El 30 de marzo de 1987 un Boeing 737 de Alaska Airlines despegó del aeropuerto de Juneau con destino a Yakutat, la primera de una serie de paradas por el Panhandle del estado antes de finalizar en Anchorage. Al poco de despegar, y a unos 275 kilómetros por hora, Bill Morin y Bill Johnsn, los dos pilotos, vieron como un enorme pez se abalanzaba sobre el morro del avión. Un salmón de medio metro impactó contra la aeronave y quedó instantáneamente reducido a pequeños trozos, o como dijeron los propios pilotos, «sushi de parabrisas». ¿Cómo es posible que un pescado llegue tan alto? El misterio en realidad tardó muy poco en resolverse
Al llegar a Yakutat un mecánico del aeropuerto revisó el morro del 737 y aparte de una mancha grasienta y unas pocas escamas no encontró daño alguno. Los pilotos habían notificado el impacto a la torre de Juneau, que en seguida elaboró una teoría plausible: el salmón obviamente no había aprendido a volar, sino que era la presa de un depredador aéreo: un águila americana. Al encontrarse el águila con el 737 el instinto le hizo soltar la presa al enfrentarse a un rival, digamos, notablemente superior. El águila escapó indemne, no así su cena, que acabó desparramada por el fuselaje del avión. Pero no es el único caso de una aeronave que impactó contra algo sorprendente. Corría el año 2008 cuando un caza de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. tuvo que aterrizar de emergencia tras impactar contra algo mientras sobrevolaba la ciudad de Pensacola, en Florida. Los escasos restos de sangre y carne que se recuperaron del ala dañada fueron analizados, y los resultados fueron como poco sorprendentes: según el análisis de ADN el avión había impactado contra un ciervo. Los análisis se repitieron otras dos veces con idéncito resultado. Descartado el trineo de Santa Claus como culpable (está tirado por renos, no por ciervos) se empezó a evaluar como posibilidad la existencia de ciervos voladores, pero, de nuevo, la respuesta era más sencilla. Un laboratorio especializado en ornitología forense analizó los restos microscópicos de una pluma hallados entre la sangre y encontró que ésta pertenecía a un buitre negro. Un bicho que probablemente venía de saquear el cadáver del pobre ciervo cuando el avión interceptó su trayectoria y lo convirtió en puré. La historia del ciervo volador, reconozcámoslo, tenía mucho más tirón.

Fuentes: Alaska Air, Smithsonian Mag. Ambas historias tomadas de este hilo de Aberron.
Holà, me hiciste acordar del barco pesquero al le cayó una vaca encima en el medio del mar …. a un avión cargo ruso se le soltaron los animales en pleno vuelo y la solución más simple fue abrir la compuerta trasera …….
Hay una buena peli de Ricardo Darin que lo cuenta !!
Si, la película en la que actúa Darin y hace referencia a una vaca cayendo se llama Cuento Chino.
Yo estuve trabajando en un proyecto que intentaba controlar el impacto de los pájaros contra las hélices, pero nunca tuvimos en cuenta el impacto de peces u otros animales!!
Los ciervos volantes existen, lo aprendí en Primaria.
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Lucanus_cervus?wprov=sfla1
Large land animals, such as deer, can also be a problem to aircraft during takeoff and landing. Between 1990 and 2013, civil aircraft experienced more than 1,000 collisions with deer and 440 with coyotes.
https://en.m.wikipedia.org/wiki/Bird_strike