En un lugar conocido como «la ciudad de los rascacielos», un edificio de 22 plantas no parece gran cosa, pero el Flatiron tiene su propio espacio en el imaginario neoyorquino, no sólo por ser el rascacielos más antiguo de la ciudad sino por su inconfundible forma y su estética Beaux Arts. Construido en 1902, automáticamente se convirtió en un icono de la ciudad no sólo entre los arquitectos sino para el público en general; durante los siguientes 117 años permaneció como una de las imágenes más reconocibles de la gran manzana, pero los últimos cuatro el edificio ha estado cubierto de andamios por fuera, y completamente vacío por dentro. ¿Por qué? A eso vamos.





