Noventa temas que probablemente bailaste en los noventa (novena parte)

Esta es una recopilación siempre en marcha de una de las obsesiones enfermizas del autor de este blog: la música dance de los noventa. Para leer las entregas anteriores y la posterior que cierra la serie pincha en los correspondientes enlaces:

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Esta es la novena y penúltima parte de este titánico repaso a los grandes éxitos de la música de baile de los noventa. La primera de las nueve entradas dedicadas a este nicho específico músicotemporal es la más visitada de las más de quinientas que se han publicado en este rincón fronterizo; más de un cuarto de millón de lecturas hasta hoy, y no todas son mías. Así las cosas, he querido estirar el chicle hasta los cien pelotazos. Porque yo lo valgo. Esta interminable serie se inició con una anotación que pretendía ser la primera de sólo 2, y fue publicada en diciembre de 2011. Ha sido por tanto un viaje de poco más de ocho años, casi la misma duración de la década que pretendía diseccionar. No voy a negar que he disfrutado muchísimo escribiendo esta larguísima serie, entre otras cosas porque me ha permitido poner musicote a todo volumen y decirle a mi indignada esposa con mi mejor cara de no haber roto un plato que me estaba documentando para el blog. No, yo tampoco sé cómo me aguanta.

Me introduje en la música de baile en el verano de 1992, en el que cumplí trece años. En lo alto de las listas estaban los OBK cantando Historias de amor/ojos que miran con ilusión y todo eso. Por alguna razón ignota ese verano fue el primero de muchos que vendrían en los que padecí un insomnio crónico. Pasaba las noches leyendo libros de Los Hollister, Elige tu propia aventura y cosas así, pero también escuchando una radio local ya desaparecida, que tenía entre su programación un especial nocturno los viernes y sábados dedicado a la música de baile. Ocho horas duraba aquello, nada menos, de diez de la noche a seis de la mañana. Y yo me acostumbré a pasar noches enteras hasta casi el amanecer en mi habitación escuchando música electrónica con unos auriculares sustraídos a mi madre. Aquel programa nocturno y noctámbulo emitía casi sin interrupciones sesiones trance enteras grabadas en las salas más famosas de Madrid (Oh!, Radical, Kapital, sitios así) y repasaba los temazos y mezclotes que llegaban de Valencia o de más allá de los Pirineos. El verano siguió adelante, Fermín Cacho y la selección española de fútbol ganaron el oro olímpico, hicimos siete horas de cola en el pabellón de Canadá de la Expo de Sevilla y para septiembre, cuando comencé el último año de primaria, mi insomnio era un mal recuerdo. Pero seguí escuchando aquel programa de la RKR casi todos los viernes y sábados, y acabé comprando los Bolero Mix y Máquina Total que me permitía mi paga de preadolescente. Para entonces estaba tan acostumbrado a la música electrónica nocturna que me ponía Eurodance para dormir, y seguí haciéndolo durante la siguiente década. Han pasado casi treinta años desde entonces y nunca he dejado de escuchar música dance comercial, a través de un par de emisoras dedicadas a ello. Suelo meterme algo de Avicii con el café y llevo al colegio a los niños con algún episodio de A State Of Trance atronando los altavoces del monovolumen familiar, cosa que espero que no les cree algún trauma a las criaturas. Me pregunto a menudo por qué, de todas las músicas que hay en el universo mundo, mi favorita es la EDM, y dentro de ella, una cosa tan absurda como el Trance, y la verdad es que si he de ser sincero no tengo una respuesta. No me he metido una pastilla más peligrosa que el Ibuprofeno en toda mi vida y creo que con los dedos de las manos podría contar todas las raves en las que me he colado. Y de la última vez hace ya más de veinte años. Supongo que es un género trascendente, dado a la épica y al viaje mental y me resulta, de alguna manera, relajante. Según un psicólogo argentino con el mismo peinado que Diego Pablo Simeone que me trató hace unos años, tengo una tendencia muy fuerte a la introspección, y el trance, al menos su versión más mainstream, se presta bastante a ello. En esta penúltima edición de esta no-tan-interminable lista repasaremos, entre otros trackazos, algunos de los éxitos del trance comercial de nuestra década favorita, antes de que llegue la inevitable ola de nostalgia de «los dos mil» por parte de los recién llegados a la treintena que pasaron su adolescencia gozando de los sonidos oscuros de Milk Inc. o los alegres gorgoritos moldavos de los O-Zone. Enjoy the ride!

81.- Members of Mayday – Sonic Empire (1997)

La lista de hoy se inaugura con uno de los clásicos básicos de cualquier rave de las últimas dos décadas. Members of Mayday (MOM para los amigos) son un par de productores alemanes que entre 1991 y 2013 se encargaron de componer y grabar cada año el himno de la Mayday Rave, la mayor fiesta dance bajo techo de Alemania. Con Sonic Empire (el lema del festival de 1997) encontraron un sonido propio dentro del marasmo de la segunda mitad de los noventa, un trance muy accesible para la mayoría del público, hasta tal punto que fueron disco de oro en Alemania, donde escalaron hasta lo más alto de las listas de los más vendidos, mientras que en los demás países germanófonos (Suiza y Austria) subieron al top 10. Su otro gran éxito llegaría cinco años después con Culture Flash, un viaje onírico extremadamente sugerente, cuyo video es un auténtico poema visual.

82.- Dj Quicksilver – Bellisima (1996)

Orhan Terz, alemán nacido en Turquía, decidió utilizar el nombre artístico de DJ Quicksilver (DJ Mercurio) tras presentarse a un concurso de DJs en el que un termómetro marcaba la reacción de la audiencia a las actuaciones de los artistas. En 1995 sacó su primer tema, que pasó sin demasiada gloria por las salas europeas (excepto en Austria, donde llegó a estar en las listas de los más vendidos). Un año más tarde, en una segunda intentona, logró un éxito notable al meter este tema en las listas de toda Europa, y vender más de 100.000 copias del doble single. Siguió publicando durante una década más con un éxito aceptable en su país de adopción y el resto de la germanofonía, pero nunca obtuvo el éxito de esta melodía melancólica, simple y poderosa.

83.- Da Hool – Meet her at the Love Parade (1997)

La Love Parade fue una descomunal rave al aire libre que se celebró entre 1989 y 2010 en Berlín y otras ciudades alemanas. Comenzó el verano antes de la caída del Muro como una fiesta de cumpleaños a la que asistieron 150 personas que desfilaron por la Ku’Damm berlinesa, y unos años después ya se había convertido en un clásico estival, con asistencias en el orden de los cientos de miles de personas. Frank Tomiczek ya tenía una larga carrera como DJ a sus espaldas en la Alemania Unida cuando en 1997 compuso este tema casi plano, con una melodía zumbona como un lector de tarjetas perforadas, que tuvo un éxito mundial enorme (más de seis millones de copias vendidas y entrada en las listas generales de éxitos de toda Europa). La Love Parade se canceló en 2010 tras una estampida en la que murieron más de veinte personas.

84.- Nalin & Kane – Beachball (1997)

A mediados de los años sesenta Ibiza se convirtió en un destino turístico de primer orden entre los europeos de cierto nivel adquisitivo que podían pasar sus vacaciones fuera de su país de origen, especialmente, pero no sólo, entre los británicos. En los años 70 abrió Pachá, la primera de las grandes discotecas ibicencas, y nació la cultura de club de la isla, que desde entonces ha marcado el destino, la economía y el paisaje del lugar. Dos millones y medio largos de turistas extranjeros visitan Ibiza cada año, la mayoría de ellos buscando el extremadamente popular ambiente fiestero que ha hecho famosa a la isla blanca. Los DJs más importantes del mundo cobran auténticas fortunas por actuar en las grandes catedrales del techno, lo que ha convertido a esa pequeña islita mediterránea en el centro mundial de la música electrónica. El sonido típicamente ibicenco es un género al que se ha dado en llamar Balearic Beat, un trance relajado y chilloutero, hedonista y más digno de ser escuchado desde una cama balinesa con un mojito en las manos y un collar de flores de papel estraza alrededor del cuello que sudando en la pista de baile. A este género pertenece esta producción alemana del año 97 compuesta por los mismos dos DJs que dan nombre al proyecto, y que se convirtió en todo un himno en la isla en el verano en el que murió Lady Di. Su éxito no se limitó a las Baleares, y pronto fue pinchada sistemáticamente por toda Europa, convirtiéndose en una de las canciones de aquel verano. 

85.- Push – Universal Nation (1996)

Bajo el alias de Push se oculta el nombre del belga Mike Dierickx, que en 1996 lanzó al mercado este tema onírico y progresivo en el legendario sello Bonzai Records. No tuvo un éxito inmediato, pero fue avanzando en el inconsciente colectivo y en las cabinas de los DJs hasta comenzar a colarse en las listas. Tuvo lanzamientos en distintos años según el país, pero en todos obtuvo un éxito similar, apareciendo en los puestos intermedios de las listas generales y sonando a altísimas horas de la madrugada (o a media tarde, en los after) para llevarse al personal de viaje. Universal Nation es la patria de los ravers, que vengan de donde vengan se encuentran entre sus iguales cuando el trance hace retumbar los baffles de dos metros treinta y la gente se mueve como si acabaran de salir de un frenopático.

86.- Josh Wink – Higher State of Counciosness (1995)

Pocas veces el título de una canción es tan autoexplicativo y autorreferente. Higher state of counciosness (Estado elevado de la conciencia) se refiere, obviamente, al efecto de las drogas de diseño en la cabeza del que la escucha. Una melodía esquizofrénica y a ratos casi molesta se convierte, bajo los efectos del éxtasis o lo que quiera Dios que se haya metido el raver de turno, en un viaje acelerado en el que el sonido, la melodía, nos llevan en una montaña rusa de la que no se adivina el final, ni tampoco el principio. El norteamericano Josh Wink lanzó este tema en 1995  y lo remezcló un año más tarde y ambas versiones fueron número 1 en el Reino Unido; venía de meter otro número 1 en la lista dance del Billboard así que fueron años de mucho éxito. Wink sigue pinchando por todo el mundo con notable éxito, en sesiones espídicas y propicias para estados alterados de la conciencia.

87.- Veracocha – Carte Blanche (1999)

Los productores y DJs holandeses Vincent de Moor y Ferry Corsten se aliaron en 1999 para sacar al mercado este pelotazo que arrasó en las pistas de baile de toda Europa. Fue su única colaboración y lanzó sus carreras en solitario, ya suficientemente exitosas hasta entonces, hacia el estrellato. Corsten de hecho ha aparecido sistemáticamente en la lista top 100 de DJMag durante la última década, y sigue considerándose de los grandes veinte años después de semejante temón. El viaje que nos propone Carte Blanche no es el típico paseo onírico por los márgenes de la conciencia, sino una aceleración al futuro, un atisbo de lo que está por venir, una anticipación. Nos lanza al infinito y nos desea buena suerte. El tema tuvo el suficiente éxito para salirse del circuito puramente electrónico y colarse en algunas listas mainstream, y por eso hoy sigue siendo uno de los más recordados de los años bisagra entre los siglos XX y XXI.

88.- Megabeat – Es imposible, no puede ser (1990)

Uno de los himnos más clásicos del denominado Sonido de Valencia. Megabeat fue un proyecto de los DJs valencianos Fran Lenaers, Julio «Nexus» Rodríguez y Gani Manero, el más recordado de todos los en los que participaron de forma conjunta o por separado. «Es imposible, no puede ser» aparece en un momento de transición en la cultura de club valenciana, cuando el protagonismo empieza a pasar de las salas (Chocolate, Puzzle, Barraca, Spook, la ruta del Bakalao, vamos) a los Disc Jockeys: el producto más perfecto de esa transición sería Chimo Bay0, pero también los New Limit, Sensity World o DJ Sylvan, habituales en cualquier festival remember para cuarentones añosos que se precie. Lenaers y compañía eran habituales de la noche de Valencia desde hacía unos cuantos años, y acabaron dando forma a varios proyectos, incluido Megabeat y este tema sencillo, efectivo y melancólico que pegó fuerte aunque apenas saliera de los circuitos locales. En el libro coral Bacalao!, una historia oral de la cultura de club valenciana, Lenaers y el resto de entrevistados coinciden en que fue el canto del cisne de lo que había sido la movida valenciana en los ochenta, y que dio paso a la decadencia y a la desaparición de aquella época. Es curioso porque la gente de mi generación recuerda esos años precisamente al revés: la aparición de una oleada de músicos más orientados al espectáculo que a la música en sí, encabezada por Chimo Bayo y que trasladaron a la España de la época un movimiento que venía sobre todo de Alemania y Bélgica, y que llegó a tener voz propia a nivel internacional.

89.- Pump Panel – Confusion Dub (1995)

Es muy probable que no hayas oído el título de esta canción jamás, pero si a finales de los noventa tenías entre catorce y veinticinco años sin duda habrás escuchado el tema, es sólo que lo conoces con otro nombre: «La canción de la rave de Blade«. Un tema clásico del hard trance, sin introducciones de ningún tipo; empieza y acaba a capón, ni subidones, drops ni nada que nos pueda distraer de su contundencia implacable. A hierro desde el segundo uno hasta el final, como Wesley Snipes cuando se ponía a decapitar vampiros entre comentarios jocosos y vuelos de su capa de cuero. Pese a su sencillez, o más probablemente debido a ella, el tema es potentísimo y marcó a toda una generación de adolescentes y jovencitos dados al pasteleo barbie girl y al Malibú con piña, que se vieron lanzados de sopetón a las oscuras y frías aguas del trance, en muchos casos sin estar preparados para ello. Hay que decir que por suerte para todos, la versión de discoteca duraba apenas un tercio de los diez minutos largos del original, así que era posible sobrevivir a su bailado. Dos versiones posteriores, ya la siguiente década (pero no en el siguiente siglo), hicieron aún más mainstream la tremenda melodía: Phat Bass, de los alemanes Warp Brothers, y Operation Blade, de los escoceses Public Domain

90.- Energy 52 – Café del Mar (1993)

Y terminamos por hoy de nuevo en Ibiza. No hay en toda la historia del trance una sola canción que pueda compararse a Café del Mar en cuanto a trascendencia y popularidad, ni de lejos. La melodía (tomada de una composición clásica de 1983 absolutamente recomendable) es reconocible por cualquiera que haya pisado una discoteca europea en algún momento entre 1993 y 2020. Docenas de versiones y cientos de recopilatorios después sigue siendo extremadamente popular no solo entre los viejunos como el que perpetra estas líneas sino entre gente más joven y con mejor/peor gusto para la música. Los oyentes de la BBC la eligieron como la mejor canción dance de la historia, de hecho. La versión que os traigo, y que más de veinte años después de escucharla por primera vez me sigue provocando piel de gallina, es un remix de 1997, uno de los más populares; la canción original, con sus siete minutazos y su bombocaja implacable tampoco desmerece su popularidad. Ese minuto y pico de sutil relajación del ritmo y melodía en el que ambos se van desvaneciendo lentamente y la posterior remontada y ascensión hasta el clímax final han ejercido una influencia fácilmente detectable en toda la música de baile posterior; aunque no era ni remotamente la primera vez que se usaba, si que tocó una tecla que todo lo que vino en el lustro posterior se encargó de pulsar una y otra vez. El Café del Mar, por cierto, es una cafetería con fama de tener las mejores vistas de la puesta de sol de Ibiza, un must para los guiris que se pasan el día en la playa y la noche de fiesta. Desde hace 25 años cada año sacan varios álbumes con la música que suena cada atardecer; cuentan con su propio sello discográfico y se calcula que más de cuatro millones de personas se han sentado en su terraza desde 1980 hasta hoy.

10 respuestas a “Noventa temas que probablemente bailaste en los noventa (novena parte)

  1. Luis 3-enero-2020 / 6:23 pm

    Vaya regalito de Navidad! Me encanta la mega recopilación, y ver que no soy el único nostálgico y seguidor de ASOT. Feliz año!

  2. Diego Carlos 3-enero-2020 / 7:19 pm

    Pero que pedazo de maravilla. He cogido «apuntes» y es que todo es super interesante.
    Me ha dado el punto de empezar a correr y llevo esta música que me encanta, la acabo de descubrir un poco más y ahora leo tu blog???? empezando bien el año. Mil gracias por el curro y lo que aportas, de verdad muchas gracias y y y un cordial saludo a tu esposa por permitirte seguir con esto (mensaje subliminal).
    Cordial saludo

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