Lugares que no existen – Taiwán

Los humanos tenemos cierta costumbre, o manía, de parcelar las cosas. Así, parcelamos el tiempo, el espectro visible (los colores) y, por supuesto, el territorio.

Desde jóvenes observamos los mapas mundi en clase, memorizamos capitales tan exóticas como Oudagadougou, Gaborone o Bandar Seri Begawan, y damos por sentado que un país existe y punto. Luego descubrimos las guerras, la Historia, las fronteras y la sangre que se ha derramado. Y más tarde uno descubre que en la declaración de los DD.HH, existe el «Derecho a la nacionalidad». ¿A qué se debe tan curioso derecho?Mapamundi

Se debe, obviamente, a que uno no puede moverse más allá de su aldea sin una identidad, y la nacionalidad forma parte impresicindible de esa identidad. Yo soy Diego González, pero el hecho de ser español es el que me otorga una serie de derechos y deberes, tanto aquí, como en el extranjero.

Existen 193 países reconocidos por la ONU. 193 países cuyos pasaportes son reconocidos por los otros 192 miembros. Un ucraniano puede ir a Noruega, un finés a Sudáfrica o un canadiense a Omán, y ese estatus de canadiense, ucraniano o finés es, precisamente, el que le permite entrar en esos territorios. Lógicamente, y según los miles de acuerdos internacionales al respecto, hay ciudadanos de determinadas naciones que tienen mayor facilidad para moverse por otros países. Cualquier español podría coger el coche ahora mismo e ir de Cádiz a Helsinki sin pasar una sola aduana, y sin que le pidieran el pasaporte ni una sola vez . Sin embargo, si al salir de Vilna camino de Letonia decidiera dar un garbeo setenta kilómetros al este, un amable soldado bielorruso le ordenaría dar la vuelta, puesto que para entrar en el territorio bielorruso es necesario un visado, que hay que pedir a la embajada de Minsk en París, y que tarda cosa de un mes en ser entregado.

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