El hermoso gráfico bajo estas líneas, cuyo original se puede encontrar en Vizual Statistix, muestra, continente por continente, la longitud relativa de las fronteras internacionales según su orientación geográfica, es decir, según la dirección en la que discurren. Las diferencias entre continentes y la orientación mayoritaria entre cada uno de ellos dicen mucho acerca de su historia y su geografía. Vamos a echarle un vistazo más en profundidad.
Para hacer los cálculos, y según explica el autor, dividió los límites internacionales en puntos separados un kilómetro entre sí y después simplemente sumó los tramos orientados en cada dirección. La división en tramos de un kilómetro es muy relevante en el resultado final. En el caso de fronteras trazadas con escuadra y cartabón no tiene importancia la resolución con la que se midan, pero cuando el límite sigue un accidente geográfico (montañas, ríos), la cosa cambia. Por poner un ejemplo: la frontera entre Argentina y Chile discurre de Norte a Sur, pero si acercamos el objetivo al límite observaremos que en realidad la mayoría de los tramos no discurren de norte a sur. Pasa algo muy parecido entre España y Francia en los Pirineos, por ejemplo. Una resolución menor indicaría más fehacientemente la orientación general de las fronteras, una resolución mayor, serviría para señalar más la aleatoriedad de los accidentes geográficos.
Sobre estas líneas: tramo de treinta kilómetros de frontera hispanofrancesa a la altura de Llivia. Debajo, aproximadamente ochenta kilómetros de frontera entre Argentina y Chile. En ambos casos la orientación general del límite internacional (Este-Oeste y Norte-Sur, respectivamente) queda diluida en los requiebros y torsiones debidos a la orografía.
¿Qué podemos deducir de la orientación de las fronteras? Depende del continente. En el caso de América del Norte (recordad que en el mundo anglosajón no existen cinco continentes sino seis, Antártida aparte), que hay mucho límite hecho con una regla y un lápiz sobre un mapa. No es necesario haber estudiado geografía para detectar la razón de la masiva preeminencia de la dirección este-oeste en el continente. Entre los estados de Washington y Minesota por el sur y las provincias de Columbia Británica y Manitoba por el Norte, la frontera entre EE.UU. y Canadá recorre en línea recta más de dos mil kilómetros a lo largo del paralelo 49 Norte. No es el único tramo largo que discurre de este a oeste. En el lago Ontario hay otro de 150 kilómetros de longitud, y entre Vermont y Quebec otro más de 250 km de largo. En la frontera con México entre Nogales y El Paso encontramos otros dos tramos que suman 450 kilómetros más. En total, y sumando el resto de tramos de norte y centroamérica (Guatemala y Belice, por ejemplo, comparten otros dos tramos similares), hay unos cuatro mil kilómetros de frontera Este-Oeste en el continente, y algo más de mil kilómetros en dirección Norte-Sur, la mayoría de ellos entre Alaska y Canadá.

En América del Sur se ven los resultados de la paradoja antes mencionada: pese a la larguísima frontera argento-chilena, los tramos Este-Oeste superan en longitud a los Norte-Sur. La mayor parte de los límites del continente están delimitados por accidentes naturales, lo que otorga cierta aleatoriedad a la orientación fronteriza en general.

En el caso europeo, la tendencia general es también Este-Oeste, aunque con algo más de variedad, la longitud total de los límites se reduce según se acerca a la dirección Norte-Sur. Es sorprendente teniendo en cuenta las largas fronteras escandinavas, pero probablemente suceda lo mismo que en América del Sur Igualmente hay que tener en cuenta que se incluyen en el cómputo las fronteras de Rusia con la parte europea de Kazajistán y con las naciones del Cáucaso.

En Asia la tendencia Este-Oeste es clara, pero dentro de ella la aleatoriedad es casi total. Sólo destaca por encima de lo normal la orientación Norte-Sur, en parte por culpa de Uzbekistán. La mayor parte de las fronteras asiáticas están formadas por accidentes naturales excepto en Oriente Medio, lo que contribuye a la distribución errática de su orientación. Los ríos hacen lo que les da la gana.

Y en África. En fin, creo que es obvio. El continente fue dividido a golpe de escuadra y cartabón en la Conferencia de Berlín y todavía están pagando las consecuencias. Basta echarle un ojo a las fronteras de Egipto, Namibia o Mauritania para entender por qué esa desviación extrema en las direcciones Norte-Sur y Este-Oeste.

Fuente: Vizual Statistix | Vía: Mapas Milhaud
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Muy interesante, saludos
Muy bueno! Gracias
Te faltó Oceanía y la Antártida 😛