«Éramos felices y no lo sabíamos». He leído esa frase muchas veces a lo largo de los últimos tres lustros, sobre todo en los últimos cinco o seis años. Generalmente y al menos en España, se refieren a la década que va de finales de los noventa a finales de los 2000, una década de crecimiento económico y optimismo social, con el terrorismo nacionalista e islamista como enemigo común y la sensación de estar entrando en el primer mundo por la puerta grande. Curiosamente, es más fácil leerles o escucharles esas palabras a gente que por aquella época en el mejor de los casos no había terminado la primaria, y que muchas veces no había siquiera nacido. Todo está inventado hace mucho tiempo. Cualquiera tiempo pasado/fue mejor, rezan los dos versos que cierran la primera de las cuarenta Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique. Las escribió en los años setenta. Del siglo XV. Cuatro siglos más tarde, la actriz francesa y ganadora de un Óscar Simone Signoret publicó su autobiografía con el título La nostalgia no es lo que era, una frase ingeniosa que, cuenta, leyó por primera vez grafiteada en un muro en Mahattan.

Simone Signoret estuvo casada hasta su muerte con el también actor Yves Montand. En 1960 ella ganó un Óscar a la mejor actriz por su actuación en Un lugar en la cumbre, y él tuvo un sonadísimo romance con Marilyn Monroe durante el rodaje de El Multimillonario (cuyo título original es Let’s Make Love: un día tenemos que hablar de traducciones de títulos de películas). «¿Qué hombre se hubiera resistido a Marilyn?», cuentan que dijo Signoret para disculpar a su marido. Eran otros tiempos. En 1960 Signoret tenía 39 años, y para los cánones actuales estaba espléndida. Pero los cánones actuales no son los de hace dos generaciones, y en la siguiente década muchos comentaristas y opinadores se dedicaron a criticarla por haber ganado peso con la edad. La militancia política de Simone no ayudó. Abiertamente de izquierdas, solía apoyar públcamente causas que consideraba justas, como el Mayo del 68 francés y las protestas contra la guerra de Vietnam o la invasión soviética de Checoslovaquia. Seis décadas después disparar a la persona para desacreditar sus posiciones políticas sigue siendo lo mas común del mundo. Pero las críticas por su físico a Simone no le importaron demasiado, o eso cuenta en su autobiografía, publicada cuando tenía 57 años:
Es un milagro encarnar papeles cada vez más hermosos y fuertes […]. Son las cicatrices de la risa, las lágrimas, las preguntas, las sorpresas y las certidumbres […]. Para la mayoría de las mujeres, estas cicatrices son sus enemigos, intentan ocultarlas, hacerlas desaparecer. ¡Y cómo las comprendo! No se confraterniza con el enemigo si este no os aporta nada, cuando uno no puede servirse de él. Para la gente como yo, que no ha tenido ni la audacia, ni el gusto, ni el valor de hacer el oficio de estrella, esas cicatrices se convierten en aliadas.
Hoy hace quince años, exactamente a la una y treinta y siete minutos de la tarde, se publicó la primera de las 561 entradas de este blog. O esta «bitácora», que es como en sus inicios llamábamos a estos espacios más o menos personales que, decían, iban a revolucionar la información y acabar con los medios de comunicación tradicionales. Es obvio que eso no sucedió: de ambas cosas se encargaron las redes sociales; incidentalmente, también se llevaron por delante los blogs. La mayoría de los que leía por aquel entonces, y que todavía podéis conultar en la barra lateral del blog, dejaron de actualizarse en algún punto entre 2009 y 2012. En su origen, los blogs eran una forma de obtener una voz propia dentro del gallinero caótico que era la Internet hace dos décadas. Actualmente esa voz la otorga mucho más amplificada y de forma infinitamente más simple cualquier red social. En enero de 2008 Twitter tenía 100.000 usuarios semanales activos, cifra que se duplicaría en el siguiente trimestre, y que hoy asciende a unos 450 millones de usuarios, de los que 300 se conectan diariamente. Cuando fue lanzada en 2006, Twitter fue definida como una «plataforma de microçblogging«; venía a cubrir, por tanto, la misma necesidad del usuario de Internet de disponer de una voz que ya habían intentado llenar los blogs y, antes, los foros.
De los 450 millones de usuarios semanales de Twitter, la mayoría no escriben, ni comentan, se limitan a leer o, como mucho, a retuitear. La relación 1-9-90, en la que uno escribe, nueve comentan y noventa leen se mantiene también de forma aproximada en la red del pajarito, donde el 10% de los usuarios escribe más o menos el 90% de los tuits. Según el panel de estadísticas de Fronteras, la 560 entradas previas acumulan 13.000 comentarios, o 23 por cada muro de texto que he ido colgando por aquí. Sin embargo, la mayoría de la conversación sobre las cosas que aquí se contaban se ha dado fuera, precisamente en redes sociales o en agregadores como Menéame, que en su día llegó a aportar un 10% del tráfico mensual del sitio (con picos del 80% los días que aparecía en portada). Internet es un estanque en el que tiras una piedra y las ondas pueden llegar muy lejos; lo que pasa es que estamos todos tirando piedras constantemente.
Quince años, decía. Nostalgia, Manrique, todo eso. La nostalgia es una fuerza muy poderosa. En este blog hay una categoría enterita dedicada a ella: Ciudades Fantasma. Prípiat, Villa Epecuén, Plymouth o Varosha tienen algo en común: fueron y ya no son. Y de ahí la nostalgia. Cuando uno escribe un texto celebrando los quince años de un pequeño rincón limítrofe de Internet llevado por una única persona durante un porcentaje muy elevado de su vida adulta, es verdaderamente difícil no dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía, pero también es obligado hacerse una pregunta: este blog fue, pero, ¿es? Cuando empecé a perpetrar artículos sobre geografía bizarra, lugares ignotos y geopolítica raruna, era un veinteañero a punto de casarse, con mucho tiempo libre y una notable fascinación por viajar, por el funcionamiento íntimo de las cosas y por los momentos decisivos como los que describía Zweig en su famosísimo ensayo, esos instantes concretos y efímeros que suponen un antes y un después. Algo así como lo que sucede cuando cruzas una frontera.
Hoy soy quince años más viejo. La vida me ha regalado un puñado de cicatrices como las que describía Simone Signoret en sus memorias. Este blog ya no es lo que era, claro. En 2008 se publicaron 95 entradas; desde el 1 de enero de 2021 hasta hoy han sido 12, incluyendo esta. Fronteras no es lo que era, pero ¿sigue siendo? Pues un poco como su dueño. Es, sólo que de otra manera. El impacto que Fronteras ha tenido en mi vida ha sido inmenso. Cuando a finales de 2007 empecé a leer de forma obsesiva sobre límites internacionales, aproximadamente el 95% de la información disponible estaba en inglés. Yo no sabía inglés por entonces, pero al cabo de unas semanas de dejarme los ojos en la Wikipedia y en otro puñado de páginas, y ayudado por Google y un par de traductores online bastante rudimentarios, era capaz de entender textos largos sin demasiado esfuerzo. En septiembre de ese mismo 2008, y animado por la futura madre de mis hijos, me inscribí en una academia para obtener el certificado B2 de inglés (el First). El resultado de la prueba de acceso fue tan alto (100/100) que me inscribieron directamente en el C1, que obtuve diez meses después. Gracias a ese papelito que certificaba que podía leer textos de una complejidad mediana y disimular mis carencias en una conversación de dos minutos con un profesor, acabé trabajando en una multinacional. Los inicios, eso sí, fueron bastante risibles. Me mandaron a hacer la formación inicial a Londres con otros quince empleados provenientes de media docena de países. Durante cuatro días asistí a clases en las que no entendía ni una sola de las palabras que venían después de good morning. Únicamente me entendía con los compañeros de países no angloparlantes, y habitualmente sólo después de la segunda pinta de la noche. Como suelen decir los flipados de la vida que escriben sobre motivación en Linkedin, «lo importante de un primer paso no es la distancia sino la dirección», que es una frase como sacada del Principito para que tu padre la ponga en sus estados de Whatsapp, pero en ocasiones, resulta ser cierta. Toda mi carrera laboral habría sido distinta, y probablemente peor, sin aquella obsesión que me dio hace quince años por leer sobre boundaries, limits, borders, enclaves y counter-enclaves.
Y luego está lo de conocer gente, claro. Hace un par de veranos me escribió un chaval joven de Uruguay para decirme que iba a viajar a España por primera vez y tenía ganas de conocerme. El chico se llamaba Christian, y su primer comentario en este blog data de agosto de 2009. Christian tiene hoy 25 años, así que lleva leyendo esto desde los doce. Una noche fuimos a cenar a mi restaurante favorito para invitar gente en Barcelona, y a la siguiente quedamos con un bahameño y un italiano en las Ramblas para que alguna de las organizaciones criminales que opera restaurantes en el área nos timara seis euros noventa por cerveza mientras hablábamos de viajes, de política, de la vida y de todo. Martín Donato, el hombre que mató al humor a base de juegos de palabras atroces y que aquí escribió sobre bichos aún más atroces, me hizo de guía en Cartagena. El Mapache enloquecido que editaba Blog de Banderas ha pasado por mi ciudad más de una vez y se ha dignado a rebajarse a quedar conmigo, incluso. Coke González, mi único amigo con entrada en Wikipedia, se convirtió con los años en proveedor de alojamiento en Andorra y amigo personal. Y bueno, que decir del individuo que solía comentar por aquí como Sherlock, y que responde, cuando está sobrio, al nombre de Javier. Su primer comentario fue en marzo de 2008, para presumir de haber visitado más países que nadie. Ese mismo mes me escribió un email para hablarme de una casa en una aldea de Extremadura a la que tenía que ir, porque era extremadamente fronteriza. Y acabé yendo, catorce años más tarde. Con él, claro. Antes, ya habíamos estado juntos en Baarle, y después nos hemos recorrido los paisajes helados de las Repúbicas Bálticas.
En fin, la nostalgia. La verdad es que no me gusta. En su día se consideraba una patología, hoy es un argumento de venta de primer orden. Yo la considero esencialmente perversa. Mirar al pasado en vez de mirar al futuro es un error. Sí, ya sé que le dediqué varias decenas de miles de palabras a lo largo de una década a la música dance de los 90, pero no hablamos de mis gustos musicales, que por otra parte aparecen recogidos en la última reforma del código penal, sino del mundo real. Políticamente la nostalgia es reaccionaria, da igual de que lado del espectro provenga. Los buenos viejos tiempos, en el mejor de los casos están idealizados, en el peor no existieron. El pasado, y da igual que época escojamos, fue casi siempre peor que el presente. El planeta es un lugar infinitamente más vivible hoy que hace cien años, o que hace cincuenta. Hay menos hambre, menos guerras, más árboles, y los desastres meteorológicos matan mucha menos gente. Que la percepción del ciudadano occidental medio sea la contraria no se debe tanto a una operación masiva de propaganda como a un zeitgeist producto del olvido. Porque lo contrario de la nostalgia no es olvidar el pasado, sino recordarlo como fue.
Ese aroma de ausencia/que dice al alma luminosa: nunca/Y al corazón: espera. Antonio Machado sabía juntar letras. La entrada más leída de Fronteras en el año 2022 fue la primera de las dos que se publicaron, y era todo un tratado de nostalgia en el que repasaba mis primeros años en la Ciudad Condal. Fui extremadamente feliz en aquella época. Pero no volvería allí. No sólo porque va contra las leyes más elementales de la física, sino porque no es necesario. No soy la persona que era entonces. Pero sigo siendo Diego. El Fronteras de 2023 no es el de 2008. Pero, respondiendo a la pregunta de hace unos cuantos párrafos, sigue siendo. ¿Siendo qué? Ya veremos. ¿Una newsletter? ¿Un Podcast, como La Pizarra de Yuri, felizmente resucitada de entre los muertos? No lo creo, la verdad. Pero quién sabe. De momento acabo de pagar el dominio para otro par de años, así que algo habrá que hacer. Gracias a todos los que durante estos larguísimos quince años os habéis pasado por aquí a saludar, a opinar o a defecaros en mis antepasados. Ha sido muy divertido. Y con suerte lo seguirá siendo.
Enhorabuena por llegar hssta aquí, Diego. Por aquí un apasionado de las fronteras y curioso en general. Yo empecé mi primer blog hace mucho, por tema profesional. Malmantengo dos.
Creo que descubrí tu blog en 2016, mientras daba la vuelta al mundo. Gracias a ti, visité la DMZ en Corea y Nai Pi Do. Estoy prácticamente seguro que me leído todos tus artículos.
Gracias por tanta diversión y conocimiento.
¡Hola, Diego! Llevo leyéndote desde hace más de diez años (creo recordar que ya te leía por 2008, si es que eso es posible) y (creo que) nunca había escrito por aquí (soy de ese 90%), pero soy de la opinión de que es bueno que quien te ha hecho disfrutar con su trabajo lo sepa, así que aquí estoy, más de diez años despues. Por lo demás, poco: aquí seguiré leyendo mientras haya blog, desde Galicia (que en sus tiempos fue la frontera más occidental entre este cacho de tierra y la nada, o eso se creía.). ¡Un abrazo!
Ni recuerdo cuando empecé leyendo Fronteras, pero hace mucho tiempo. Hay que remontarse a losbforos de Escolar, dónde creo que te conocí. Desde entonces estoy suscrito por RSS a este blog (¡Eso sí que es nostalgia!).
Aunque yo sea un rojazo y del Barça y tú de derechas y del Real Madrid he disfrutado mucho del blog. Gracias por esos buenos momentos y por la que están por llegar.
Un saludo.
Hola Diego! Tu blog significa mucho para mí, aunque no recuerde exactamente cuando empecé a leerte, en una época cuando internet era otra cosa. Y sí, yo sí he sentido nostalgia de cuando empezaba el día con un correo de RSS y pasaba un buen rato leyendo y releyendo tus posts (de tu blog y del blog del Mapache). Gracias a ti he entrevisto una vida que hubiese querido tener para mí también, viajando y buscando datos frikis que no le interesan a casi nadie. Gracias por estos 15 años y gracias por pagar el dominio unos años más, y gracias por esas dos o tres publicaciones al año que me conectan al yo del pasado y que me hacen no olvidar quien era.
Umu… No soy muy de hacer comentarios, mi bitácora no los admite, pero no hay regla sin excepción, las reglas sirven para romperlas, y por eso escribo uno para decirte que esta entrada me encanta, y que me trae una gran noticia: «De momento acabo de pagar el dominio para otro par de años, así que algo habrá que hacer». Maravilloso, wonderful, meravellós. A por los veinte años, que tampoco son nada, pero veintiuno sí.
Eres bo e faime sonhar que máis podo pedir.Obrigado
Feliz año , no recuerdo desde cuando leo tu Blog . Seguramente lo encontre buscando alguna información que no estaba disponible en español. Tampoco recuerdo , cuando escribi por primera vez pero bueno por aqui me tienes
Grande Diego. Seguramente en este blog los del 90% seamos una proporción mayor, ya que los frikis solemos ser tímidos.
Me encanta tu blog. Me encanta tu gran dedicación en cada tema que tratas y me encanta tu estilo.
Muchas gracias. Por muchos años más.
Yo sí soy del 90% pero hoy rompo la tendencia. Gracias por auspiciar este blog. Para los que viajamos poco es una bonita ventana al mundo y una gran fuente de información. Por cierto, la entrada de Transistria me sirvió para romper e! hielo con un vecino de esa región/país que migró a España hace años y ahora tenemos una buena relación 😅.
De los pocos artículos que me sigo leyendo completos, los de este blog lo son… me fascina como escribes (y me da envidia, que yo también tengo un blog xD) y, si a eso juntamos las curiosidades que cuentas, win win.
Enhorabuena, felicidades y a seguir!
Me alegra ver que tienes disposición a seguir con el blog. Hasta el final de esta entrada me parecía que estabas anunciando el final.
He visto que en este último año y medio se han subido pocas entradas, y de temática poco típica del blog. Aún así, es bienvenido el toque personal de estas entradas (aunque, he de confesar que la de los carriles bici me decepcionó un poco para la larga espera desde el anterior).
Tienes don para escribir, y desde hace años es de los pocos sitios web que visito cada pocos días para ver si hay una entrada nueva. Sin duda, el tiempo pasa, y se nota que ahora el contenido en Internet se sitúa en entornos distintos. Otros sitios web que conocí por medio de este blog, como Blog de Banderas ya desistí de esperar que reviviesen. Ante todo, se agradecen todos los buenos ratos que he pasado leyendo los posts, y espero que te vaya bien en todo lo que emprendas.
Cualquier novedad en este sitio será siempre bienvenida 😉
15 años…
Pensar que cuando nació este blog, yo ni siquiera había comenzado el preescolar, y ahora estoy acá, leyendo eso y rememorando las entradas sobre los lagos canadienses, las cuales fueron las que me hicieron descubrir tu blog.
¿Quién no recuerda al famoso DPNMLH? Qué risas me eché y me echo cada vez que leo esa entrada…
Sin duda una de las más hilarantes.
JAJAJAJA ¡No lo recordaba!
Sí, he estado en Baarle y en Os de Civís.
Y sí, en parte fue culpa tuya.
Enhorabuena por el blog
Te prometo, que según leía la entrada estaba nervioso pensando que sería una entrada de despedida de mi blog preferido… Aún recuerdo perfectamente cuando descubrí el blog allá por la primavera del 2008… qué sepas que me has proporcionado muchas horas de felicidad, entretenimiento así como destinos a conocer… Me encanta el estilo que manejas! un abrazo!!
Qué va, al menos de momento. Con suerte, la semana que viene hay otra sobre sitios raros a los que encima he ido
👏👏👏
15 años. Se dice pronto.
Descubrí el blog hace másde una década, precisamente buscando información sobre fronteras extrañas, enclaves y otras curiosidades geográficas para un proyecto artístico del gran Rubén Martín de Lucas. Acabé enganchado a Fronteras y, desde entonces, cada publicación de un nuevo post es una pequeña alegría porque sé que disfrutaré de una grata lectura casi con total seguridad. Gracias por tu difusión y por dar a conocer, de paso, a otros perfiles/personas también muy interesantes, con otros blogs (p.ej. Banderas) o en RRSS.
Con o sin nostalgia, el caso es que tu forma de divulgar frikadas geográficas nos gusta a muchos, y es de agradecer esa posibilidad de que sigas con ello a pesar de todos los cambios que cualquier vida sufre en más de 15 años. Gracias por tantos posts interesantes y entretenidos.
Esta es la primera vez que dejo un comentario en tu blog, pese a seguirte desde hace al menos una década. No pude evitar sentir un golpe de culpa como el del niño aquel al que atrapan haciendo una travesura justo al momento que leía lo de la relación 1-9-90, cuéntame entre los que siempre llegan, solo leen y ni se molestan en dejar un saludo. No lo tomes como una falta de respeto, simplemente no creí tener algo valioso que aportar en su momento o bien, consumido por la emoción de seguir leyendo más entradas en tu blog, me dediqué a repasar cada una de las entradas más antiguas y ya a toro pasado, pensé que no venía al caso un comentario en algo que se escribió hacía 5 años. Hasta la fecha te puedo asegurar haber entrado a todas tus publicaciones desde que descubrí tu blog y haber reforzado aún más mi afición por los temas geográficos, he reconocerte tu pasión en la materia y agradecerte tu admirable labor de divulgación. Recientemente invité a mi hijo pequeño que comienza a interesarse por la geografía a que entre a algunas de tus publicaciones como material de consulta. Había pasado casi un año entre tus últimas dos publicaciones, asumí con un poco de resignación que te había finalmente sucedido lo que comentaste de los otros blogs al calce de tu página de inicio, que habías terminado por cerrar y el blog ya no funcionaría más; una vez a la semana entraba sin esperar, por si a caso habías vuelto a publicar, pero las semanas pasaban y nada. Comencé a leer esta última publicación y el tono y temática me hicieron pensar en que era tu carta de despedida, sentí un breve alivio al leer que oficialmente no era así, pero leyendo entre líneas se que de facto bien podría llegar a serlo. Si es así te deseo la mejor de las fortunas y te agradezco por haber creado este maravilloso rincón de ocio para quienes amamos la geografía. Aunque si en ese tiempo algo sucede, los astros se alinean y puedes darte el tiempo de seguir compartiéndonos más entradas en tu blog, te aseguro que estaré ahí para dejar mi comentario sin excepción.
Hola Diego,
Lo primero es darte las gracias por el muchísimo trabajo que te ha supuesto este blog… que tan buenos ratos me ha dado.
Siempre me llamaron la atención esas extrañas líneas que los humanos hacemos en los mapas… y cuando encontré tu blog (ya no recuerdo cuántos años hace) descubrí que, además, pueden ser realmente extrañas y con montones de cosas curiosas. Gracias de nuevo.
Como ya han dicho otros por aquí, al leer esta entrada empecé a temer que fuese la despedida. Cuando has dicho que has pagado un par de años más, me ha alegría. Se comprende que el ritmo no puede ser el que tenías hace unos años, pero al menos uno sigue mirando de vez en cuando a ver con qué cosas nuevas nos regalas.
Saludos
Hola Diego, llegué acá desde el Blog de Banderas (el cual acabo de ver que caducó el dominio), y cuando comencé a leer pensé que era otra despedida; como de tantos otros blogs que frecuenté en tantas tardes y noches, pero que ahora son recuerdos y testigos de otra época.
¡¡Así que alegra saber que esto continúa!!
Felicitaciones, Diego!
Felicidades y gracias porque me has hecho explorar un montón de sitios que jamás se me hubiesen ocurrido por mi cuenta. ¿A por otros quince años?
Hola, Diego! Creo que no comentaba aquí desde 2008 jaja. Sigo tu blog desde entonces, cuando yo también empezaba con el mío. De hecho, tengo la fortuna de aparecer en tu viejuno blogroll, entre varios ilustres a los que también seguía o sigo aún. Además, tu newsletter es la única que recibo (desde tiempos inmemoriales) y te seguí siempre en Twitter (hasta que el mes pasado abandoné la red del pajarraco).
También lucho contra la nostalgia, pero pienso con frecuencia en cómo mi blog me cambió la vida. Empezó como un hobbie y, al principio, iba camino de ser una copia mala de Fronteras. Creo que por eso debiste de echarle el ojo. Hablaba de islas remotas, los vuelos más cortos del mundo, los topónimos más largos del mundo… cosas así. Pero poco a poco fui vendiendo mi alma al diablo. Vi que aquella afición podía convertirse en mi trabajo, y así ha sido desde 2014. Eso sí, ya no hablo de ese tipo de curiosidades. Ahora solo hago los típicos posts del tipo «Qué ver en París». Una suerte, supongo, poder vivir de un blog de viajes. Pero a menudo me pregunto qué habría pasado si hubiera continuado en aquella línea. Desde luego, me sentiría más orgulloso de mi criatura.
Me alegra comprobar que sigues al pie del cañón, aunque sea a un ritmo más relajado. Por cierto, también coincidimos en nuestra pasión por la ciencia ficción. A ver si vuelves a lanzar un post con recomendaciones 😉
Un abrazo desde Sant Andreu, BCN
Pruden
Los apuntes del viajero
¡¡ Qué sean muchos años más !! Muchas gracias por su blog «Fronteras», yo lo descubrí en 2015. Saludos desde Colombia.
Lo bueno/malo de los blogs es que a veces los lees pasados unos días desde su publicación. En cualquier caso, feliz cumpleaños
Me acuerdo que descubrí este blog en un ómnibus que cubría los 500 kilómetros de la ruta Montevideo – Salto. Y siempre me pareció tan de ciencia ficción el hecho de encontrar un espacio, y todavía en castellano, sobre rarezas geográficas. La identificación que sentí con este lugar y el enamoramiento que floreció tras eso, hizo que las seis horas de viaje se transformaran en quince minutos devorando como un poseso entrada tras entrada.
Con los años me animé a viajar, y de vez en cuando, hasta a colaborar, no sin una vergüenza que aún me domina, pero también, con una desfachatez que le coloca la correa e intenta dominarla. Y vaya que dio buen resultado.
Intentaré ayudar a que esos dos años de dominio pago sean aprovechados, porque la desfachatez como dije antes, me gana. Y porque es el único lugar que me permite colgar mis míseras palabras sueltas e incoherentes al lado de verdaderos postulados geográficos del autor de este blog y sus ilustres colaboradores. Como quien pone una lata de pulpa de tomate vacía y sucia enfrente al cuadro archi conocido de Warhol.
Gracias por darle reconocimiento a mi frikismo Diego, desde el mismo lugar de siempre pero más de veinte años en el futuro desde aquel asiento de ómnibus: Montevideo, Uruguay.
Recordar lo bueno supone inundar nuestra vida de la marea de la nostalgia. Y la nostalgia nos droga de lo positivo, y nos da amnesia de lo negativo.
Pero nos hace felices
Tantos años leyendo y resulta que yo también tengo casa en la codosera…
Lo conocí a través del mapache. Que a su vez, me hizo cogerle el gusto a la modalidad del blog. Luego encontré en Diego el idóneo anfitrión para recibir cada año nuevo con las disfuncionalidades geopolíticas mas divertidas.
No serán 15 años pero capaz voy entrando ya al quinto año de lector.
Una parte en Bogotá, CO. Y ahora desde Florida, USA.
¡Gracias!
Hola Diego, mil gracias por tantos años y por tu generosidad puesta en satisfacer a los fronterizos como yo.
He leído todas tus entradas y hasta me has dado la oportunidad de colaborar.
Acá seguimos.
Abrazo grande desde Argentina !!!