En otra ocasión ya se habló en Fronteras sobre la ídem entre Estados Unidos y Canadá. En total son casi nueve mil kilómetros de límite internacional, el más largo entre dos países de todo el planeta. Una parte importante de la línea fronteriza discurre sobre el agua, bien en los Grandes Lagos, bien sobre la parte más profunda de un río. Ese es el caso del Río Niágara, uno de los más famosos del mundo, y una de las zonas más entretenidas y transitadas de toda la frontera useñocanadiense.
Vista aérea de las Cataratas del Niágara. La frontera divide en dos la catarata situada a la derecha, mientras que las de la izquierda pertenecen íntegramente a Estados Unidos. La línea fronteriza discurre por el centro aproximado del río. Canadá se encuentra en la parte inferior y a la derecha del todo de la foto, Estados Unidos al otro lado del río.
Las Cataratas del Niágara forman parte del imaginario colectivo de occidente en general y de EE.UU. en particular tanto o más que la Ruta 66, el Empire State Building o el Golden Gate. Sin embargo, para verlas de verdad hay que irse a otro país, a la orilla opuesta del río. A Canadá, vamos. En la foto sobre este párrafo se puede comprobar claramente el porqué.
Marilyn Monroe posa con las cataratas de fondo durante el rodaje de Niágara, en 1952. Foto obtenida en Niagarablog.
Las cataratas son tres. Las llamadas Cataratas Americanas, las Bridal Veill (Velo de Novia) y las Horseshoe (Herradura de Caballo). Las dos primeras se encuentran íntegramente en territorio de EE.UU., mientras que la tercera se encuentra dividida en dos por la frontera. Las tres son visibles en toda su extensión únicamente desde Canadá. En las épocas de mayor caudal del río Niágara caen 168.000 metros cúbicos de agua (o sea, 168 millones de litros) por minuto a través de los tres saltos.
Sobre estas líneas, las Cataratas Americanas tomadas desde el lado estadounidense del río. Debajo, la catarata Bridal Veill (Velo de novia), situada a pocos metros de las American Falls.
A ambos lados del río se encuentran dos ciudades gemelas llamadas, ambas, Niagara Falls (para qué buscar más nombres, oiga). La americana se estableció a finales del siglo XIX, mientras que la canadiense lo haría una década más tarde. El turismo masivo en la zona comenzó por entonces, y la ciudad canadiense acabaría por convertirse en uno de los destinos favoritos para las lunas de miel (de hecho, el sobrenombre de la localidad es «La capital mundial de las lunas de miel»). Las leyes canadienses, más permisivas que las estadounidenses en lo que respecta al consumo de alcohol (en Canadá se puede uno meter un pelotazo a los 19, mientras que al otro lado del río hay que esperar dos años más) y, sobre todo, al juego, permitieron la construcción de casinos y complejos hoteleros, al estilo de Las Vegas (es decir, hortera hasta morir), en los que los dólares americanos siempre son bien recibidos (en todo el pueblo, y en gran parte de la provincia de Ontario, se admite el dólar como moneda de pago corriente, eso sí, a unos cambios escandalosos).
Sobre estas líneas, un Burger King de inconcebible atrocidad estética en el lado canadiense de la frontera. A su lado, una de las múltiples casas encantadas que jalonan Clifton Hill, la parte más hortera y céntrica de Niagara Falls. Debajo, el skyline de la zona de casinos y hoteles, visto desde Estados Unidos.
Como es lógico en un lugar así, alrededor de las cataratas hay todo un parque temático. No se trata sólo de los hoteles y casinos del lado canadiense, sino de las atracciones para los millones de turistas que cada año visitan la zona. La más conocida es la que da nombre a esta entrada, los barquitos Maid of the Mist (La Dama del Rocío). Hay seis o siete barcos, todos con bandera canadiense, que salen de sendos muelles construidos en ambas orillas del río. Todos los barcos se llaman igual, Maid of the Mist, con un número romano detrás. Las embarcaciones, en cada una de las cuales caben varios centenares de personas bien apretujadas, pasan por delante de las Cataratas Americanas, y se dirigen hacia las canadienses, las Horsehoe, cuya forma de herradura les da nombre. Allí, se acercan a unos metros de la caida del agua, donde las salpicaduras están garantizadas, y permanecen un rato permitiendo a los divertidos guiris sacar fotos y estropear sus cámaras. La imagen de dos centenares de personas con un poncho de plástico azul es un clásico del lugar.
Sobre estas líneas, el Maid of the Mist V cruza ante las American Falls con sus ponchos azules en la cubierta. A la derecha de la imagen, el Velo de Novia. Debajo, los turistas sufren las embestidas del viento y el agua del Río Niágara en la cubierta del Maid of the Mist VI.
Todos los barcos cruzan necesariamente la frontera invisible del centro del río para dar la vuelta, por lo que si alguien quiere decir «he estado en Canadá» o «he estado en Estados Unidos» sin pasar por la aduana, simplemente tiene que subirse a una de las golondrinas fronterizas y darse un paseo bajo las cataratas. Para la gente normal y sin causas pendientes con la justicia hay un puente de casi 300 metros de largo, el Rainbow Bridge (Puente del Arcoiris, llamado así por la cantidad de ellos que son visibles en los días soleados) muy cerca de las cataratas, que une las dos Niágara Falls. A través de él se puede cruzar sin demasiados problemas de un país a otro (siempre que cuente uno con el pasaporte adecuado, claro está), simplemente contestando a las preguntas de los funcionarios de cada extremo de la frontera. El puente es de peaje, también para los peatones (50 centavos americanos o canadienses), pero únicamente saliendo de Canadá. Para regresar no hace falta pagar. Los vecinos septentrionales de EE.UU. son pelín tacaños, los jodíos.
Sobre estas líneas el Puente del Arcoiris, desde la cola del Maid of the Mist. Debajo, una puerta para salir de Canadá. Tras ella un cartel advertía de que, una vez sobrepasado ese punto, a cualquier persona se le exigiría documentación en regla para regresar.
Arriba, peaje para peatones en la entrada canadiense al Rainbow Bridge, tras la sugerente puerta de la foto anterior. Debajo, el centro del puente; la línea de en medio es la que marca la frontera entre EE.UU. y Canadá, junto con algunas placas en las barandillas. El todoterreno está en Canadá, el remolque en Estados Unidos.
En el lado americano de la frontera se construyó una enorme plataforma para permitir una visión más amplia de las American Falls. Por debajo de ella se puede acceder a pie hasta prácticamente debajo del agua, también cubierto con un poncho azul. Desde allí también salen los Maid of the Mist del muelle americano. Al otro lado del río, Canadá, un país al menos tan raro, grande y fascinante como los Estados Unidos. Entre medias, una de las maravillas de la naturaleza más impresionantes del mundo. Y una experiencia fronteriza muy recomendable.
Sobre estas líneas, plataforma de observación en el lado americano del río, con las cataratas canadienses al fondo. Debajo, turistas en la base de las Cataratas Americanas.
Arriba, un teléfono de la esperanza junto a las Cataratas Americanas. Bajo estas líneas, la entrada al Rainbow Bridge desde el lado americano. Sin peaje.
Si te ha gustado, menéalo.
Para saber más:
En la Wiki, Cataratas del Niágara, incluyendo las Horseshoe; en la Wiki angloparlante, los Niagara Falls de Nueva York y Ontario, las cataratas Americanas, Canadienses y la de en medio, Bridal Veil. De paso, entrada dedicada al Maid of the Mist.
Página oficial del Maid of the Mist, en castellano.
esto no viene a cuento en esta entrada, he llegado hasta aqui desde microsiervos y como me encanta la geografia me lo estoy leyendo del tiron, y leyendo el de «el diamante del desierto» me dado cuenta de que le das al diamante el doble de extension de la que realmente tiene… no son 5 km cuadrados, sino 2 y medio (2’56)… que se nos olvidan las matematicas basicas y el area de los rombos es diagonal mayor por diagonal menor, partido de dos.
lo pongo aqui porque supongo que postear en una entrada del 8 de febrero no tiene mucho sentido.
por cierto gracias por crear un blog tan sumamente interesante! vas directo al lector de feeds
Aunque no tenga que ver con la frontera en sí, muy cerca de ahí, en canadá, permanece en funcionamiento un teleférico construido por Leonardo Torres y Quevedo en 1916. El «Spanish Aerocar». http://en.wikipedia.org/wiki/Spanish_Aerocar
En alguna parte leí que como cruza un meandro del rio sobrevuela durante un tiempo los estados unidos.
Starman, lo tenía reservado para la entrada de mañana 😀
Efectivamente, cruza la frontera cuatro veces, aunque tanto la salida como la llegada están en territorio canadiense.
Vaya entrada más patética, con el único sentido de contarnos tu luna de miel ;-P
La verdad es que es sorprendente cómo la parte canadiense es una copia de las vegas, y en la yankee es parque natural (bueno, según los parámetros de aquí casi sería un parque temático, solo que no permiten construir edificios). no bajaste a la cave of winds? a mi me pareció más interesante que el barquito… y más barato, tu ja m’entens?
¡Muy interesante! La frontera americano-canadiense ofrece muchas sorpresas fronterizas. Yo no he podido ir tan lejos (ni me he casado) pero cerca de casa también se pueden hacer expediciones provechosas:
http://www.flickr.com/photos/paperet/tags/portbou/
¡Un Saludo!
QUé mamón, Catx! 😛
Queríamos cruzar tras las cataratas, pero al final no nos dio tiempo y nos chaparon el lugar. Para la próxima visita a Nueva York, vamos fijo 😀
Creo que las cataratas del Iguazu son mas chulas 🙂
Y ademas pasa lo mismo, el 90% son argentinas, pero la mejor vista esta en el 10% de brasil (y la foto tipica)…
Hasta en el consulado argentino de barcelona tienen una foto gigante de las cataratas hecha desde BRASIL!!
Otro tema es la manera que tienen de gestionar turisticamente los dos paises las cataratas como atraccion turistica daria para hablar largo y tendido, pero se nos va del tema… 😉
Al leer lo del Spanish Aerocar me ha venido a la cabeza un viaje de Riad a Madrid que hice hace años en el que iban aplicando la ley seca sólo mientras sobrevolábamos territorio musulmán. La situación me pareció graciosícima: «Disculpe Sr. todavía no podemos ponerle un Whisky, que estamos sobre Arabia Saudí, es pecado y está fatal. Bueno ahora ya sí, que acabamos de sobrevolar la frontera. Son 5 dólares.» ¿Qué aerolínea era? Tengo que buscar el billete.
Me encanta tu blog. Es estupendo
No es la primera vez que te visito pero sí la primera en que me animo a comentar. Realmente son buenas entradas y el único detalle que le veo a tu blog es el uso de muchos modismos, algunos desconocemos su significado y se nos dificulta un poco el entendimiento de parte de las notas. Tal vez deberías utilizarlos menos. Bueno, es solo una opinión. Saludos.
Yo tengo la ventaja de haber vivido en España (más particularmente, en Pamplona) y entiendo la mayoría de ellos. Realmente todo lo que dice perdería ese espíritu sagaz que caracteriza a los españoles si no los usara.
Igual, verás que con el tiempo (y el abuso de los modismos) terminás aprendiéndotelos y entendiendo su significado.
Además, se debería de destacar, que en las cataratas del Niágara se construyó la primera central hidroélectrica del mundo, para dar servicio a la ciudad de Buffalo (obras de las empresas de Nikola Tesla la propia central, y de la distribución eléctrica de Edison, creo recordar)…
Che, diego, para cuando el articulo sobre las cataratas del Iguazú/Triple frontera?… mirá que hace rato que lo prometes y encima hablas muy poco de sudamerica.
(va con todo respesto)
Sobre éste artículo puntualmente me gustaría agregar que las cataratas, año a año, van comiendose al río Niagará, desde el lago Ontario hacia el lago Erie.
A pesar de ser centímetros, esta erosión preocupa a las autoridades «useñocanadienses» (curiosa palabra inventada en este blog), por lo que ya tomaron cartas en el asunto y lograron frenar el avance (o retroceso, como lo quieras ver) de la catarata.
Paralelo a las cataratas se encuentra el «welland ship canal», que con un sistema de esclusas (como en el canal de Panama) permite navegar de un lago a otro.
Por último, el hecho de cobrar un peaje al peatón del lado de EEUU y no del lado de Canadá dice MUCHÍSIMO de la idiosincracia de cada país: por que no pasa por amortizar una inversión, ya que EEUU recibe por igual los 50ctvs canadienses como estadounidense, sino es un mensaje a sus «hermanos» del norte.