Hace más de un cuarto de siglo que desapareció el Telón de Acero. Donde antes había altos muros coronados por alambre de espino ahora crece la hierba. Las alambradas fueron sustituidas por carriles-bici y en lugar de soldados con orden de disparar a cualquier persona que intentara cruzar la frontera hay simpáticos e inofensivos domingueros comiendo bratwurst con chucrut. La frontera entre Alemania Occidental y Checoslovaquia era un lugar mayormente remoto y peligroso, que no ha recibido tanta atención como el muro que separaba a las dos Alemanias en Berlín y fuera de él, pero sólo porque era mucho menos espectacular. El límite internacional cruzaba (y cruza todavía) uno de los parajes más espectaculares y bellos de Europa, la Selva de Bohemia, un enorme bosque con una fauna de lo más variado. Y es en ese bosque donde sigue existiendo el Telón de Acero. Invisible, intangible, pero real.
El lago negro (Chequia) y un arroyo en Alemania (fuentes 1 y 2)