Las matrículas de los vehículos pertenecen a esa categoría de objetos que son simultáneamente burocráticos y sugerentes, como las pantallas de destinos de los aeropuertos o la señalización geográfica de las autopistas. Una matrícula es en esencia un objeto puramente administrativo, cuya utilidad es identificar un vehículo determinado y a su dueño, certificar que la maquinaria del Estado ha dado su visto bueno para su circulación. Pero también es más que eso. Un automóvil extranjero es como un pedacito de otro país circulando por nuestros caminos. Cruzarse con un coche, una moto, o una autocaravana con una matrícula extranjera nos evoca el recorrido que habrá realizado el vehículo desde su hogar hasta la calle donde lo vemos aparcado o el cruce donde nos lo topamos. Nos inspira preguntas y nos sugiere itinerarios, y más cuanto más lejano es el país de procedencia del vehículo.

En mi ciudad, Barcelona, es extremadamente común encontrar coches de casi cualquier país Europeo. Suelo fotografiar sus matrículas para añadirlas a una colección de fotos que comparto con mi hijo mayor. En el último par de años me he cruzado coches de Malta, las Islas Feroe o las Repúblicas Bálticas, además de varias decenas de miles de vehículos franceses, alemanes o italianos, que en algunos lugares turísticos de la costa catalana son mayoría durante los meses de verano. Pero también me he encontrado una furgoneta de Ohio o un deportivo de Kazajistán, por poner un par de ejemplos. La visión de esos coches me invita automáticamente a imaginar por qué su dueño habrá traído su vehículo hasta tan lejos, cómo será el lugar de donde procede o cuál habrá sido su itinerario. ¿Habrá venido en barco? ¿Le habrán hecho muchas preguntas en la frontera? ¿Regresará por otro camino diferente? ¿Podría ir yo hasta su país en mi monovolumen familiar, con sus sillas infantiles y su colección de juguetes, DVDs fuera de sus fundas y botellas de agua vacías esparcidos por el suelo?



Mención aparte merecen las matrículas con bandera. Son como pasteles con guinda. Combinan la sugestión de las tierras lejanas con la exaltación de las banderas nacionales y la espesura burocrática de los decretos ministeriales. Los vehículos de la Unión Europea circulan todos con su código de país en la matrícula (bueno, todos no: en el Reino Unido, como son un poco raritos nunca llegó a ser obligatorio), pero en algunos lugares además añaden una minúscula enseña nacional que lleve los colores patrios dentro y fuera del país. Es una reafirmación, tal vez innecesaria, de la pertenencia del vehículo a un Estado concreto, la proclamación a los cuatro vientos del poder de la nación sobre sus habitantes, una muestra, quizás, de patriotismo sobre ruedas. O tal vez es únicamente un elemento decorativo, un añadido colorista que permite identificar más fácilmente aún a los coches ajenos al país. En Fronteras, quede constancia, estamos a favor tanto de las banderas en matrículas como del uso indiscriminado del Nos mayestático.




La identificación de un vehículo con el país que le expidió su matrícula en ocasiones causa ciertos problemas. En algunos países con importantes movimientos nacionalistas la mera presencia de la letra que identifica al país en la matrícula (no digamos ya la bandera) les resulta molesta a los movimientos regionales. Pasó en Bélgica, donde al adoptarse el estándar de la Unión Europea con banderita pluriestrellada y la letra identificativa del país (B) en un costado de la chapa, el partido independentista flamenco protestó exigiendo matrículas propias para Flandes con el código VL. Pasó también en Cataluña, donde el gobierno regional catalán colocó una pegatina con las letras CAT sobre la E de España en los coches oficiales (que fueron, lógicamente, multados por ello). Las chapas de los coches son, también, un ladrillo en la construcción de aquello que llamamos Estados-Nación.

No es de extrañar, por tanto, que las matrículas sean también parte del campo de batalla cuando dos legitimidades entran en conflicto. Kosovo se independizó de Serbia en 2008, tras nueve años bajo administración de las Naciones Unidas. Durante esos nueve años, fue la administración de la ONU la que emitió las placas de matrícula de los vehículos kosovares. Un par de años tras la independencia el ministerio del ramo decidió dar un paso más en la construcción nacional y adoptó el modelo europeo: franja azul con las letras RKS, y escudo del país entre el código de zona y la numeración. Las matrículas de la ONU eran admitidas en Serbia, junto con las emitidas por Yugoslavia antes del 99. Sin embargo, las nuevas, obligatorias desde 2011 bajo pena de multa, están vetadas más allá de Mitrovica. Cuando un vehículo kosovar cruza la frontera se le instalan matrículas temporales serbias. Es un símbolo, uno más, de que hay algo que no encaja, la negación de la normalidad, o la normalidad de la negación.
Matrículas de Kosovo y Serbia, la primera facilitada por el Mapache Loco que edita Blog de Banderas y la segunda fotografiada por un servidor en las calles de París.
Claro que podría ser peor. Abjasia y Osetia del Sur, los dos pedazos de Georgia en los que Rusia llevó a cabo una limpieza étnica bastante efectiva en los noventa y que ahora reconoce como repúblicas independientes, emiten también sus propias matrículas, en ambos casos con bandera incorporada. Pero ningún coche matriculado en esos dos satélites de Moscú podrá circular nunca por el resto de Georgia, ni por ningún otro país además de Rusia. Más suerte tienen los transnistrios. Moldavia, obviamente, es territorio vedado, pero Ucrania, su otro vecino, y Bielorrusia permiten el acceso a su territorio de los vehículos con la bandera rojiverde en la matrícula.



Pero volvamos a la matrícula como objeto meramente administrativo. Su historia se remonta a los inicios de la automoción, cuando el volumen creciente de automóviles circulando hizo necesario para los gobiernos un censo de vehículos a motor. El primer país en el que se implantó un sistema de matriculación fue Francia, en 1893, seguido por Alemania tres años después, si bien en ambos casos la «matriculación» consistía en una placa con el nombre y dirección del dueño, y era obligatorio tanto para vehículos a caballo como motorizados. Para 1910 la mayor parte de Occidente exigía ya a los conductores registrar sus bólidos, y cada país adoptó sus propias normas. Originalmente, numerar los vehículos era bastante sencillo: del 1 en adelante. No había tantos como para que la administración se preocupara de disponer de un modelo que permitiera muchas combinaciones. El primer caso de matrícula expedida por una autoridad gubernamental se dio en 1898 en los Países Bajos; la primera matrícula como hoy la conocemos fue una placa de cerámica con el número 1 que un tal Johanes Van Dam Jr. le colocó al automóvil que había encargado a su propia fábrica, la Compañía de Automóviles de Groninga.

Muy pronto se hicieron patentes las limitaciones del modelo. En 1906 la administración neerlandesa introdujo un código provincial en las matrículas, convirtiéndolas en alfanuméricas, y multiplicando varias veces el número potencial de combinaciones. Fue el mismo modelo que usó España desde el principio, allá por el 1900. Una o dos letras (o tres en algunos casos) para indicar la provincia y seis números. Como el avezado lector habrá deducido por su cuenta y riesgo, eso daba para un millón de vehículos por provincia. Muchos, sin duda. Pero el sistema estaba condenado a agotarse. Madrid, la provincia más poblada, tardó setenta años en llegar a la cifra de un millón de matriculaciones. Así que en octubre de 1971 se instauró un nuevo sistema, que reducía las cifras a cuatro, pero añadía una o dos letras al final de la matrícula. El número de combinaciones (y por tanto de vehículos) por provincia era ahora de seis millones. Se había tardado setenta y un años en alcanzar el primer millón en una provincia. Los siguientes seis millones llegaron mucho más rápido, lógicamente. El sistema implantado en 1971 duró hasta el año 2000, cuando se hizo necesario el cambio al alcanzarse (casi) la matrícula M-9999-ZZ. Así llegamos al sistema actual, formado por cuatro cifras y tres letras, sin vocales ni indicativo de provincia, que permite ochenta millones de combinaciones. En los primeros diecisiete años de vida del sistema se han agotado 28 millones de combinaciones, a un ritmo de 1,65 millones al año. Una sencilla regla de tres nos revela que a este ritmo necesitaremos un nuevo modo de matricular vehículos en 31 años. Seguro que ya hay gente pensando en ello en algún oscuro sótano del Ministerio.

Solemos asociar, no sin cierta lógica, el concepto de matrícula al de vehículo. Sin embargo la asociación no es necesariamente correcta. Existen países donde la matrícula no está asociada al vehículo sino a su dueño. Nos resulta extraño porque matricular un coche, camión o tractor no deja de ser añadirle un número de serie a un objeto inanimado. Matricular a un ser humano es otra cosa. Sin embargo, no hay ninguna diferencia entre esta matrícula personal, y el número de la Seguridad Social, Documento de Identidad o pasaporte que todos tenemos. Cuando una persona se compra un coche, sea nuevo o de segunda mano, le instala sus propias placas de matrícula, que deberá retirar cuando se deshaga del vehículo, y colocar, si corresponde, en aquel que lo sustituya. Las nuevas matrículas no se conceden a cada coche, sino a cada nuevo conductor, o a aquellos conductores que registren a su nombre un segundo o tercer vehículo. Este es el caso, por ejemplo, de Bélgica o la Isla de Man. Yendo un paso más allá, en algunos países es el conductor el que elige su matrícula. Son las denominadas en inglés «vanity plates«, que podríamos traducir libremente como «matrículas para presumidos», «chapas presuntuosas» o «placas-mira-cómo-molo». La matrícula se transforma de objeto administrativo en sello personal; su significado burocrático se ve sobrepasado por el deseo de destacar e individualizarse entre la gran masa de vehículos que llenan las calles y carreteras.








Entre los países que permiten las matrículas personalizadas están, como es sabido, los Estados Unidos y Canadá, pero también varios países europeos, como Bélgica, Noruega o el Reino Unido. También Australia y la mayoría de estados del Golfo recaudan unos cuantos millones gracias a la vanidad de sus conductores. Podríamos dividir las matrículas presuntuosas en dos grupos. Las personalizadas y las especiales. Las primeras las componen a su gusto los felices propietarios utilizando los caracteres disponibles y salvando las lógicas limitaciones: palabras malsonantes, mensajes incendiarios (o simplemente políticos) y cosas así. Las matrículas especiales son las que, dentro de un sistema de numeración establecido poseen alguna característica curiosa, como un número muy bajo, cuatro cifras iguales o cosas por el estilo. En algunos casos uno simplemente paga una tasa por disponer de su matrícula personalizada. Por ejemplo, en Bélgica son mil euros, independientemente del contenido de la placa. Pero en algunos lugares de Estados Unidos, así como en Gran Bretaña o los Emiratos Árabes, algunas combinaciones de matrículas se sacan a subasta, con lo que pueden alcanzar precios absolutamente absurdos. Veamos algunos casos.





Todas las matrículas que hemos visto hasta ahora tienen algo en común: utilizan el alfabeto latino. Pero como nuestros lectores saben, existen un buen puñado de lugares donde el alfabeto usado es otro. En los países que usan el alfabeto cirílico la matriculación suele realizarse únicamente con los glifos comunes con el alfabeto latino , usando su versión local. En total son doce letras las utilizadas: А, В, Е, К, М, Н, О, Р, С, Т, У, Х. Así lo hacen, por ejemplo, Rusia, Ucrania, Bulgaria o Kazajistán, entre otros. Grecia hace exactamente lo mismo y únicamente utiliza aquellas letras de su alfabeto que se parecen a otras del latino. En su caso, Α, Β, Ε, Ζ, Η, Ι, Κ, Μ, Ν, Ο, Ρ, Τ, Υ, Χ, en su orden alfabético. Georgia o Armenia países que cuentan con su propio alfabeto, no lo usan en ningún caso, y emiten matrículas únicamente usando el alfabeto latino.
Matrículas rusa y ucraniana fotografiadas en Cannes (Francia) y Sitges (Barcelona). Nótense los caracteres pretendidamente latinos (corresponden a letras del alfabeto cirílico)
En el resto del mundo la cosa va según país. Por ejemplo, la India o China no utilizan sus propios sistemas de escritura (China sólo lo usa para identificar el lugar de origen del vehículo). Japón, único país del mundo donde las matrículas pueden ser fosforescentes, utiliza sólo números y un hiragana, además de indicar en japonés la oficina donde la matrícula fue expedida. Mongolia y Tailandia utilizan el mismo sistema que algunos países occidentales, pero únicamente con su alfabeto (cirílico y tailandés, respectivamente). Algunos países donde se utiliza la escritura arábiga utilizan conjuntamente ésta y la latina. Es el caso, por ejemplo de Arabia Saudí o Egipto.

Pero hay casos donde no sólo utilizan un alfabeto distinto sino que también el sistema de numeración es diferente: en lugar de utilizar los números del 0 al 9 como todo Cristo desde hace milenio y pico, usan sus propios sistemás numéricos. El Lamborghini saudí de la foto de arriba, por ejemplo, incluye el 1 en numeración convencional y arábiga oriental (la convencional también es arábiga, pero dejémoslo ahí). En Egipto también combinan ambos sistemas, pero en otros países (Siria, Irak, Iran), sólo utilizan alguna variante del sistema oriental de numeración, haciendo de las placas algo ininteligible para el ojo poco entrenado. Lo mismo sucede en Bangladés, donde usan tanto el alfabeto como la numeración bengalí.


Hemos visto matrículas de todo el mundo con diferentes formatos, sistemas alfanuméricos, colores e historias, pero incluso dentro de esta variedad, hay algo en común entre todas las placas que hemos visto: su forma. La práctica totalidad de las matrículas del mundo son rectangulares o cuadradas. Como en todo, hay excepciones, eso sí, más bien escasas: algunas prefecturas japonesas expiden matrículas para motocicleta con formas y colores variados (y ridiculos). La otra excepción son los Territorios del Noroeste canadienses. Su matrícula es la única conocida con forma de oso polar. Hasta 2011 también sus vecinos de Nunavut usaban la misma silueta (al fin y al cabo Nunavut fue parte de los NWT hasta 1999), pero actualmente sólo los noroccidentales utilizan semejante chapa.
Dos coches con matrículas de los Territorios del Noroeste (fuentes 1 y 2)
Para terminar, vamos a unir las matrículas con otro de los conceptos-fetiche de este su blog fronterizo: los mapas. En Estados Unidos los diseños de las matrículas varían de estado a estado, y también van cambiando con el tiempo. De vez en cuando aparece un mapa delineado en el fondo cromático de la chapa, y a veces se utilizan las siluetas de los estados como guión separador entre la parte alfabética y la numérica de la matrícula. Sin embargo, sólo en una ocasión la propia matrícula ha tenido la forma de un mapa estatal: Tennessee, entre 1936 y 1956. Con el único caso conocido de matrícula-mapa nos despedimos por hoy, pidiendo disculpas por el enorme tiempo transcurrido desde la última vez y prometiendo tardar menos en actualizar este vuestro blog fronterizo.
Excelente entrada como siempre.
personalmente, en BCN, la matricula mas curiosa que he visto, y que aparte tenia un especial significado para mi, y para toda la familia perramon fue la de una moto, una moto con matricula de Toronto, ciudad especialisima en la historia de los perramon/navarro ya que alli y por circunstancias que no vienen a cuento, nacio nuestra hija Carla, y que ademas nos pillo en un momento que nos estabamos planteando repetir todo lo que hicimos en toronto, fue sin duda una pequeña señal
Es una opinión personal, pero yo creo que las mejores matriculas son las de Suiza, con los dos escudos, el nacional y el del cantón.
En matrículas ibéricas te faltó la de Portugal y la de Gibraltar, en la isla de Santa Helena también usan sólo números para la matrícula.
Genial entrada! Aquí otro friki de las matrículas te da las gracias. Estuve en Jordania este verano y en Ammán se ven matrículas de todo Oriente Medio, disfrutarías como un enano!
Me permito un pequeño apunte como arabista: las matrículas iraníes son ininteligibles fuera de Irán, ya que los numerales usados en Irán son (en parte) diferentes a los usados en el mundo árabe! Que yo sepa, esos números también pueden usarse en Pakistán y Afganistán pero son menos comunes, con lo que en la práctica nadie se enteraría. La numeración de ambas matrículas en la foto tampoco corresponde, deben tener un registro aparte de matrículas «de gente que viaja».
Nosotros 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Árabes ٩ ٨ ٧ ٦ ٥ ٤ ٣ ٢ ١ ٠
Persas ۰ ۱ ۲ ۳ ۴ ۵ ۶ ۷ ۸ ۹
Dos curiosidades latinoamericanas. En Colombia, las matrículas (que aqui llamamos placas) no llevan el nombre del país escrito ni código, por lo que al salir de Colombia con el auto hay q agregarle un adhesivo con el nombre COLOMBIA, para transitar sin problema. Las matrículas aquí llevan el nombre del municipio o ciudad de donde se inscribe el vehículo, por lo que debe haber mas de 300 tipos de nombres de ciudades o municipios que expiden matriculas a su nombre. Sin embargo, todas las matrícuñas respetan en el pais tener iguales dimensiones, colores y diseños, así como numeración que no se repite en ningún otro municipio. Lo anterior me hace pensar en el pobre funcionario que debe velar porque ningún número de matrícula se repita en todo el pais. Segunda curiosidad. Uruguay es probablemente el pais con menor poblacion de suramerica (excluyendo guyanas), y yo esperaría que fuese de los q menos vehículos tiene circulando. Pues me pareció muy curioso que en Uruguay, cada Departamento (división política en la q se subdivide el pais) tenga su propio diseño y color de matrícula, lo que hace en el país con probablemente la menor cantidad de vehículos, estos se distribuyan entre alguna de los 10 o 12 tipos de placas de los diferentes departamentos.
Un saludo desde el otro lado del charco
Hola. En Uruguay hay 19 departamentos. Solamente hay uno que tiene diseño distinto. Se
diferencian por la primera letra. Saludos
Muy cierto en Uruguay, hasta hace muy poco Maldonado era la excepción ya que no usaba el modelo igual a los otros.
Usaban el modelo con 1 letra y 6 números.
Correspondiendo el primer número a cada municipio de Maldonado (8 en total), así como también tiene el nombre de la localidad atrás.
Felicidades por una nueva entrada
Viajando por Croacia y Bosnia os puedo comentar el caso curioso siguiente:
Croacia está dentro de la UE y no utiliza la placa de matrícula estándar. No encontré ninguna. Todas son de este estilo:

En cambio en Bosnia Herzegovina, todas las placas están en formato UE y no pertenecen a la UE. Únicamente les falta las estrellas.
Aquí se puede ver:
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Un dato curioso y me gustaría saber por que Croacia estando en la UE no utiliza el formato de la UE.
Festejo que vuelva a publicar, ya que nos tenia con ganas desde hace mucho de leer sus magnificos articulos.
Soy un lector de Argentina que lo descubrio hace poco tiempo, lo encontre buscando material para un libro de ficcion que oportunamente se lo hare llegar.
Me interesa las curiosidades de la geografia y si usted quisiera le podre mandar algunas planillas en Excel sobre comparaciones entre asociaciones y paises que son por demas llamativas.
Desde ya agradecido por sus notas, un abrazo y espero volver a leerlo pronto
Hola, Andrés. Cualquier cosa que me quieras mandar será bienvenida. El email es fronterasblog (arroba) gmail (punto) com 🙂
Wapo wapo.
Y mas si es sobre matriculas.
Yo también soy de Barcelona.
Y casi siempre veo matriculas del extranjero y me quedo con la duda de «de donde será?».
He visto muchas de algunas que se indican en el articulo. Francia, Belgica, Holanda, Portugal, Reino Unido, Marruecos…etc.etc.
Gracias por esta gran información y espero que encontreis mas matriculas o agais articulos como estos.
Suerte.
Las matrículas francesas eran antes blancas y amarillas, ¿por qué era?
Simplemente fantástico! he quedado satisfecho. Muchas gracias, de parte de un admirador.
Grande Diego! Quiero una matrícula con oso polar para lucirla encima de la chimenea cual trofeo de caza metálica. Me ha encantado. Entrada a la altura de nuestro frikismo geográfico 👏
Genial entrada Diego, como siempre. A mí también siempre me ha despertado la curiosidad el tema de las matrículas.
Como apunte, hace unos años estuve en Casablanca (Marruecos) por motivos laborales. Como muchos ya sabréis, las matrículas del país vecino son blancas con la numeración en negro, muy parecidas a las españolas.
Y lo curioso es que algunas de ellas añadían a su izquierda la bandera del país y la silueta de Marruecos… y muchas con el Sahara Occidental incorporado (territorio ocupado por Marruecos y bajo conflicto) y además destacado, como símbolo de reivindicación.
Me pareció curioso la verdad.
«sólo en una ocasión la propia matrícula ha tenido la forma de un mapa estatal: Tennessee,»
¿No tienen todas las matrículas actuales la forma del estado de Colorado? 😀
Sólo las de Andorra 😀
Muy buen artículo! echaba de menos leer el blog. Utilizo la ocasión para añadir información de los países en los que he vivido: en Alemania también se puede personalizar la matrícula. La primera letra(s) representa la ciudad, luego son 1 o 2 caracteres seguidos de un número del 1 al 9999, que se puede elegir.
Lo curioso es que no son por provincias, como en España antiguamente, si no por ciudad. Aquí si te mudas al pueblo de al lado (por ejemplo de Cornellá a L’Hospitalet) tienes que rematricular el coche.
En Suiza también se compran o subastan matrículas. Siguen el ejemplo que pones de matrículas por persona, y llevan casi un siglo con el mismo sistema (letras del cantón – número del 1 al 1000000, secuenciales). Tener una matrícula con un número bajo significa que tu familiar tiene coche desde hace generaciones y que llevas mucho tiempo en Suiza. Por tanto hay gente que las compra, para ganar caché de suizo auténtico.
Iba a comentar el caso de Austria, pero de Alemania es muy parecido.
Más detalles: Si vives en Salzburgo, tu matrícula será S-escudo del Bundesland-3cifras-3letras. Lo gracioso es que sí vives a las afueras, llevarás un «SU», la U indicándo alrededores de Salzburgo. Sólo las capitales de las Bundesland llevan una sóla letra al principio, el resto tanto como si es el municipio como las afueras de la capital, llevan dos.
Ocurre lo mismo que arriba, si te cambias de municipio o simplemente te mudas a las afueras de tu ciudad, hala, a cambiar matrícula, hacer papeleo y desembolsar €200+.
Personalizarla no sale tan caro como en otros lugares, suele rondar los 300pavos. Mi vecino que es muy chocolatero lleva Milka1 y Milka2 su hija, y el abejero de mi barrio lleva Honig1, Honig2 y Honig99 (me pregunto si las abejas se han comido el resto de matrículas 😊)
Genial post, sigue así
Matricula bretona fotografiada por mi en Quiberon
Mola que no haya salido nada jajaja! te la paso al mail!
En un país de Centroamérica que ahora no recuerdo exactamente (Honduras? Guatemala?) hubo unos años que los coches no tenían placas sino un papel que exibían sobre el salpicadero, ya que, según se decía, el ministro/subsecretario/concesionario encargado de fabricarlas se había dado a la fuga con el presupuesto destinado a las placas
Muy bueno y muy completo, gracias por la publicación. Ya se te echaba de menos desde marzo 🙂
Diego, aprovecho para invitarte a un grupo de Facebook que muy probablemente será de tu agrado, espero ver aportaciones tuyas pronto. Saludos.
https://www.facebook.com/groups/369622481027/
Grandiosa entrada. De hecho, hice un video sobre el sistema de placas en Cuba, el cual tiene toda una connotación de estratificación social. Por cierto en Cuba este sistema de clasificación se hacia por colores, pero con la llegada de las cámaras de vigilancia, era imposible saber qué o a quién pertenecía y a gobierno le salía mas barato cambiar las placas de todo el país que cambiar las cámaras de vigilancia.
Yo vi una vez matrícula de Marruecos en Girona . Eso fue año 2019. También una vez vi un coche con matrícula búlgara.
Viviendo en Sitges, me he quedado un poco a cuadros al leer “regional” catalán. Como si lo hubiera escrito alguien de Honduras. Hubiera sido más elegante con la tierra que te acoge poner simplemente “gobierno catalán” o, en todo caso, “gobierno autónomo catalán”. Unas líneas más tarde se entiende todo. Puro carácter colonialista. Lástima. Me parecía un blog objetivo.
Muy chulo el mundomç de las matrículas!
Yo me fijo mucho en todo tipos de placas distintas que veo por ahi circulando.
Me atre mucho.
De hecho, yo misma compré un Saab 9000 en Holanda y lo bajé hacia España.
Pues bien, me instalaron una placa bastante curiosa holandesa, que no era de color amarillo.
Sin distintivo Europeo.
Y los números los tuve que pegar yo.
En Tráfico de Holanda me dieron una placa blanca vacía y unos números y letras sueltos que debia de pegar yo, con el orden que me tocó en los paleles que me dieron 🙂
Muy curioso.
La placa parecía falsa, vamos!
En la frontera los Gendarmes se giraron de golpe atónitos, mirándome la placa, probablemente preguntándose en décimas de segundo, de qué país podia provenir esa matrícula.
Pero cuando quisieron reaccionar, yo ya había sobrepasado su control fronterizo, y cin el 9000 ya me habia puesto en vuelo rasante en 0,
Se trataba de una placa provisional holandesa, a semejanza de las provisionales de color verde que dan en nuestro territorio.
De hecho cuando pasé la ITV española me otorgaron la placa verde provisional, antes de darme la matrícula definitiva española. Y al final me tocó la -KBS
Si supiera como insertar una foto por aquí, os la enseñaría