Coronavirus en Baarle: Cuando la frontera divide tu tienda de ropa y en un país puedes abrir y otro no

El reguero de medidas drásticas, propias de tiempos de guerra, que el Coronavirus está dejando a su paso por todo el mundo ha llegado, claro, a Baarle, el pueblo de las mil fronteras, capital no oficial de este vuestro veterano blog. Pero sólo a parte del pueblo. La parte belga, concretamente. El gobierno de ese país decretó el 17 de marzo el cierre de todas las actividades comerciales no esenciales y el confinamiento obligatorio de la población en sus casas, una medida que han tomado la mayoría de los países europeos y muchos americanos. El gobierno neerlandés, por su parte, ha decidido enfocar el asunto desde otro punto de vista y salvo suspender colegios y prohibir reuniones de más de tres personas, el resto de la vida sigue con normalidad, y todas las tiendas abren como si nada sucediera. ¿Qué hacer cuando la mitad de tu tienda está en Bélgica y la otra en Holanda?

DSC_0455_1 — La tienda en cuestión, en mayo del año pasado

Zeeman es una cadena de tiendas de ropa low cost con sede en Ámsterdam y más de 1.300 locales en Holanda, Bélgica, Austria y España. Su tienda de Baarle está partida den dos por uno de los metaenclaves holandeses en el enclave principal belga, y la puerta, como se puede ver en la foto superior, se encuentra en los Países Bajos. La regla general que rige la economía de Baarle sostiene que un negocio pertenece íntegramente al país donde se encuentra su puerta de entrada, pero por si acaso los servicios jurídicos de la cadena contactaron con los ayuntamientos de Baarle-Hertog y Baarle-Nassau, que les confirmaron que en principio y salvo oposición de autoridades superiores, podían abrir sin problemas. Pero los responsables de la cadena decidieron, pese a todo, sellar la mitad del local en solidaridad con los belgas confinados.

Coronaarle1 — Tan cerca… tan lejos… (Onno de Bruin)

Así, si uno quiere comprar ropa interior, puede hacerlo sin problemas, pero si pretende llevarse unas camisas no podrá hacerlo, toda vez que la sección correspondiente se encuentra al otro lado de la frontera, que ha quedado señalizada por la típica cinta de plástico blanco a rayas rojas que se usa en obras y mudanzas. Y así es como una cesión de tierras en el siglo XII impidió a un señor en 2020 llevarse unas camisas a casa. Baarle jamás dejará de sorprendernos.