El reguero de medidas drásticas, propias de tiempos de guerra, que el Coronavirus está dejando a su paso por todo el mundo ha llegado, claro, a Baarle, el pueblo de las mil fronteras, capital no oficial de este vuestro veterano blog. Pero sólo a parte del pueblo. La parte belga, concretamente. El gobierno de ese país decretó el 17 de marzo el cierre de todas las actividades comerciales no esenciales y el confinamiento obligatorio de la población en sus casas, una medida que han tomado la mayoría de los países europeos y muchos americanos. El gobierno neerlandés, por su parte, ha decidido enfocar el asunto desde otro punto de vista y salvo suspender colegios y prohibir reuniones de más de tres personas, el resto de la vida sigue con normalidad, y todas las tiendas abren como si nada sucediera. ¿Qué hacer cuando la mitad de tu tienda está en Bélgica y la otra en Holanda?
