Una de nostalgia

Cada uno tiene su imaginario particular, sus hitos biográficos que, a la larga y mirando hacia atrás en el tiempo, explican sus actitudes o anhelos actuales. Muchos son compartidos con otros, y de ahí nace el concepto de «generación» de tal o cual época. No hace mucho tiempo circuló por los correos electrónicos de los españoles un mensaje en el que se destacaban las presuntas características que hacen de «nuestra» generación (una amplísima, que va desde los nacidos a finales de los sesenta hasta los que lo hicimos en las postrimerías de los setenta y principios de los ochenta) supuestamente mejor que la que vino después. A partir de ese correo Coca Cola realizó un anuncio que tuvo bastante éxito, y que llevó a la franquicia española de la multinacional a continuar en la misma línea publicitaria con otro (Chaval) al ritmo del Gold de Spandau Ballet y con la estética del Wake me up before you go-go de Wham!. La aparición estelar de Loquillo y Mayra Gómez-Kemp le daba al anuncio el toque autóctono.

El Gran Rallye, primer y último tomo

Pero, como decía, cada uno tiene su propio imaginario. El mío, el de un apasionado por los lugares lejanos, exóticos y raros, tiene uno de sus hitos nostálgicos en la colección «El gran rallye de la vuelta al mundo«, una serie de 35 libros en los que los participantes en un rallye (que se realizaba con coches de la época como el Seat Ronda, por poner un ejemplo) competían por ganar una carrera alrededor del mundo. La primera etapa transcurría nada menos que entre París y Dakar. La segunda entre Dakar y El Cairo (en línea recta, más de 5.000 kilómetros), otra entre Los Ángeles y Cuba, y así. Mi favorita era la que transcurría entre Moscú y Vladivostok. Sólo de pensar en recorrer semejante distancia en un Seat Ronda o en un Renault 21 me entra el tembleque. Seguir leyendo