El 29 de septiembre de 1707 una flota de quince barcos partió de Gibraltar con destino a Plymouth. Después de tres semanas de viaje se encontraban a las puertas del Canal de la Mancha; el tiempo empeoró a toda velocidad, convirtiéndose en una sucesión de tempestades con ráfagas de viento impredecibles y una visibilidad prácticamente nula. El 22 de octubre se produjo el desastre. Cuatro barcos de guerra se estrellaron contra los esal sur de las Islas Sorlingas y se hundieron con toda su tripulación. Mil quinientos marinos se ahogaron en el lugar, que se convirtió en el escenario de la segunda peor catástrofe de la marina británica hasta entonces. Para evitar que aquello volviera a suceder, la monarquía decidió que en aquellas rocas inhóspitas, remotas y solitarias tendría que construirse un faro. El faro más aislado del mundo.


