En la frontera entre Suiza e Italia está el Monte Cervino, conocido a menudo por su nombre en alemán: Matterhorn. Con casi 4.500 metros de alto, su silueta piramidal destaca tanto sobre el resto de la cordillera alpina y resulta tan fotogénica que los suizos lo consideran uno de sus símbolos nacionales. A sus pies se encuentra el pueblo de Zermatt, un paraíso para esquiadores y montañeros, que estos días ha decidido promocionarse de una manera muy especial: convirtiendo la cima del Matterhorn en una pantalla de proyección que difunda esperanza al mundo.
