La madre de todos los enclaves (I)

La turbulenta historia del subontinente indio nos ha dejado una curiosidad geográfica y política poco conocida, pero que resulta asombrosa. Se trata de la región de Cooch behar, o Koch Bihar, en la frontera entre Bangladesh y la India; el mayor complejo de enclaves y exclaves del mundo. La India posee 106 exclaves en territorio de Bangladesh, y Bangladesh a su vez 92 exclaves en territorio indio. De los enclaves indios tres son metaenclaves (un enclave dentro de otro enclave), y uno de ellos es un meta-metaenclave, es decir, un enclave indio dentro de un enclave bangladesí dentro de un enclave indio en territorio bangladesí. Un caso único en el mundo.

Los enclaves de Bangladesh no se quedan cortos. 21 de ellos están a su vez dentro de enclaves indios. La suma del área de todos ellos totaliza casi 120 km², unos 70 de la India y 50 de Bangladesh. En ellos residen casi setenta mil personas, cuyas vidas no son nada fáciles, dada la rarísima situación en la que se encuenran. Un breve croquis (adaptado del disponible en exclave.info) facilitará la comprensión de semejante cacao geopolítico:

Esquema de los enclaves de Cooch Behar
Enclaves indios y Bangladesíes en Cooch Behar. La expresión inglesa counter-enclave que aparece en el original la he traducido libremente como metaenclave.

Cooch Behar, en realidad, es el nombre de un distrito del estado indio de Bengala Occidental (Bengala Oriental es, precisamente, Bangladesh). Pero los enclaves indios en realidad pertenecen a varios distritos, al igual que los bangladesíes. La complejidad del sistema de enclaves es enorme, tanto por la cantidad de ellos (dos tercios del total de los existententes en todo el mundo), como por la extensión del área en la que se localizan. Sólo he encontrado un mapa global del área, fechado antes de 1971 (dado que aparece Pakistán Oriental), que he sacado de Strange Maps, y que a su vez fue obtenido del maravilloso Geosite de Jan Krogh. El mapa es demasiado grande como para insertarlo aquí (dos mil pixels de ancho descuadrarían levemente la página), y reducirlo simplemente haría los enclaves invisibles. Así que para consultarlo, pincha en este enlace. El mapa plantea muchos problemas, como la ausencia de escala, pero muestra la increible complejidad del sistema de enclaves indobangladesí.

Mapa de Bangladesh y la zona oriental de la India. (Click para ampliar)
Mapa de localización de Cooch Behar (click para ampliar). La parte recuadrada es la zona occidental del complejo de enclaves. La imagen está tomada de GlobalGeografia

El origen de los enclaves se remonta a 1713, época en la que el Reino de Cooch Behar (el actual distrito) alcanzó un acuerdo de paz con el Imperio Mogol (uno de cuyos emperadores mandó construir el Taj Mahal, dicho sea como curiosidad). El acuerdo despojaba a Cooch Behar de un tercio de su territorio, pero hubo zonas en las que los jefes locales no pudieron ser desalojados por las tropas mogolas, por lo que sus tierras no fueron cedidas a los mogoles. Paralelamente, soldados mogoles ocuparon territorios más allá de las fronteras delimitadas por el tratado de 1713 y permanecieron leales al Imperio. Los enclaves no supusieron demasiados problemas, al no interferir en la política de ambos estados, por lo que continuaron existiendo hasta la llegada de los ingleses, cuando el Imperio Mogol fue sustituido por la Compañía de las Indias Orientales, a finales del siglo XVIII.

Representación (muy) esquemática de la zona occidental de Cooch Behar. Se aprecian varios metaenclaves bangladesíes en enclaves indios, y el único meta-metaenclave del mundo, marcado con la letra A. Imagen tomada de Globalgeografia.

La soberanía de los enclaves ha pasado por cinco entidades distintas desde el siglo XVIII hasta la actualidad. En primer lugar, la comentada del reino de Cooch Behar y el Imperio Mogol. Posteriormente, el Imperio Mogol fue sustituido por la Compañía de las Indias Orientales, es decir, por los británicos, en 1765. Casi dos siglos más tarde, en 1947, el territorio británico se independizó y pasó a formar parte de Pakistán Oriental, mientras que Cooch Behar permanecía como estado independiente. Dos años más tarde el reino pasó a formar parte de la India, independizada al mismo tiempo que Pakistán. La situación de Pakistán Oriental se tornó insostenible un par de décadas más tarde (estaban separados de la parte occidental del país por casi dos mil kilómetros de territorio indio, además de otras razones lingüisticas y políticas), por lo que, en 1971, tras una breve guerra de independencia, Pakistán Oriental se convirtió en Bangladesh. Los enclaves sobrevivieron a todos estos bandazos de la Historia manteniéndose leales a sus territorios de referencia.

Zona central de Cooch Behar
Zona central del sistema de enclaves. Al norte, la India, al sur, Bangladesh. La gran mancha verde es un exclave bangladesí en territorio indio situado a 170 metros de la frontera. En 1992 dejó de ser formalmente un exclave, al ceder la India un pequeño corredor hasta la frontera.

La vida en los enclaves no es nada sencilla. Pese a que la India apoyó la independencia de Bangladesh, acogió a millones de refugiados y participó militarmente en la guerra de independencia contra Pakistán (y firmó posteriormente un tratado de amistad con el naciente país), las relaciones empeoraron enseguida. Cuatro años después de la independencia, el gobierno proindio de Bangladesh fue sustituido, golpe de estado sangriento mediante, por una dictadura apoyada por grupos de extrema izquierda prochinos (ergo, antiindios), y fuerzas contrarias a la independencia, que veían a la India como un enemigo, no como un aliado. A lo largo de las décadas, la enorme inmigración ilegal bangladesí en la India (cerca de veinte millones de personas) ha provocado el enfriamiento de las relaciones bilaterales, hecho simbolizado de manera evidente en la construcción de una verja de más de cuatro mil kilómetros de longitud a lo largo de la frontera. Todo esto provoca una infinidad de problemas, rarezas y curiosidades, que veremos mañana de manera algo más detallada.

Para saber más:

The Mother of all enclave complexes, en Strange Maps, de la que tomé el título, el mapa y la idea.
Le enclaves di Cooch Behar, en Globalgeografia, entretenidísima página italiana.

23 respuestas a “La madre de todos los enclaves (I)

  1. Ñbrevu 3-febrero-2008 / 3:04 pm

    La separación de la India y Pakistán (el Pakistán de antes, que incluye al actual Pakistán y a Bangla Desh, si no me equivoco) fue bastante traumática y un poco a dedo. Es relativamente normal que pasen estas cosas, aunque el meta-metaenclave es excesivo.

  2. Marcelo J. Bourdeu 11-febrero-2009 / 6:52 am

    En verdad, estos metaenclaves y más, demuestran la innata habilidad del hombre para complicarse la vida. Aunque, claro, hacer la vida sencilla no es tan fácil.
    Aporto algo que, si no me equivoco, es un macro-periclave. Todo, debo aclarar, con datos y números que no no son precisos, sino sólo aproximados.
    La red de carreteras de Chile concluye, en el sur, en la localidad de Villa O’Higgins situada aproximadamente sobre el paralelo 42° 5 S y se reinicia en Puerto Natales, sobre el paralelo 48° 5 S. Es decir que queda formado un periclave debido a que los más de 400 Km que separan estas localidades deben hacerse por territorio argentino.
    Cabe aclarar que esto no se debe a particular desidia de Chile sino al hecho de que la pendiente occidental de los Andes (la pendiente chilena) es abrupta y con marcada inclinación hacia el pacífico, lo que dificulta bastante la construcción de carreteras. A esto debe sumarse la crudeza del clima, los numerosos fiordos que penetran desde el Pacífico hacia el este, dejando a Chile en ocasiones con muy pocos kilómetros de extensión en el sentido este-oeste. Por si esto no fuera bastante, parte importante de la zona sin carreteras corresponde a glaciares eternos (etarnos hasta ahora, no se que ocurrirá con el calentamiento global) de la región que Argentina llama «Hielos Continentales» y Chile «Campos de Hielo».

  3. Marcelo J. Bourdeu 11-febrero-2009 / 6:56 am

    Corrijo un grueso error de mi post inmediato anterior: Villa O’Higgins situada aproximadamente sobre el paralelo 48° 5 S y Puerto Natales, casi sobre el paralelo 52° S.

  4. Tucumano 25-abril-2009 / 8:25 pm

    Cabe agregar a lo que dice Marcelo, mi hermano chileno, que así como ellos necesitan ingresar a territorio argentino para recorrer en vehículo de punta a punta su país; nosotros también necesitamos ingresar a Chile para llegar en vehículo a nuestra ciudad mas austral: Ushuaia, ubicada en la Isla Grande de Tierra del Fuego, la cual es compartida por ambos paises.

    El camino se halla interrumpido entre los km 2674 y 2696, debido a la presencia del Estrecho de Magallanes, por lo que el acceso entre las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego se efectúa por Chile, mediante la Ruta CH-255 y Ruta CH-257 de 57 km al norte del Estrecho y otra de pavimento y ripio de 148 km al sur del mismo. El cruce del Estrecho de Magallanes se realiza en 20 minutos mediante un ferry que recorre 4,65 km.

    Esto da cuenta de la necesidad mutua que tenemos ambos paises de intercomunicarnos en una región tan aislada como hermosa como lo es la Patagonia Argentino-Chilena.

    En el año 1979 ambos paises estuvieron gobernados por necias y nefastas dictaduras que casi nos llevaron a una guerra hoy inexplicable en un mundo integrado y globalizado.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Ruta_Nacional_3_(Argentina)
    http://www.wikimapia.org/#lat=-52.8691297&lon=-68.6096191&z=8&l=3&m=a&v=2

  5. Marcelo J. Bourdeu 1-junio-2009 / 7:07 pm

    Perdón por entrar en una cuestión personal, pero aclaro a Tucumano que soy su compatriota, es decir soy argentino.

    También debo decir que el riesgo de guerras no se ha debido solamente a dictaduras de uno u otro lado de los Andes, sino -también con gobiernos democráticos- a diferentes interpretaciones sobre la Historia colonial y sobre los consecuentes diferendos por cuestiones limítrofes entre la Argentina y Chile.

  6. Tucumano 2-junio-2009 / 5:59 am

    Disculpame Marcelo por confundir tu nacionalidad.

    Estoy totalmenete de acuerdo con vos al decir que siempre existio el riesgo a una guerra transandina. Pasa que en 1979 fue el momento mas complicado: Es sabido que tropas argentinas entraron a territorio chileno y por una cuestión de suerte no se cruzaron con chilenos.

    Los conflictos fueron definitivamente solucionados por gobiernos democraticos, ya sea con laudos (Laguna del descierto, por ejemplo) o con plebiscitos electorales (canal de Beagle).

    Sobre mi aporte al periclave argentino, en este link se puede observar mejor
    http://www.ruta0.com/rutas_argentinas.asp?desde=147&hasta=48&tipoq=1&tipo=1

  7. Marcelo J. Bourdeu 2-junio-2009 / 6:24 pm

    Gracias, Tucumano.

    La confusión de nacionalidad no es en sí una ofensa. Además es cierto que, con falta de aclaración al respecto de mi parte, el post se prestaba a confución.

    Te felicito y te envidio sanamente por tus conocimientos sobre la zona del Estrecho.

  8. Marcelo J. Bourdeu 9-junio-2009 / 10:16 pm

    No sé porqué, en el apuro, lo metí a Confucio en este tema de geografía política. Mi falda aclaración sobre mi nacionalidad se prestó a confusión (con «s»). Errare……

  9. Marcelo J. Bourdeu 16-febrero-2012 / 12:49 pm

    Pego aquí (sin opinión de mi parte) un artículo del New York Times de fecha que desconozco, pero creo reciente. Es interesante.

    The Undiscovered Country
    By FRANK JACOBS

    Borderlines

    Borderlines explores the global map, one line at a time.

    A conventional border acts like a mirror — it’s the point where two identical, opposite institutional environments meet. The borderline both creates and separates a dual infrastructure: two border posts, two barriers painted in either side’s appropriate national colors, two sets of customs officers dressed in similar, semi-military uniforms, but owing allegiance to two different, faraway capitals.

    What both sides have in common is the vaguely threatening aura that any border emits. Even the most peaceable of crossings has ominous overtones; it reminds us of their potential for violence and death in the way that purring kittens remind us of hungry lions. The frisson created by border crossings is an emotional Doppler effect: mounting anticipation, slowly easing on the other side. Thus considered, a “classic” border is an isolated anomaly in the landscape, a hinge between two similar political realities.

    But there exists another type of border, one that doesn’t reflect back our image. In vampiric asymmetry, it offers only the void. There are no barriers, no officials, no capitals on the other side. The world as we know it — reciprocal even across national borders — ends here. One thinks of the American West in the mid-19th century, or parts of Brazil into the 20th. The borderline does not merely separate two territories, but two paradigms: law and order from anarchy, progress from primitivism. Or perhaps, seen from the other side: freedom from oppression, purity from decadence.

    In earlier times, such lawless anomalies were surprisingly common, even in the middle of “civilization.” London was riddled by as many as a dozen legal safe havens, where debtors and criminals could seek refuge from arrest [1]. Emerging first in the Middle Ages, they persisted until Parliament abolished the last of them in 1723.

    Perhaps the most famous such zone was Alsatia, a small area west of Temple, between Fleet Street and the Thames, on the site of a former Whitefriars monastery. The poet and playwright Thomas Shadwell, in his 1688 play “The Squire of Alsatia”, characterized the place as an unconquered affront to English rule: “Was ever such impudence suffer’d in a Government? Ireland‘s Conquer’d: Wales Subdu’d: Scotland United: But there are some few spots of ground in London, just in the face of the Government, unconquer’d yet, that hold in Rebellion still. Methinks ’tis strange, that places so near the Kings Palace should be no parts of his Dominions[.]”

    Alsatia received its name in the early 17th century, after Alsace [2], the formerly German region on the Rhine’s left bank now part of France. It’s not clear why, but three interrelated possibilities come to mind: Because Alsace was even then hotly contested, between France and the Hapsburgs; because it had been left ravaged and lawless by the Thirty Years’ War; and because it — or at least a number of its cities — enjoyed a high degree of autonomy from its overlords, be they German or French.

    The riotous, anti-authoritarian history of Alsatia has almost entirely disappeared from memory [3]. One exception is as an obscure legal term. In 2007, Lord Justice Sedley [4] criticized the establishment of a Serious Organized Crime Agency by claiming that “the state has set out to create an Alsatia — a region of executive action free of judicial oversight.”

    Alsatia’s descent into obscurity is perhaps typical for areas outside of traditional power structures. They are eventually overrun by central authority, absorbed into the body politic and airbrushed out of history. But while such territories have largely disappeared, over the last decade a new, enormous Alsatia, of sorts, has been identified: Zomia, the highland areas of Southeast Asia that are outside traditional state control.
    The New York Times

    First identified in 2002 by the Dutch historian Willem van Schendel [5], Zomia originally included Tibet and other southwestern parts of China, northern and northeastern parts of India, most of Nepal and Myanmar, all of Bhutan and Laos, and bits of Thailand and Bangladesh. By proposing Zomia, Mr. Van Schendel highlighted a transnational area that is marginal to all the states that nominally control it. Few things unite it, except its diversity — religious, ethnic, cultural, linguistic — born of Zomia’s geographical character, dominated by the inaccessible Himalayan highlands and Tibetan plateau. Zomia is a sanctuary, a refuge for isolated, unassimilated communities.

    Mr. Van Schendel’s geographic construct might have been destined for the dustbin of hoary theory, but instead it took off: first among academic circles, then journalists, travelers and policy makers. In 2007, Mr. Van Schendel broadened the geographical scope of Zomia, extending it westward and northward to include large areas of Afghanistan, Pakistan, northern India (Kashmir), Tajikistan, Kyrgyzstan and eastern China (Xinjiang). The western extension of Zomia brings into focus even more strikingly the rebellious, anticentralist, nature of much of this zone. Underpinned by Zomia’s physical geography, its human geography is authority-averse and continues to defy central governments — most violently in Afghanistan, but also in the tribal areas of Pakistan, in Indian-controlled Kashmir, in tribal-controlled areas in northern Myanmar and in Chinese-controlled Tibet. Other potential conflict zones within Zomia are the border disputes between India and China [6], and between India and Pakistan [7].
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    In 2009, the Yale political scientist James C. Scott examined the fractious nature of Zomia’s politics in a “counter-narrative” [8] — in other words, from the local point of view. These highlanders, he contended, are not unassimilated because they are untouched by modernity, but because they reject it. This puts them in league with, or at least in the same league as, the non-conformists of Alsatia. This also illuminates, and complicates, our understanding of the Afghanistan-Pakistan conflicts, which might not be all about secular modernity versus religious orthodoxy, but maybe also about city versus village (or, more likely, valley).

    Seen from this point of view, the city is winning: rapid urbanization is sucking ever more people to the lowland metropolises, further eroding the age-old tribal societies up in the mountains [9]. Cellphone coverage has crept along the foothills of the both Himalayas and the Hindu Kush. In Tibet, new depths of desperation with the Chinese presence have recently led to a wave of self-immolation.

    As with Alsatia, Zomia’s external border is inherently unstable. The borderline that separates law from lawlessness, or freedom from control, can’t remain fixed forever. It becomes more porous and permeable, and will eventually collapse. Which side will win? In Pakistan, it still seems like it could go either way.

    But, for better or for worse, the tide of history seems turned against refuges, sanctuaries, freetowns, zones of no control. The skies over Pakistan are being patrolled by the harbingers of the new paradigm: zones of total control. Back in London, we’re witnessing the birth of the antisanctuary. The license plate of every vehicle entering the city center on weekdays is photographed, in order to levy a tax on traffic. Not only can the borders of that Congestion Charge Zone be extended and modified practically overnight [10], it also circumscribes an area of implicit resignation of privacy. Inside the CCZ, even pedestrians know they’ll be caught on camera more often than a struggling starlet in Hollywood [11].

    Mentally, we’re already living in Jeremy Bentham’s panopticon: we are exercising self-control, because we might be watched. Who knows, soon borders — textbook ones and others — might be as antiquated and irrelevant as Alsatia and Zomia.

    Frank Jacobs is a London-based author and blogger. He writes about cartography, but only the interesting bits.

    [1] As the name suggests, sanctuaries were often originally sacred places (churches or monasteries) beyond the reach of the (secular) authorities.

    [2] English uses the French name for the region (in German: Elsass), the substantivized adjective Alsatian is usually reserved (in Britain at least) for the canine breed referred to elsewhere as the German shepherd. The practice of toponymic analogy between lawless areas, like sanctuaries of London, and foreign places, was applied to Wapping (“Little Barbary”); certain areas of the south bank of the Thames, notably Lambeth, Southwark and Rotherhithe (the “Turkish Shore”); the areas around St. Martin-in-the-Fields (the “Caribbees”) and Drury Lane (the “Bermudas”); and even, very precisely, a debtors’ cell in Newgate prison called “Tangier” (the debt-ridden inmates were apparently called tangerines).

    [3] Since 2009, Alsatia is also the name of a blog that seeks to investigate the area’s history, context and meanings. A contemporary parallel that comes to mind is Christiania, a “freetown” in Copenhagen since 1971.

    [4] Stephen Sedley was called to the bar in 1964 at Inner Temple, perhaps most famous as one of the locations in Dan Brown’s “Da Vinci Code,” but also adjacent to the area formerly known as Alsatia.

    [5] From “zomi,” in some local languages the term for “highlander.”

    [6] Over Arunachal Pradesh, a state in the extreme northeast of India, claimed by China as South Tibet, and Aksai Chin, an area of the Chinese province of Xinjian, claimed by India as part of the state of Jammu and Kashmir. In 1962, both countries waged a brief war over these (and a few other, smaller) disputed territories that coincided with the Cuban Missile Crisis.

    [7] Mainly over Kashmir: Pakistan labels the Indian state of Jammu and Kashmir as “Indian-occupied,” while the much smaller territory of Azad Kashmir (“Free Kashmir”) in Pakistan, formerly part of the pre-partition princely state of Kashmir, is considered “Pakistan-occupied” by India. Another bone of contention is the Siachen glacier, a contested triangle of territory high up between the Karakoram Pass and the Karakoram Range, on the border with China.

    [8] In his book “The Art of Not Being Governed: An Anarchist History of Upland Southeast Asia.”

    [9] Reports vary on whether the Kalash of Chitral, Pakistan’s last “pagan” tribe, have all converted to Islam, or whether some remain loyal to the ancient, polytheistic ways.

    [10] A western extension was added in early 2007, but removed again at the end of 2010.

    [11] Accounts of the number of CCTV cameras in Britain vary from anything between 1.5 million to 4.2 million. The average Londoner is filmed between 70 and 300 times a day.

  10. Arianovich 19-marzo-2012 / 6:08 am

    Creo que en la antigua Georgia sovietica,y Armenia pasa algo parecido ademas en Turmequistan,pero siempre es videosa la vida de esa region subcontinental,dado que siendo la mitad de la extension de los EEUU,vive muchismima gente,solo en Bangladesh viven 150 millones de personas,como si a Uruguay emigraran las 3/4 partes de la gente de Brasil,y no dejante esos paises viven en tensiones etnicas,lingüisticas y culturales de toda indole desde Pakistan hasta la indochina que seria Vietnam y Camboya,ademas de Cachemira,el Tibet,Bhutan,Nepal,China,Pakistan y la mismas India y Bangladesh.

    • Arianovich 19-marzo-2012 / 6:09 am

      Por cierto eso pareciera que una reina de belleza hiciera esa distribucion.

  11. andres 8-octubre-2014 / 9:13 pm

    Me encanta mucho leer este blog, yo he comenzado con un pagina y
    pero tengo muchisimo que aprender.

  12. Marcelo J. Bourdeu 18-octubre-2015 / 7:48 am

    Me falta muchísima información sobre estos acuerdos. Pero nadie puede dejar de ver con cierto optimismo de que forma es posible solucionar una situación como ésta, verdadero «record» entre las complejidades fronterizas de nuestro mundo. Una reflexión quizás ingenua: ¿no podría tomarse este ejemplo para solucionar el caso de otros enclaves, aunque sean mucho mayores en tamaño? Pienso, por ejemplo en Nagorno Karabagh.

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