Hoy, día 4 de noviembre, se celebran en Estados Unidos las elecciones de mitad de legislatura, o Mid-Term election, en las cuales se eligen los 435 miembros de la Cámara de Representantes, que se renueva íntegramente cada dos años. En algunos estados también votarán a quién envían al senado (el cargo de senador se renueva cada seis años, eligiéndose una tercera parte de ellos, más o menos, cada dos años); en dos tercios largos de los estados (36, concretamente) también elegirán gobernador. Otros 38 renovarán sus cámaras estatales. También hay elecciones a las alcaldías de docenas de ciudades. Todo a la vez. Quien quiera saber más sobre esto le recomiendo la atenta lectura acerca de las inabarcables elecciones americanas, de Roger Senserrich, o la guía que ha elaborado el siempre interesante Jordi Pérez Colomé. Por lo que a nosotros respecta, nos vamos a centrar en las elecciones legislativas. La elección de los 435 congresistas se realiza mediante un sistema de distritos electorales según el método de «first past the post» o «winner takes it all«, o sea, el que obtiene más votos en cada distrito se lleva el puesto y santas pascuas. Sencillo, ¿verdad? Bueno, pues no. Porque los ciudadanos no están distribuidos aleatoriamente en el territorio, sino que generalmente se concentran en determinadas zonas según su nivel económico, raza, origen, idioma, etcétera. Y el voto es estrictamente individual, pero las tendencias de voto son sociales. Por lo tanto, la geografía de los distritos electorales puede influir en el resultado de las elecciones. Quien controla cómo se hacen los distritos probablemente controlará el resultado de las elecciones. En Estados Unidos tienen una palabra para todo concepto, y el de «modificar los límites de un distrito electoral para favorecer a un determinado partido político», también tiene su palabra: Gerrymandering.
Mapa con los 435 distritos electorales de Estados Unidos. Hay siete estados que, por su escasa población, sólo eligen a un único congresista: Alaska, Montana, Wyoming, Delware, Vermont y las dos Dakotas. Son los llamados distritos electorales at-large. En el otro extremo está California, con 53 congresistas.
La creación de un distrito electoral es un asunto de demografía y geografía. Es decir, de población y territorio. Los distritos electorales deben tener todos, en la medida de lo posible, un número de habitantes similar, y ser geográficamente contiguos, esto es, formar una única pieza de territorio. Como la distribución y el tamaño de la población cambia, los distritos se renuevan cada diez años, tras la realización del censo electoral; una comisión independiente es quien decide cuantos congresistas le corresponden a cada estado según los cambios demográficos, pero luego es cada estado quién decide cómo se distribuyen geográficamente los distritos electorales. Y ahí es donde está la trampa. Como los votantes de cada partido no están distribuidos uniformemente por el territorio, sino que se concentran (las zonas urbanas tienden a ser demócratas, las rurales, republicanas) establecer unos límites concretos puede inclinar la balanza a uno u otro lado.
Explicación gráfica del Gerrymandering. En el ejemplo de arriba, hay el mismo número de puntos verdes y violentas (32 de cada). Si dividimos el área en cuatro partes como en el ejemplo de la izquierda nos quedarán distritos más o menos similares en cuanto a distribución política de la población. Pero también podríamos hacelo como en el ejemplo de la derecha: cada distrito tiene igual número de puntos (habitantes), 16, pero la distribución no es equitativa: en tres de los distritos hay más puntos violetas que verdes, por lo tanto el partido violeta obtendría la victoria en tres distritos y los verdes en sólo uno, pese a que el número de puntos de cada color (votos) es exactamente el mismo para las dos opciones.
Este segundo gráfico nos muestra las trampas más típicas. El primer caso es el ideal, en el que la distribución política de la población es equitativa y por lo tanto hay una competencia real. En el segundo los distritos se han trazado para agrupar cada uno de ellos amplias mayorías de cada uno de los dos partidos. El tercero muestra una técnica de Gerrymandering muy típica: el agrupamiento. Trazando los límites alrededor de la zona roja (que por cierto, a diferencia de lo que sucede en Europa, en EEUU representa a la derecha, los republicanos), se forma un distrito de clarísima tendencia monocolor con un 100% de voto al mismo partido, pero esto permite que en los otros tres distritos los azules se lleven el gato al agua por un margen más estrecho. El cuarto caso, que llamaremos el quebranto, es el contrario. Se procede a dividir en varios distritos una concentración de intención política determinada y a diluirla en zonas del color contrario para anular su peso electoral. Así tenemos que según dónde tracemos los límites de cada distrito, el resultado puede ser diametralmente opuesto, pese a que el total de votos es exactamente el mismo.
Un ejemplo de redistricting bien heccho, en Iowa. Por ley, la distribución de congresistas en el territorio del estado tiene que ser lo más compacta posible, y es realizada por una comisión independiente.
¿Y cómo se aplica esto en el mundo real. A ello vamos. Así como la distribución de los escaños electorales para cada estado corresponde a una comisión federal, la distribución de los distritos en cada estado es decidida por una comisión estatal, que generalmente es designada por mandato del congreso o el senado estatales. Que a su vez suelen estar controlados por uno u otro partido, lo cual deviene en que, con no demasiada vergüenza y sí mucho arte, los distritos se dibujan según los intereses de quien controle previamente el poder político, de manera que paradójicamente no son los ciudadanos quienes eligen a sus representantes, sino al revés. El Gerrymandering, eso sí, es casi tan antiguo como los propios Estados Unidos. La palabra se origina en 1812, cuando se produjo una reestructuración de los distritos en el estado de Massachussets realizada bajo el gobierno de Elbridge Gerry. Uno de los nuevos distritos tenía, dicen, forma de salamandra, y de ahí el portmanteau Gerrymander.
The Gerrymander, caricatura aparecida en el Boston Gazzette en marzo de 1812, obra de Gilbert Stuart, y que acuñó la expresión para la posteridad.
Así pues, la tradición y noble arte del Gerrymandering se ha perpetuado en Estados Unidos, y cada diez años hay nuevos casos de distritos redibujados de la manera más inverosímil posible. La última reestructuración data de enero de 2013, y nos deja unos cuantos distritos de siluetas caprichosas, auténticos crímenes contra la geografía y el sentido común, que repasamos a continuación:
Distrito 4 de Carolina del Norte
Como se puede ver, consiste básicamente en dos porciones, que se mantienen unidas por un estrecho pasillo deshabitado de cien metros de ancho sobre el río Cape Fear.
Distrito 4 de Illinois (Las Orejeras Latinas)
Las siluetas de algunos distritos electorales se podrían usar en el Test de Rorsach. Algunos medios y blogs se dedican a ponerles nombres a los estados con formas raritas, a imitación de aquel distrito que le dio nombre al Gerrymandering. En este caso, las orejeras latinas les deben su nombre además de a su forma, al hecho de que la intención de dibujar un distrito así es unir dos zonas de amplia población latinoamericana en las afueras de Chicago y empaquetarlas en un mismo distrito claramente favorable a los demócratas, encargados en este caso de distribuir el territorio en distritos electorales. Pero si ahora es extraño, la silueta que tenía antes de la última reforma era todavía peor; las dos porciones del distrito estaban unidas únicamente por un tramo de autopista de varios kilómetros al oeste de Chicago, obviamente deshabitado.
Distrito 7 de Pensilvania (Goofy pateando a Donald)
Debido a que la población de Pensilvania crece más lentamente que la del resto del país, el estado perdió un congresista, por lo que hubo que redibujar los distritos. Los republicanos, encargados del asunto merced a su mayoría en el Senado estatal, procedieron sin demasiados remilgos a trazar las formas que les fueran más favorables, de manera que jugando con los límites del distrito consiguieran meter más republicanos que demócratas dentro de la atroz silueta, que en su parte más estrecha apenas cuenta con cuatrocientos metros de ancho.
Distrito 35 de Texas (El elefante del revés)
Gracias al rápido crecimiento de su población, Texas ganó nada menos que cuatro congresistas tras el censo de 2010,algo que los republicanos aprovecharon para arrimar rápidamente el ascua a su sardina. En este caso el Gerrymandering consiste en partir en varios distritos la población de ciudades netamente demócratas y mezclarlas con los suburbios de mayoría republicana para diluir el voto liberal (liberal, en Estados Unidos, significa «progresista», más o menos lo contrario que aquí).
La pistola humeante de un distrito alegremente gerrymandered suele ser una silueta sin demasiado sentido. Este distrito de Florida, favorable a los republicanos, no deja lugar a dudas.
Nueva York, con ocho millones de habitantes, envía más gente al congreso que cualquier otra ciudad del país; lo que no se acaba de entender es por qué juntar el oeste de Manhattan con partes aleatorias de Brooklyn en vez de con el este de la isla
Un caso clásico de empaquetamiento de votantes demócratas en un estado mayoritariamente republicano para hacer la mayoría conservadora aún mayor.
Distrito 12 de Carolina del Norte
Uno de los más obviamente gerrymandered de todo el país, en este caso por motivos raciales; en una de las enmiendas a la constitución existe una cláusula que prohíbe expresamente diluir el voto de minorías raciales, y por otro lado permite, hasta cierto punto, el gerrrymander para empaquetar a cuantos más miembros de una minoría (negros, en este caso) en un mismo distrito, mejor, para que dichas minorías puedan elegir a sus propios representantes. Dos terceras partes de los votantes del distrito son negros, según el censo.
Pero qué coj… pero qué…. pero… no tengo palabras. Y si miramos la evolución de la silueta del distrito en los últimos 60 años, es todavía más asombroso. En este caso los autores de la atrocidad geográfica son los demócratas, dado que Maryland es su estado más propicio.
Cuando cruzar la calle implica abandonar el distrito y volver a él en la otra acera es que hay algo raro en todo esto.
Fuentes y más info: 1, 2, 3, 4, 5, 6
En Slate se puede entretener uno completando puzzles hechos con distritos congresuales
Muy buena entrada. No conocia nada de esto. Gracias
Impresionante trabajo. Por si puede servir de algo para un futuro el estado de Alaska tiene gran parte del territorio sin organizar en condados (boroughs), aunque a efectos de censo electoral sí, teniendo 11 áreas censales.
http://en.wikipedia.org/wiki/Unorganized_Borough,_Alaska
http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_boroughs_and_census_areas_in_Alaska
No sabía nada de esto. ¿Los votantes de allí lo saben?
Claro. Es un tema recurrente cada dos años, y especialmente cuando hay «redistricting». Pero los dos grandes partidos se entregan a ello con entusiasmo y sin pudor (aunque los republicanos son más eficientes) así que no hay escapatoria.
Muy interesante!
Me contaron el caso de Derry/Londonderry en Irlanda del Norte era algo parecido. A pesar de ser mayoritariamente católica, el ayuntamiento era protestante. Y lo curioso es que me lo contó un inglés llamado Gerry.
Excelente informe, muy completo, obviamente es un tema desconocido quizás porque habla claramente del manoseo democrático de una nación dónde la segregación está reglamentada. EEUU tiene muchas cosas admirables y otras como estas.
Esta practica fue utilizada en Argentina. Durante el nefasto gobierno petonista a fines de los ’40 y principios de los ’50 se modificó el sistema electoral con la elección de un solo representante por distrito (el ganador toma todo) conocido vomo uninominal. Lo interesante estaba en el dibujo de los distritos en la Ciudad de Buenos Aires por ejemplo; ya que al no ser favorable al regimen la dividió en secciones electorales que comenzaban en el barrio de Pompeya y terminaban en Recoleta; o La Boca mas Barrio Norte; Lugano y Villa Devoto. De mas esrá decir que diluyeron a la menor expresión posible toda representación opositora en el Congreso.
Cuando critican el sistema D´Hont yo siempre digo:
«esto es lo que nos espera»
Ya decia yo que el CNE venezolano tenia que haberse copiado de algun lado , con el 51 % de los votantes logran el 78% de los escaños en el congreso
en España, el 44% logra el 52%
esto tambien lo explica CP Grey en su canal de youtube, pero qué pasada verlo aquí con los mapas reales de los distritos. Vaya morro!
a nosotros, como dices en el post, nos sorprende pero allí es una práctica establecida y aunque os parezca mentira aceptada y no siempre se hace con «mala leche» probablemente esos barrios del west side unidos con los de brooklyn era porque eran de población mayoritariamente -me lo invento- italiana y así, también lo citas, se facilitaba que hubieran representates de ese origen en las instituciones; en época industrial se hacían los distritos siguiendo las orillas de los ríos para que la mano de obra -sobre todo negros- obtuviera repreentación en un mundo de blancos …. negros al congreso a cambio de paz social 🙂 saludos
No si los de «el Mundo» te han copiado el artículo, se han inspirado en el tuyo o ha sido simple coincidencia. Lo que si tengo claro es que me gusta mucho más tu estilo.
http://www.elmundo.es/internacional/2014/11/04/5458854e268e3e912f8b456f.html
Saludos
Me parece claramente una coincidencia. Seguramente lo publicaron antes que yo.
Muy bonito esto del Gerrymandening.
Precioso, los políticos eligiendo sus electores, y ya de paso, los resultados.
¡Qué bella es la democracia!
Lo más justo sería aplicar la proporcionalidad absoluta. Aunque al precio de formar miríadas de grupos parlamentarios que harían el territorio difícilmente gobernable con tantos grupos para ponerse de acuerdo. Pero sigo pensando que sería lo más justo. ¿Cómo se haría?: convirtiendo todo el territorio una sola circunscripción electoral. ¿Por qué tengo yo que estar constreñido a la elección de un representante de entre los que se presentan en mi provincia y no a uno de la de al lado o de la otra punta del país si al final todos son representantes de una única soberanía popular? Otra posibilidad justa compatible con el mantenimiento de las circunscripciones consistiría en dotar a cada diputado no de un voto igual al de otro diputado sino de un voto directamente proporcional en valor al del número de electores que lo han elegido y que cada formación política pudiera recoger sus votos sobrantes que en otras provincias no les hubieran llegado para obtener un representante y unirlos para obtener uno, aunque no estuviera adscrito a una circunscripción determinada. Es un lío, lo sé, pero a los ingenieros del gerrymandering se les iba a acabar el chollo, y sin ir más lejos, en España, a los que durante tantos años han medrado torticeramente con su maldita ley d´Hont. Recuerden, en España un voto de Soria vale exactamente lo mismo que cinco votos de Madrid. Dicho de otro modo, si un madrileño consiguiera votar fraudulentamente dos veces, además de incurrir en un delito fuertemente penado, seguiría infrarrepresentado un 60% con respecto del soriano. Manda hue… la cosa.
La proporcionalidad supone hacer listas de partidos. Es decir, u jefe del partido determina quien entra en la lista y en qué puesto, con lo que pasa asee fundamental llevarse bien con el jefe para que le ponga a uno en puesto ‘de ganador’ (como pasa en España).
Las circunscripciones uninominales obligan a estar más próximo a los electores que a los jefes de los partidos, y por tanto es más probable que el elegido busque representar a sus votantes (que determinarán si vuelve o no a tener un puesto).
Eso se soluciona estableciendo por ley que los partidos políticos deben someter sus candidatos a candidato (valga la redundancia) a primarias abiertas.
El poder se lo reparten dos partidos, y ninguno a protestado por esta metodología desde que comenzó a implementarse. Lo cierto es que son los electores los verdaderos perdedores en este tipo de sufragio.
Se han puesto 10 ejemplos de distritos con forma extravagante, supongo que habrá más, no lo sé.
Pero si de los 435 distritos hay uno solo con racionalidad geométrica y poblacional ya es superior al sistema de listas proporcionales que sólo representan a los jefes del partido y no a la sociedad civil. Por otra parte como nota positiva, veo que algunos distritos se remodelan para que minorías con intereses de clase puedan tener su reprsententante, ej negros etc.
El sistema de listas proporcionales es la base de las corruptas partidocracias, son los residuos fascistas que aún perviven en Europa excepto en Inglaterra, Suiza y Francia. El candidato sólo debe lealtad al jefe que le ha incluido en la lista e impide la separación de poderes, pues el poder ejecutivo se confunde con el legislativo y contamina el poder judicial. La Nación y el Estado se funden y desparacen los cuerpos intermedios que deben ser los representantes, pues la única misión de los partidos estatales, pagados por el Estado, es integrar a las masas en el Estado y no representar a la sociedad civil. Gobierno y Estado se confunden.
En palabras de uno de los defensores teóricos de la partidocracia, Gerhard Leibholz presidente del tribunal Constitucional de Bonn, dijo sobre El Estado de Partidos:
«Los partidos políticos dejan de ser asociaciones de la sociedad civil, que proponen y ayudan a determinados candidatos políticos para que representen a sus distritos, y se convierten en unos órganos más del Estado con la función de integrar a las masas en su estructura e impedir la representación política de la sociedad civil.”
Fascismo, la gran mentira y brutalidad de la mal llamada democracia europea. Os dejo enlaces para que el que esté interesado pueda profundizar más.
El SISTEMA PROPORCIONAL de LISTAS de PARTIDO – Gerhard Leibholz https://www.youtube.com/watch?v=vPd1k4dIrGM
Estado de Partidos (Primera parte) https://ciudadanosccc.wordpress.com/2013/05/26/531/
Gerhard Leibholz
http://diariorc.com/archivorc/gerhard-leibholz.html