Coronavirus y Fronteras: las parejas que se casaron junto a un límite internacional para que pudieran acudir invitados de los dos países

Pasan los meses tras el estallido de la pandemia y muchas fronteras siguen cerradas por todo el mundo. Una de ellas es la de Estados Unidos y Canadá. Con la epidemia todavía por controlar en gran parte del país el cierre del límite común se prolongará al menos hasta el 21 de diciembre, sumando así casi nueve meses de bloqueo. Los trastornos que este prolongado cierre fronterizo está conllevando son numerosos, y el de hoy, aunque pueda parecer menor, en realidad no lo es tanto.

Nuestra pareja protagonista de hoy saluda a la sección internacional de los invitados a su boda (Q961)

El día de la boda suele ser uno de los más memorables en la vida de los novios, excepto que la boda sea en una capilla con neones en Las Vegas y ambos estén ciegos como piojos, pero la historia de hoy no sucede en Nevada sino en Maine. Bueno, parte de ella, al menos. El resto transcurre en la provincia canadiense de Nuevo Brunswick, justo al otro lado del Río Sainte Croix. Lindsay Clowes y Alex Leckie, dos jóvenes de 29 años naturales de Nueva Escocia, tenían previsto casarse en su ciudad natal el pasado mes de abril. Pero un día indeterminado del segundo semestre de 2019 un señor se comió una sopa de murciélago, o de pangolín, o de vaya usted a saber qué en algún tugurio de mala muerte de Wuhan y aquel inocente acto desembocó en la cancelación de los Juegos Olímpicos, la Eurocopa de fútbol, el festival de Eurovisión y, por supuesto, la boda de Lindsay y Álex.

Aduana en la frontera canadiense, cerrada desde hace casi ocho meses (CBC)

Estados Unidos y Canadá cerraron sus fronteras el 21 de marzo. Aquel primer cierre estaba previsto para los siguientes treinta días. Pero pasó el mes y la situación los Estados Unidos continentales no sólo no mejoró sino que empeoró rápidamente, con las ya conocidas escenas de ciudad fantasma en Nueva York y otros lugares de EE.UU. y el resto del mundo. El cierre de la frontera se ha prorrogado seis ocasiones, la última el pasado día 20, y finalizará como muy pronto el próximo 21 de diciembre. Hasta entonces sólo se permite cruzar la frontera a los transportistas y a los viajeros que regresan a sus casas. Eso hacía imposible que Lindsay y Alex invitaran a su familia y amigos del otro lado de la frontera a su boda, que iba a celebrarse en agosto. Los sucesivos prolongamientos del cierre les llevaron a la disyuntiva de aplazar la boda a 2021 o hacerla de una manera digamos, especial. Y escogieron lo segundo.

Los novios saludan a los invitados del otro lado del río
Los invitados le devuelven el saludo a la novia (CBC)

La ceremonia se llevó a cabo en el muelle de Saint Stephen, con tan solo cincuenta invitados, máximo número de personas en un evento al aire libre permitido por las autoridades canadienses. A cien metros de allí, al otro lado del río y de la frontera, otros quince invitados acudieron desde diversos lugares del estado de Maine para presenciar el enlace, a distancia y tambien a través de un streaming. Junto al muelle una barca permitió a los abuelos ya octogenarios de la novia presenciar la boda sin acercarse al resto de invitados. Distanciamiento social en su máxima expresión.

Los invitados canadienses, incluida la barca con los abuelos (News Center Maine)
El escenario de la boda, a vista de dron. A la izquierda, Canadá, con el barco de los abuelos dirigiéndose al muelle: a la derecha, a 150 metros, Estados Unidos.

Podría pensarse que el de Lindsay y Alex es un caso único, pero no lo es. El cierre de la frontera más larga del mundo ha dejado un reguero de pequeños dramas personales a lo largo de miles de kilómetros de límite internacional. Padres separados de sus hijos, hermanos que llevan meses sin verse y, por supuesto, parejas que no pueden darse la mano sin infringir las leyes vigentes en los dos países. Cruzar la frontera por casi cualquier motivo no relacionado con el transporte de mercancías es ahora mismo un delito penado gravemente… excepto cuando no lo es. Nos vamos al estado de Washington, en la otra punta del país. Entre las ciudades de Blaine y Surrey, esta última en la Columbia Británica, se encuentra el Peace Arch Park, o Parque del Arco de la Paz. Se trata de un gran parque de 17 hectáreas de superficie, 9 en Canadá y 8 en Estados Unidos, construido en 1921 para conmemorar un siglo de relación pacífica entre Estados Unidos y la antigua colonia británica primero y la confederación canadiense después. Justo sobre la frontera, un arco de piedra blanca le da nombre al lugar. El parque es uno de los poquísimos lugares donde se puede cruzar libremente la frontera entre ambos países sin usar un pasaporte (otro es la Biblioteca Haskell, que los lectores más veteranos recordarán de hace unos cuantos años), aunque las condiciones son simples: al otro lado de la raya sólo se puede visitar el parque, salir del parque por el país por el que no se ha entrado sin pasar por la aduana es ilegal.

El Arco de la Paz que da nombre al parte está situado físicamente sobre la frontera (The Abbotsford News)

Nick Smith y Leah Bosello son norteamericano y canadiense, respectivamente, y cuando estalló la pandemia vivían cada uno en su país, pese a llevar cinco años de relación. Al fin y al cabo, apenas 40 minutos de carretera les separaban. La frontera plantó un muro invisible entre ellos, así que empezaron a quedar en la Avenida 0, una carretera que durante 29 kilómetros recorre el sur de la Columbia Británica a apenas metro y medio de la frontera con Washington. Cada uno a un lado de la Raya, no podían tocarse so pena de ser reprendidos, o algo peor, por el despliegue policial a ambos lados del límite. Así que cuando el Peace Arch Park reabrió sus puertas un par de meses después del cierre generalizado de espacios públicos, los tortolitos empezaron a verse allí, donde abrazarse estaba, por fin, permitido. Hartos de tener que poner a prueba las relaciones transfronterizas de sus países, un buen día (el 6 de junio, concretamente) decidieron dar un paso más en su relación y casarse. Y lo hicieron, claro, en el parque. Amigos y familia de ambos lados de la frontera permanecieron en sus respectivos territorios, también para las fotos, aunque en realidad no era necesario porque dentro del parque hay libertad total de movimientos. Después de una breve e informal celebración, cada uno se fue a su casa, novios incluidos. Nick tendrá que esperar a que aprueben su solicitud como residente canadiense para poder irse a vivir con su mujer.

Leah y Nick quedando para charlar cada uno en su país. Él está en la conocida como Boundary Road, en Washington, ella en la 0 Avenue, en la Columbia Británica (Anchorage Daily News)
Leah y Nick, el día de su boda, junto a la frontera (Anchorage Daily News)

Al día siguiente de la boda de Nick y Leah otra pareja siguió sus pasos en el mismo lugar, pero ni ellos ni sus antecesores fueron los primeros en casarse en la frontera por la pandemia, ni tampoco fue el parque y sus alrededores el único lugar fronterizo en presenciar enlaces. En el mes de mayo, antes de que reabriera el parque, Matt y Liz Peters, que ya vivían juntos en Canadá, decidieron casarse, como tenían planeado hacer de todas maneras. Los padres de ella, residentes en Oregón, condujeron 700 kilómetros para poder estar presentes en la boda, que se celebró en la cuneta de la ya mencionada Avenida 0, con los padres de cada pareja en su país de residencia. A setecientos kilómetros del Peace Arch Park, siguiendo por el paralelo 49, se encuentra el pueblo de Del Bonita, en la provincia Canadiense de Alberta. Ese fue el lugar donde Kadee y Jaxson Jensen se casaron en el mes de julio. La familia de ella, residente al otro lado de la frontera, no pudo cruzar a Canadá, pero desde el estado de Montana sí pudo presenciar la ceremonia, celebrada en mitad de un prado para que los invitados de los dos países no se perdieran el momento. 

Matt y Liz el día de su boda (Anchorage Daily News)
Kadee y Jaxson Jensen posan junto al alambre de espino de la frontera entre Estados Unidos y Canadá (HuffPost)
Kadee Jensen, en Canadá, abraza a su madre, en Estados Unidos (HuffPost)

¿Es el amor más fuerte que las fronteras? Sí, pero sólo a veces. Las consecuencias que ha tenido y está teniendo la pandemia alrededor del mundo son de todo tipo. Las increibles cifras de muertos, que sobrepasan con creces el millón de personas, los colapsos sanitarios por todo el planeta, los hachazos a la economía, el desplome del turismo, son algo de lo que hemos oido y seguiremos oyendo hablar. Pero las consecuencias psicológicas y morales para muchos afectados directa e indirectamente no son menores. La separación física de los seres queridos no es algo ni deseable ni que pueda tomarse a broma. Sobre todo cuando la incertidumbre acerca de cuándo se los podrá volver a ver, si es que se puede, planea tan a menudo sobre nosotros. Tardaremos mucho en entender hasta qué punto todo lo que ha pasado, y sigue pasando, nos ha afectado, y lo profundo de las heridas que nos ha dejado, como sociedad y como individuos.

Fuentes: Básicamente las citadas en los pies de foto.

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7 respuestas a “Coronavirus y Fronteras: las parejas que se casaron junto a un límite internacional para que pudieran acudir invitados de los dos países

  1. Karji 23-noviembre-2020 / 8:32 pm

    Bodorrios fronterizos, en la isla de los faisanes

    • Lautaro 18-enero-2021 / 6:12 pm

      Jajaja fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando leí el título…

      PD: Me parece muy injusto que sólo tengas mi like…

  2. Santiago Cuadro 24-noviembre-2020 / 7:18 pm

    Manejar 700 kilómetros sólo para ver a tu vástago casarse a través de una cuneta, alambrada o un lago ni siquiera podemos decir que es surrealista en estos días, menos en este blog. No sólo todo lo puede el amor entre los cónyuges, sino ni hablar el amor familiar que se toma semejante trabajo, distancia y preparativos para simplemente contemplar de más o menos distancia el momento especial en la vida de un hijo.

    Muchísimas gracias por la entrada Diego, excelsa como es usual. Un fuerte abrazo.

  3. MatiasND 25-noviembre-2020 / 3:24 am

    Este virus ha dado un giro de 360° a todo el mundo.
    Y no parece que vaya a cambiar la situación en los próximos meses.

    Creo que salvo contadas excepciones como Nueva Zelanda, los paises la tienen complicada.

    Mi país que era de los que afortunadamente tenía mejor manejo de la pandemia ahora tiene más de 100 casos al día cuando casi nunca se pasaban los 30…
    El problema es que la gente se cansa de estar encerrada y empieza a importarle poco el virus cuando se dieron cuenta que solo afecta a los mayores o los que tienen problemas respiratorios.
    Muchos si no entran en esos grupos les importa un … el virus no los va a matar, sin darse cuenta que si pueden afectar otras personas que si entran en dichos grupos

    • muskarditz 25-noviembre-2020 / 8:06 am

      Ojalá acabe siendo de 360º…

      • MatiasND 27-noviembre-2020 / 3:41 pm

        Jeje

        Tienes razón, fue de 180°.

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