Nuestros vecinos se llaman igual que nosotros (primera parte)

Las fronteras son líneas imaginarias cuya traslación al mundo real puede ir desde una línea sobre el asfalto de un carril bici hasta una muralla de cientos de kilómetros de largo custodiada por soldados armados hasta los dientes. En cualquier caso, toda frontera es una agresión, es una división artificial cuyo absurdo es sólo superado por su necesidad. Una línea trazada sobre un mapa divide el mundo entre nosotros y ellos, entre aquí y allí. Pero en muchas ocasiones, aquí y allí son lo mismo, un todo que, por circunstancias de la historia y la política, ha devenido en pedazos separados por una o varias líneas. Cuando eso sucede, sin embargo, la toponimia puede ser empecinada y recordarnos que a ambos lados de la raya la realidad es la misma. Y esto es lo que vamos a ver hoy: lugares, regiones, provincias, países que por esos caprichos que tienen la historia y la geografía, se llaman exactamente igual a uno y otro lado de la frontera internacional.

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Hoy vamos a ir más allá de esto  Seguir leyendo

Mi patria chica es un continente. Las entidades subnacionales más grandes de la Tierra

Todos sabemos que el país más grande del mundo es la Unión Soviética, o lo sabíamos hasta que Gorbachov trajo esa cosa rara de la Perestroika y la cosa se le fue de las manos. El heredero principal de aquel imperio, la Federación Rusa, es el Estado independiente más grande del mundo, con una superficie que casi dobla a los dos siguientes (Canadá y Estados Unidos, o China, según se cuenten o no algunas reclamaciones territoriales chinas). Pero salvo el caso Vaticano, todos los estados independientes tienen su organización territorial, grande o pequeña (en el caso de Nauru o San Marino más bien lo segundo), y en algunos casos las provincias o territorios que suponen el primer nivel de la división administrativa de un país son mucho más grandes que la mayoría de los países del mundo. Y de eso va la entrada de hoy.

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El hombre más solitario de la Tierra

Probablemente la persona más aislada y solitaria de la Historia haya sido Michael Collins, el astronauta de la misión Apolo 11 que permaneció en órbita alrededor de la Luna mientras Buzz Aldrin y Neil Armstrong se daban un paseo por nuestro satélite. Se calcula que llegó a estar a más de 5.500 kilómetros de sus compañeros, a la sazón los seres humanos más próximos, lo que le convirtió, durante unas horas, en el hombre más solitario de la historia, que no de la Tierra. Regresando a nuestro planeta, el título del tipo más solitario y aislado del planeta se lo lleva el último superviviente de una tribu amazónica brasileña, cuyos nombres (el del hombre y el de la tribu) se desconocen.  Se encuentra en el estado de Rondonia, y quince años después de la primera noticia sobre él, su vida sigue siendo un misterio.

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