ello. Hoy, en Fronteras, el Coto Mixto.

Couto Misto en un mapa de 1863

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Ngerulmud, la capital menos poblada del mundo (Población: 0)

La capital de un país a veces es simplemente su ciudad más poblada, o el lugar donde, por razones en ocasiones espurias, se estableció un centro de poder político hace siglos. En otras ocasiones la capital es una ciudad planificada específicamente para ello, como Canberra o Brasilia. Y luego está el caso de Palaos, que situó su capital en un lugar donde literalmente no reside absolutamente nadie. La capital, por definición, menos poblada del mundo

Ngerulmud. Población: nadie (Reddit)

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Cameron Corner, Australia, el pueblo que celebra cada Nochevieja tres veces

Este blog de ustedes, en sus (casi) 16 años de existencia, ha atraído a multitud de trastornados por la geografía de todo el globo. Uno de los geográficamente más lejanos es Enrique Andrés, españolito residente en Sídney que, pese a la abundancia de opciones no absurdas, decidió pasar la pasada nochevieja en mitad del desierto australiano, y vivió para contarlo. Esta es la historia de la última noche del año en Cameron Corner: 

Empezaré la historia de esta aventura asumiendo que los seguidores del blog de Diego pertenecen a esa extraña tribu de personas que no solo encuentran razonable que un ser humano vaya por pura diversión a un lugar perdido en medio del desierto australiano, sino que probablemente lo envidien por ello, y que ni siquiera cuando se enteren de que este viaje se desarrolló en pleno verano austral con temperaturas que llegaron a alcanzar los 46°C se planteen si el autor de este texto tiene seriamente afectadas sus facultades mentales. Resido en Bondi, la playa más icónica de Sídney y probablemente de Australia, y aunque a mi mujer y a mí nos encanta estar cerca del mar, estamos enamorados del Outback, el desierto australiano que ocupa aproximadamente el 80% de esta isla continente. No es fácil explicar a los que no habéis tenido la suerte de visitarlo las sensaciones que produce el lugar, experimentar kilómetros de carreteras sin cruzarse con ningún otro ser humano, paisajes únicos y embriagarse de ese magnetismo que produce la lejanía de la civilización.

Vista aérea del trifinio, con el pueblo de Cameron Corner pegado a la raya de Queensland (Georgie Mann)
El mojón fronterizo señalando el trifinio entre las tres provincias australianas (Exploroz)

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Australian Big Things, las atracciones de carretera absurdas de las cunetas y áreas de servicio australianas

Australia es famosa por ser el hogar del 90% de las cosas venenosas del mundo; su eslógan no oficial es «donde todo quiere matarte«. Todo en Australia es superlativo, las distancias, las superficies, la fauna, la flora y las cosas que construyen en mitad del campo. Y las cunetas de sus carreteras no podían ser menos. Las carreteras australianas son memorables por muchas razones, no pocas de las cuales están relacionadas con su desmesurada longitud, su no menos descomunal aislamiento y por lo legendario de algunos de los lugares que atraviesa. Pero en los márgenes de las interminables cintas de asfalto del Down Under encontramos auténticos tesoros. Una larga serie de esculturas entre lo pop y lo kitsch saludan a los viajeros con sus vivos colores y sus extravagancias, generalmente con la intención de hacer que el automovilista o camionero detenga su máquina y se gaste unos pocos dólares en el lugar. Con el tiempo las esculturas, dispersas por todo el inmenso territorio australiano, devinieron en objetos de culto y veneración entre los friquis del lugar, y fueron denominadas conjuntamente como Big Things, o Cosas Grandes. Hoy vamos a ver las mejores Cosas Grandes de Australia. 

En Australia todo puede matarte, pero lo primero que murió fue el buen gusto

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El puente que cruzó un océano para instalarse en medio del desierto

El Puente de Londres es una de las atracciones más conocidas de la capital británica. O bueno, en realidad no. Lo que un porcentaje elevadísimo de los turistas que visitan el lugar conocen como Puente de Londres (London Bridge) se llama en realidad Puente de la Torre (de Londres) (Tower Bridge). No se les puede culpar. La cantante Fergie, de los Black Eyed Peas, le dedicó una canción, y también usó el nombre incorrecto. Y hasta Google Imágenes tiene serios problemas para distinguir uno de otro. En realidad el Puente de Londres es una cosa de hormigón visualmente bastante anodina y normalita, 800 metros Támesis arriba del Tower Bridge. Pero el puente actual no es el primero con ese nombre. En el lugar donde se ubica ha habido puentes desde la época romana, una sucesión de estructuras a lo largo de los milenios de la que la actual, abierta al tráfico en 1973, es la última. ¿Y qué se hizo con el puente que ostentaba el nombre de London Bridge hasta entonces? Pues a eso íbamos: hoy en Fronteras, el Puente de Londres que acabó en Arizona.

This is NOT England

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