El hombre que cruzaba fronteras

Conocí el Hotel Arbez hace un tiempo en alguna de las múltiples páginas de friquismo fronterizo que adornan el blogroll de esta humilde bitácora. Teniendo en cuenta que Ginebra cae a apenas siete horas y media de coche de Barcelona (Madrid, por ejemplo, está a seis horas de carretera, cinco si se corre un poco y no se para, y cuatro si se es un retrasado mental con un coche de gran cilindrada) planeé cuidadosamente el viaje para realizarlo en noviembre del año pasado. El día del viaje desperté con una descomposición intestinal nivel «las aguas del Mar Rojo se cierran sobre los perseguidores de Moisés» por lo que no sólo no podía conducir siete horas, sino que ni siquiera podía plantearme salir de casa a comprar papel higiénico. Así que cancelé la expedición y esperé mejores tiempos. Hasta que hace un par de meses se alinearon los planetas y disfruté de tres días eximido de cualquier responsabilidad laboral o familiar; pensé que la ocasión la pintan calva y me lancé a recorrer fronteras. Este blog es sólo una excusa para viajar, leches. Aprovechémosla.

suiza_escalera

-Sí, hola, Cariño, te mando la foto del sitio que he venido a ver. Sí, es una escalera. Sí, la moqueta es bastante fea y un poco mugrienta, ¡pero la frontera pasa por uno de esos escalones! Sí, me he cogido un avión y luego he conducido una hora por una carretera de montaña para ver esto. ¿Cómo, que te recuerde por qué te casaste conmigo?

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Las 256 mejores entradas de Fronteras

Que son todas y cada una, incluyendo esta. Hoy, siete de enero, se cumplen cuatro años, cuatro, de la publicación de la primera entrada de este blog. Decir que en estos cuatro años han cambiado muchas cosas sería quedarse un poco corto. Me he casado, he tenido un hijo (al que le regalan mapamundis atroces), he cambiado dos veces de trabajo y otras dos de lugar de residencia, he perdido a mi padre, he conocido Nueva York (y lo que es mejor todavía, Baarle)… y he publicado 28 entradas en el blog (en 22 años). No son muchas (Microsiervos hace eso en un fin de semana malo y sólo con los bots), pero hay alguna que otra más o menos decente que podría incluso ser calificada como pasable. En cualquier caso he disfrutado como un enano durante estos cuatro años. Y espero que vosotros, escasos pero inmerecidos lectores, de vez en cuando hayáis pasado un rato agradable leyendo este vuestro blog fronterizo.

Para la entrada de hoy voy a necesitar uno de estos

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Aberraciones cartográficas

Hace un par de semanas mi cuñada le hizo un regalo a mi hijo, que también es su ahijado. Conocedora de mi frikismo geográfico obsequió a Diego Jr. con una pelota sólo un poco más pequeña que él en la que se representa un globo terráqueo. Se me saltaban las lagrimillas de pura emoción. Mi hijo dándole patadas a Francia y mordiscos al Reino Unido. ¿Hay algo más mono? El caso es que después le eché un vistazo a la cartografía propiamente dicha y se me paró el corazón. Dioses del Cielo. Atrocidades geográficas nunca antes cometidas, masacres de meridianos, genocidios de paralelos, aniquilamiento de los conceptos de forma y proporción. Todo es poco. Pasen y vean esta galería de los horrores cartográficos.

¿Antar…QUÉ?

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Fronteras en el periódico

Mi blog ‘Fronteras’ nace como producto del insomnio. Durante el último mes de 2007 me dediqué durante muchas noches a engullir artículos de Geografía e Historia de la Wikipedia en inglés. De muchas de las cosas que leí no había nada en castellano en Internet, así que me decidí a abrir un blog para contarlas. Intento echarle humor a los artículos cuando el tema lo permite. Como yo soy el que escoge los temas, normalmente no tengo problemas de conciencia al respecto. La primera entrada es del 7 de enero de 2008, así que llevo casi tres años con él. Madre mía, como crecen estas criaturas!

Diego González hablando de sí mismo en La Vanguardia. Autobombo power!

Hace unos días me contactaron desde La Vanguardia para hacerme una pequeña entrevista para la sección «Tengo un blog». Como tengo un blog, tengo un ego del tamaño de Las Vegas, y no sólo no me negué sino que supliqué que hablaran de mi. Al final me dejaron hablar de mi a mi mismo, ya que soy el que mejor y más objetivamente lo hace. También el único, pero eso no me resta méritos. ¿El resultado? Aquí lo tienen.

P.S. No es la primera vez que Fronteras sale en la prensa. En aquella memorable ocasión en la que mi mujer padeció la carrera de taxi más larga de la historia de mi barrio el ABC nos citó; esto causó divertidas anécdotas por parte de gente que conoció la historia a través del periódico y no de nuestra propia mano.

Un taxi parisino en Barcelona

Dice la ley de Murphy que si algo puede salir mal, saldrá mal. Se quedó corto. Puro optimismo, el de Murphy. Si algo puede salir mal, saldrá peor, y los sindicatos franceses se encargarán de estropearlo todavía más. Mi Santaesposa™ me llamó el jueves para contarme que probablemente llegaría tarde de su viaje a París por culpa de un volcán en Islandia, lo que sin duda me pareció la peor excusa de todos los tiempos. Después de consultar la prensa on line y creerme lo que estaba sucediendo, empezamos a buscar soluciones para traerla de vuelta, pero no contábamos con el carácter francés. El deporte nacional en Inglaterra es el fútbol, en Estados Unidos mirarse el ombligo y en Francia hacer huelgas en el momento más inoportuno. Los trenes franceses, que ya llevaban nueve días de huelga, siguieron parados. Así pues, sin avión, ni tren, recurrimos al autobús, con el éxito esperado. Todos los autobuses llenos durante los siguientes seis o siete días. Quedaba una última opción: alquilar un coche. Negativo. Todos los coches de alquiler en aproximadamente seiscientos kilómetros a la redonda de la capital de la France estaban ya más que alquilados, a un precio entre cinco y veinte veces el habitual. El chaos and disorder estaba ya instalado en toda Europa, y el vuelo de vuelta del viernes estaba ya cancelado veinticuatro horas antes. Así que, finalmente quedó el recurso más obvio: Parar un taxi y decirle al tío «A Barcelona, oiga. Y deprisita».

El taxi parisino en el que regresó mi mujer, en la Avenida Diagonal. Arriba a la derecha, el luminoso del Hospital de Barcelona

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Cosas que hacer en Europa cuando estás muerto… de frío

Hay quienes dicen que llegada una edad es hora de asentar la cabeza. Decepcionémosles.

Ignacio Izquierdo. Crónicas de una cámara.

Supongamos que un bloguero cualquiera tiene un trabajo que, por regla general, implica madrugar y conducir mucho. ¿Qué es lo que haría si tiene un par de días de vacaciones? ¡Exacto! Emplearlos en madrugar más de lo normal y conducir más de lo humanamente recomendable. Si a ello le añadimos la mayor ola de frío que ha padecido Europa en décadas, ¿qué tenemos? Efectivamente, un bloguero congelado en mitad de la autopista. Aprovechando un viajecito cortesía de la empresa que me permite pagar la conexión a Internet y, por tanto, martirizar a mis lectores con esta clase de entradas, me fui a conocer dos lugares que llevaba tiempo queriendo visitar; Baarle y el trifinium del Monte Vaals. Esta es la crónica.

Hace frío, claro que hace frío. ¿Dónde creías que estabas? ¿En Florida?

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Dos años en la Frontera

Pues parece que hemos llegado a los dos años. Contra todo pronóstico, y para desgracia del nivel de la blogocosa hispánica, Fronteras celebra hoy su segundo aniversario, algo que me llena de orgullo y satisfacción y que además me permite dedicar una entrada entera a mirarme el ombligo. Permitan que me de unas palmadas en la espalda y felicite a mi imagen en el espejo por ser tan irresistiblemente atractiva.

Gonzo en la Tira Ecol.

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Deutsch Jahrndorf: Behind the scenes

(Hace unos días: El último pueblo del mundo libre).

Mi pasión por las fronteras comenzó hace algo menos de dos años, cuando, con mucho insomnio y un ADSL de veinte megas por toda compañía, me dediqué noche tras noche a leer la Wikipedia, saltando de tema en tema como el que picotea en un bufé libre. Desde que leí entradas como la de Vaalserberg, o la triple frontera en las cataratas del Iguazú, quise poner un pie en un trifinium. Cuando en julio mi mujer y yo organizamos las vacaciones centroeuropeas (Praga, Viena y Budapest), ya sabía perfectamente lo cerca que quedaba la triple frontera de la autopista de Bratislava a la capital húngara. Así que, tras alquilar un coche en la Hertz de Praga, emprendimos el camino hacia Hungría, con escala en tres fronteras.

ATCZ

Sobre estas líneas, la frontera entre Chequia y Austria, camino de Viena. Debajo, otra vista del mismo lugar mirando hacia la República Checa, plagada de anuncios de casinos, prostíbulos y restaurantes. La zona fronteriza checa está llena de este tipo de establecimientos, además de decenas de gasolineras.

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Fronteras TV

Me van a permitir un poco más de autobombo antes de volver a actualizar el blog como es debido. Dani Rubio es un redactor de la televisión local de Cambrils (Tarragona), en la que presenta una sección llamada A tot li diuen cultura (A todo le llaman cultura), dentro del programa Amolla’l, cosí (literalmente, algo así como suéltalo, primo). Hace unas semanas (comcretamente el 22 de abril) Fronteras fue el protagonista de la sección, y Dani me pasó amablemente el enlace del vídeo. Como es costumbre de la casa, respondí a tanta amabilidad con quince días de retraso, y lo publico un mes más tarde. Ya saben. Es de bien nacidos etcétera. El caso es que basándose en la entrada sobre lugares En mitad de la nada el programa dedicó un rato a preguntarse cuál sería el lugar on Crist va perdre la espardenya (donde Cristo perdió la alpargata, por si alguien tenía alguna duda). Y el resultado, muy entretenido, fue el que pueden ver más abajo. El vídeo está en catalán, pero supongo que los lectores de este blog, gente culta, inteligente y con don de lenguas, no tendrán problemas en entenderlo. Mis agradecimientos a Dani Rubio por la mención y los enlaces. Les dejo con el programa. Para que luego digan que no hay nada que ver en la tele…

Fronteras en la radio (volumen II)

No es la primera vez que el humilde y sin embargo orgulloso editor de Fronteras es invitado a hablar en la radio, como tampoco es la primera vez que hace notar su espantosa manía de hablar de sí mismo en tercera persona. Sin embargo, en esta segunda ocasión la «ilu» con la que recibí la amable invitación de Cristina Hermoso de Mendoza  fue exactamente la misma que cuando dedicaron unos minutillos a hablar de la minúscula República de Goust. En la última edición de La Transversal, el programa de Radio Nacional de España «sin conductor, sin destino y sin sentido» (en eso se parece a algunas líneas de metro de Barcelona)  hablaron del Enclave de Kowloon, y me invitaron a decir algunas cosillas con mi escasamente radiofónica voz. Como empieza a ser costumbre, aquí dejo el audio, en formato vídeo. Los que quieran suscribirse al podcast del programa pueden hacerlo aquí.