Sasha Kalin sirve un par de cervezas de grifo en la barra de su bar. Las pone en una bandeja y se las lleva, esquivando clientes ruidosos, a un par de veinteañeros que están echando una partida de billar. Después se acerca a una mesa y toma nota de la cena de dos parejas. Lomo de cerdo asado, patatas y chucrut para todos. Lo típico. Antes de volver a la barra pasa por la puerta del local y le dice al camarero novato que se acabe rapidito el cigarrillo de liar y que vuelva a la cocina que hay mucha faena. Una escena perfectamente normal salvo por el hecho de que en ese breve trayecto Sasha ha cruzado cuatro veces una frontera internacional. Bienvenidos a la Kalin Tavern, la taberna en dos países.

Croacia y Eslovenia comparten más de seiscientos kilómetros de frontera desde la disolución de Yugoslavia a principios de los noventa. 668 según las autoridades croatas, 670 según las eslovenas. La diferencia, que no parece prblemática, esconde las no pocas disputas fronterizas que han sostenido ambas naciones durante estos últimos casi treinta años, desde las aguas territoriales hasta el trazado de la frontera en ríos y montañas. Pese a ello, son dos países que llevan una buena relación de vecindad. Hay tres pasos fronterizos principales entre las dos naciones. Uno de ellos está entre las localidades de Obrežje (Eslovenia) y Bregana (Croacia). Son un par de pueblos residenciales con casas unifamiliares de uno o dos pisos y tejados a dos aguas. Un sitio como tantos. La frontera entre ambas localidades es también, a día de hoy, una frontera exterior de la zona Schengen, y así seguirá siendo hasta al menos 2020, pero Croacia pertenece a la Unión Europea, y los controles, fuera de los puestos fronterizos principales, son algo laxos.


Nuestra taberna se encuentra en un callejón al sur de Obrežje. La pequeña calle sigue hasta Croacia, y estuvo abierta durante muchas décadas hasta que la disolución de Yugoslavia situó una y otra acera en países distintos. Dos enormes maceteros de hormigón impiden el paso de automóviles y camiones, pero no el tránsito de personas. De eso se encarga un aburrido soldado de las fuerzas armadas croatas que tiene una garita a veinte metros del establecimiento para impedir que clientes con unas cuantas piva de más invadan el país. Su equivalente esloveno está al otro lado del callejón, dejando la taberna como una especie de tierra de nadie. Hasta la entrada de Croacia en la Unión en 2013, los soldados croatas patrullaban el callejón 24 horas al día, actualmente sólo se pasan de vez en cuando, igual que su contraparte del otro lado de la frontera.


Cuando el edificio que hoy alberga el restaurante Kalin se construyó tanto Eslovenia como Croacia pertenecían al Imperio Austríaco, y más tarde al Austrohúngaro. Tras la I Guerra Mundial los dos países, y la taberna entre ellos, formaron parte del Reino de los Eslovenos, Croatas y Serbios, más conocido por su stage name Yugoslavia. No fue hasta 1991 con el inicio de las sucesivas guerras yugoslavas cuando nuestra taberna se convirtió en un lugar binacional merced al minúsculo arroyo, cubierto décadas atrás, que discurría bajo los cimientos del edificio.

La delimitación de la frontera entre Eslovenia y Croacia se hizo en base a registros catastrales, dado que, al no haber sido independientes ninguna de las dos Repúblicas anteriormente, no se había realizado nunca una labor de amojonamiento del límite entre ambas naciones. Esto, como se comentó anteriormente ha provocado unas cuantas disputas fronterizas dadas las superposiciones e inexactitudes acumuladas durante siglos. Eslovenia llegó a amenazar la entrada de Croacia en la Unión Europea y en la OTAN debido al desacuerdo sobre los límites terrestres, y especialmente marítimos, entre ambos países. Las negociaciones condujeron a un primer acuerdo (pendiente de ratificar todavía hoy) que permitió desbloquear la situación en 2009. Un año más tarde se celebró de manera simbólica una reunión informal entre los ministros de asuntos exteriores de Croacia y Eslovenia en la taberna, sin que haya trascendido si cada uno de ellos se sentó en una mesa en su propio país.

En la taberna Kalin todo esto también se nota, claro. Hasta la entrada de Eslovenia en la UE el tránsito entre las mitades croata y eslovena del pueblo era más bien libre. En los noventa le colocaron un hito fronterizo en la fachada del edificio que Sasha Kalin, hijo de una eslovena y un croata, replicó en el interior del interior del local en forma de placa en la pared y línea amarilla en el suelo. Cuando la mitad del local (la que usa como dirección fiscal) entró en la Unión Europea se establecieron controles de pasaportes, lo que conllevó la pérdida de la mayor parte de la clientela croata, que tiene alternativas para salir a cenar un jueves que no implican el cruce de una frontera exterior de la Unión Europea ni mostrarle el pasaporte a soldados armados.

Como decíamos hace medio párrafo, la taberna Kalin es un negocio esloveno a todos los efectos, dado que la puerta de entrada está en Obrežje, a apenas una decena de metros de Bregana. Tiene, sin embargo, número de teléfono en ambos municipios, que es como decir en los dos países. Las mesas donde la clientela se bebe una pivo tras otra están mayormente en Eslovenia, pero la barra y la cocina están en Croacia. La mesa de billar está tan pegada a la frontera que s imposible rodearla sin cambiar de país. La escasez de clientes croatas hace que en el bar, a diferencia de lo que sucedía hasta hace unos años, únicamente se sirvan cervezas eslovenas. La decoración, además de la línea fluorescente en el suelo, incluye un oso entero disecado y una foto del viejo perro del duelo levantando la pata para orinar en el mojón que señala los confines de ambos países situado a la entrada del lugar. Toda una declaración de intenciones.

Con los años la frontera Schengen se moverá más al sur, cuando Croacia implemente el acuerdo. En un par de décadas es previsible que Bosnia, Serbia y Macedonia también sean parte del espacio común europeo, y, como sucede en casi todo el continente, la frontera en el interior del bar de Sasha Kalin será un adorno, una simple anécdota. Como debe ser.
Fuentes, origen de las fotos y más info: New York Times, Radiotelevisión Eslovena, Condé Nast, Balkans Countries, The Daily Beast, Skyscrapercity, The Sun, Politikis, Jutarnji, Youtube.
¿Te has quedado con ganas de más? ¿Tienes tiempo libre? ¿No tienes tiempo libre pero tampoco ganas de trabajar o estudiar? Te comprendo. Para ayudarte en tu procrastinación en Fronteras hay una larga tradición de glosar cosas-en-dos-países. Ahí van algunos ejemplos:
Un campo de golf, entre Finlandia y Suecia
Otro bar con mesa de billar, entre Estados Unidos y Canadá
Aeropuertos, también entre EE.UU. y Canadá
Una biblioteca, entre, sí, lo has adivinado, Canadá y Estados Unidos
Una licorería y cervecería, entre Bélgica y Holanda en el prodigioso pueblo de Baarle
Un hotel, entre Francia y Suiza, que yo mismo visité hace unos años
Un campo de fútbol entre Croacia y Bosnia (y otros ejemplos en otros países)
Un casino donde Frank Sinatra se lo montaba con Marylin, entre Nevada y California
Y también puedes leer La frontera en espiral, otra visita que hicimos al límite entre Eslovenia y Croacia hace unos años
Cómo mola estar en un sitio así.
La primera vez que crucé una frontera fue la de España y Francia en el valle de Arán. Era un crío y era un camino de montaña que salía de Les o Bossots. No había nadie en la frontera, y era en mitad de la montaña. Nos paramos a hacer una paradita y aproveché para orinar en suelo francés. Qué gamberrete era jajaja.
Pd: Al principio del artículo hablas de la frontera con Bosnia. Me imagino que querrías decir entre Croacia y eslovenia 😉
Sí, me había liado con tanta república ex yugoslava. Arreglao y gracias por el aviso
En Pirineos muchos sitios así 😂
Serio contendiente al puente internacional más corto del mundo, en la selva de Irati uno de los caminos del lado navarro al volver te lleva a cruzar a Francia. Si no recuerdo mal, el camino te lleva a un puentecito de no más de 3 o 4m de largo para cruzar el Erreka Idorra, un riachuelo que da al Urbeltza. 43.0026998,-1.0860501
Añado a la lista anterior de bares, campos de fútbol y golf, bibliotecas y demás un remonte de esquí que va paralelo a la frontera Francia – Suiza en Vallorcine. Los mojones de la frontera se ven desde el remonte y puedes salir de la UE esquiando sin ningún problema.
46°01’50.7″N 6°57’45.5″E