Por qué algunos aeropuertos cambian los números de sus pistas cada cierto tiempo

Antes de responder a la pregunta-clickbait del título habrá que explicar por qué las pistas tienen números y cuáles son. Así que al lío. Cualquier pista de aterrizaje de un aeropuerto tiene dos extremos, que generalmente apuntan a las direcciones donde el viento sopla de manera más frecuente, porque los aviones se sustentan mejor volando contra el viento que a favor y siempre es mejor tener más sustentación que menos, por razones que no escaparán a los inteligentísimos lectores de este veterano rincón de la red. Para que los pilotos sepan por dónde tienen que aterrizar y evitar así innecesarias molestias como masacres, fuego y destrucción, cada uno de los extremos se numera según el rumbo que debe seguir el piloto para tomar tierra, o sea, exactamente el opuesto hacia el que apunta ese extremo de la pista en particular. Si el lector hace el titánico esfuerzo de recordar sus clases de Ciencias Naturales de primaria, colegirá sin excesiva dificultad que si un piloto tiene que volar exactamente hacia el este, su rumbo serán 90 grados, 180 hacia el sur, 270 hacia el Oeste y 360 hacia el Norte. Por lógica aplastante, extremos contrarios de una misma pista suponen rumbos exactamente opuestos así que es fácil calcular ambas cifras conociendo una (basta con restar o sumar 180). Dado que el número de pistas que puede tener un aeropuerto es limitado, se redondea la cifra hasta la decena más cercana y se le quita el último dígito. Así que una pista que vaya exactamente en dirección Suroeste-Noreste tendrá en uno de sus extremos el número 23 (225 grados, redondeamos a 230 y quitamos el 0) y en el otro el 5 (lo mismo pero con 45 grados).

Cabecera de pista indicando que discurre exactamente de Sur a Norte; en el otro extremo el número será el 18 (Wikipedia)

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Pero ¿quién fue el primero en conquistar el Polo Norte?

¿Fue realmente Robert Peary la primera persona en pisar el Polo Norte? La respuesta es no. Durante gran parte del siglo XX se creyó que había sido él, pero lo cierto es que las pruebas que aportó de su gesta no resisten un análisis detallado. Entonces, ¿quién fue el primero en ver el Polo Norte? La respuesta sorprenderá a más de uno: Roald Amundsen (entre otros), el mismo noruego que llegó antes que nadie al Polo Sur. Nótese que he usado el verbo ver, y hasta lo he puesto en cursiva y todo. Amundsen nunca pisó el Polo Norte, pero lo sobrevoló en dirigible. Entonces, ¿cuándo demonios se pisó el Polo Norte por primera vez? En una fecha tan tardía como 1948, tres años después del final de la II Guerra Mundial y 37 años después de la conquista del Polo Sur. ¿Y quién fue el primero en llegar allí? ¿Cómo lo hizo? Eso es lo que vamos a ver hoy.

Los compañeros de expedición de Peary, supuestamente en el Polo Norte.

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