Ciudades divididas: Rihonor y Rio de Onor

Para los españoles Portugal siempre ha sido un vecino más bien desconocido. Si se realizara una encuesta entre la población de España sobre quién es, por ejemplo, el presidente del país luso, dudo que más de uno de cada veinte encuestados supiera responder correctamente. Más allá de Saramago, Luis Figo y las toallas y manteles que, aún, la gente va a comprar al otro lado de la frontera, el desconocimiento sobre nuestros vecinos es absoluto. En las zonas de España que lindan con el territorio de nuestros vecinos peninsulares, como es lógico, la cosa mejora. Ya se comentó aquí en su día la existencia del Portuñol o del Portugués oliventino, peculiaridades típicas de pueblos fronterizos.

Pero la localidad española donde más presente está la cultura y la vida portuguesa se encuentra en la provincia de Zamora, a unos quince kilómetros de Puebla de Sanabria. La pequeña aldea de Rihonor de Castilla, vista desde lo alto de las colinas que la circundan, no tiene nada de especial. Unas cuantas casas, un río (el río Cortensa, en Portugal rio Onor), campos de cultivo, un par de iglesias y poco más. Sin embargo, la vista engaña. Lo que aparenta ser un pueblo son en realidad dos localidades, separadas por la invisible frontera hispanolusa. A un lado, Rihonor de Castilla, Zamora, España; al otro Rio de Onor, Braganza, Portugal.

Vista aérea de Rihonor de Castilla y Rio de Onor

Vista aérea de Rihonor de Castilla y Rio de Onor (click para ampliar).

Rihonor de Castilla apenas cuenta con dos docenas de habitantes, tres veces menos que su sur geográfico, Rio de Onor. Políticamente pertenece al ayuntamiento de Pedralba de la Pradería. El origen de la división parece ser un reparto de tierras entre los señores de Braganza y Benavente allá en la noche de los tiempos. La vida allí, como no puede ser de otra manera, es tranquila. La mayor parte de los vecinos a uno y otro lado de la frontera se dedica a la agricultura en los campos de labor alrededor de la aldea, indistintamente en España y Portugal. Muchos portugueses tienen tierras en España, y viceversa, y, en la práctica, los dos pueblos son sólo uno. Los matrimonios binacionales son moneda corriente, y para los rihonorenses de ambos lados la frontera está tan poco presente como el ruido para alguien acostumbrado a vivir sobre una línea de metro. Está ahí, pero sólo la notas si te fijas.

Hito fronterizo nº 408, junto a la carretera general.

Hito fronterizo nº 458, junto a la carretera general. Vista desde Portugal.

Durante la mayor parte de la historia contemporánea de Rihonor y Rio de Onor las cosas siempre fueron así. Durante el franquismo la Guardia Civil en la parte española y la Guardia Fiscal en la portuguesa tenían un puesto con un par de guardias. Cualquiera que quisiera atravesar la frontera debía parar, enseñar papeles; todo ese ritual aburrido del que nos ha librado Schengen. Sólo los rihonorenses estaban exentos del trámite. Al ser un pueblo pequeño, las autoridades de ambos lados conocían a todos los vecinos, y también sus vehículos. Los lugareños cruzaban la frontera sin problemas a diario, para dirigirse a sus tierras en el país vecino, a pie o con el tractor.

Sobre estas líneas, en primer plano, hito fronterizo nº 408 bis. Tras el coche azul se encuentra el hito de la foto anterior. El muro está situado exactamente sobre la frontera, y el jardín que cerca pertenece a un domicilio español. Bajo estas líneas, el muro, con el hito 408 bis en la esquina; al otro lado del río, junto al puente (click en la fotografía para ampliarla) el hito nº 409.

La cosa cambió cuando el 25 de abril de 1974 estalló la Revolución de los Claveles. Por entonces el jefe del destacamento de la Guardia Fiscal en Rio de Onor era un teniente llamado Piñeiro, que procedió a instalar una cadena de lado a lado de la carretera para evitar, según se dice, una invasión de tropas españolas deseosas de reinstaurar la dictadura. Otra versión asegura que la intención era evitar una emigración masiva de Portugal hacia España. En cualquier caso, ni lo uno ni lo otro llegó a producirse, pero la cadena permaneció cortando el paso a los vehículos en la carretera durante mucho tiempo. Para que los agricultores locales pudieran cruzar la frontera se habilitó un camino que rodeaba la cadena fronteriza, impracticable para los automóviles, pero perfectamente útil para un tractor. Quince años después de la instalación de la cadena, Piñeiro, que aún seguía en el pueblo, quiso instalar una barrera en un camino de tierra cercano al pueblo que también cruzaba la frontera (en la foto aérea, en la parte superior izquierda de la imagen), pero los lugareños, portugueses y españoles, se negaron. Finalmente, en 1990 la cadena fue retirada y todo volvió a la normalidad. A partir de 1995, cuando entró en vigor el espacio Schengen, fueron desmantelados los cuarteles de la Guardia Civil y de la Guardia Fiscal. En el de estos últimos se encuentra ahora el centro cívico de Rio de Onor, donde españoles y portugueses charlan y toman café sin distinción.

Arriba, campos de cultivo binacionales. La frontera en este punto es un pequeño arroyo de poco más de un metro y medio de ancho. Debajo, banderas de España y Portugal en el centro cívico de Rio de Onor. Tres días después de mi estancia allí se celebraban unos «juegos internacionales» hispanolusos, básicamente, futbolín, cartas, y demás. El cartel que lo anunciaba se puede ver pinchando aquí.

Los dos únicos bares del pueblo (el centro cívico y la Cervecería Prieto) se encuentran en Portugal, mientras que la única tienda, que vende comida, detergente y demás se encuentra en España. Durante mucho tiempo, ya bien entrado el siglo XX, Rihonor y Rio de Onor se rigieron mediante un sistema propio de elecciones que englobaba a los dos pueblos, al margen de las elecciones municipales de cada país. Hasta la llegada del euro, escudos y pesetas eran admitidos como moneda corriente a ambos lados de la frontera, aunque la peseta, al ser más fuerte, era la moneda preferida para las compras y consumiciones. La totalidad de la población portuguesa es bilingüe, y, si bien no se puede decir lo mismo de los españoles, sí que es cierto que el porcentaje de conocedores del portugués es mayoritario entre la población del lado castellano de la frontera.

Sobre estas líneas, puente peatonal (e internacional) sobre el arroyo que hace las veces de frontera. El hito 409 se encuentra fuera de encuadre, a la izquierda y abajo. Foto tomada desde Portugal, mirando a España. Debajo, vista del hito 409 desde el otro lado del río. Su hermano gemelo (409 bis) debería estar en la otra orilla del arroyo, pero aparentemente desapareció (se puede ver en esta foto del sublime Geosite de jan Krogh).

Actualmente, Rihonor y Rio de Onor siguen siendo un lugar muy peculiar, binacional y mestizo. José Saramago, el premio Nobel de Literatura de 1998, escribió sobre el pueblo en su libro Viaje a Portugal:

A fin de cuentas, ¿dónde está la frontera? ¿Cómo se llama este país aquí? ¿Es aún Portugal? ¿Ya es España? ¿O sólo Río de Onor y sólo eso?

La respuesta, en realidad, es un sí a todo. Rio de Onor es Portugal, pero también España, y Rihonor es Castilla, pero también Portugal. Y los dos pueblos son, en realidad, uno. Un sitio raro, ya digo, donde la frontera no separa, sino que, asombrosamente, une. Los problemas, realmente, son los mismos a uno y otro lado de La Raya. Cuando es la propia Raya la que trae problemas, es cuando los dos pueblos se unen y la borran, como sucedió con la pretensión de la Guardia Fiscal de instalar una barrera. A día de hoy sus habitantes lo tienen clarísimo. Son un pueblo repartido en dos países, ni más ni menos.

Foto aérea de Rihonor de Castilla y Rio de Onor mostrando la frontera (click para ampliar).

Agradecimientos: A Muskarditz, por sugerirme el tema hace ya meses; a Luis, un rihonorense del lado zamorano (casado con una portuguesa) que me contó la historia del pueblo, me indicó el trazado exacto de la frontera y me consiguió la foto aérea reproducida aquí dos veces, todo ello mientras tomábamos una cerveza en el centro cívico portugués; y a mi mujer, por aguantar con paciencia benedictina el aplastante sol de agosto mientras su marido hacía el ganso en la frontera.

Si te ha gustado, menéalo.

Para saber más:

He trasteado con la foto aérea para localizar, además de la frontera, otros puntos de interés mostrados aquí. Para verla en alta resolución y tal, pinchar aquí.

Previamente, en Fronteras: La Raya

En El País le dedicaron algunos artículos cuando cayó la cadena instalada por Piñeiro. La cadena que separa a un pueblo español y otro portugués se romperá en agosto (julio de 1990); Todos Prietos en Rihonor (muy recomendable, de agosto de 1990) y Un país en cada acera, de 2006.

También «Día de elecciones en Rihonor» y «El reflejo del olvido«, en ABC (marzo de 2003), un artículo mucho más pesimista que la impresión que yo recibí hace unas semanas, cuando estuve allí.

Por último: Fronteras: De viaje a la raya de Portugal, en Rebelión.

Algunas fotos más en el Geosite de Jan Krogh (en inglés).