Libros: Jet Lag

Jet Lag: Aventures i ensurts a 9.000 metres d’altura. Francesc Miralles, Ara Llibres, Barcelona, 2006.

Jet Lag, de Francesc Miralles

Uno, además de friki geográfico, es lo que comúnmente se denomina un aerotranstornado. Me encantan las rutas aéreas, los aeropuertos y los aviones. No llego al extremo de situarme en la cabecera de pista de El Prat a spottear, pero por falta de tiempo y de una cámara réflex, básicamente. Además, soy un madrileño que vive en Barcelona, y aunque hablo y entiendo el catalán, lo de leerlo y escribirlo lo llevo bastante peor. Así que cuando encontré este libro en la Aeroteca, una librería aeronáutica en el barrio barcelonés de Gracia, tiré de Visa y me lo llevé para casa.

El título completo viene a decir «Aventuras y sustos a nueve mil metros de altura», y de eso trata el libro. Es una recopilación de anécdotas sucedidas en aeropuertos, aviones, mostradores de facturación, salas de embarque y pistas de despegue. Hay anécdotas de todo tipo, más o menos graciosas, y también siniestras, algunas vividas por el propio autor, otras narradas desde el frente ruso (el mostrador de equipajes perdidos del aeropuerto de El Prat) y muchas sacadas de la prensa, como los conocidos problemas de miedo a volar del jugador de fútbol holandés Dennis Bergkamp (que le obligaban a pegarse unos memorables palizones en coche, o directamente a no viajar, cuando su equipo -el Arsenal de Londres- viajaba al extranjero en competiciones europeas) o la ocasión memorable en la que Joan Laporta pasó el detector de metales de El Prat en calzoncillos, enfadado por tanto pitidito, y que provocó cierto cachondeo en la prensa deportiva. Miralles, el autor, también nos introduce en el Mile High Club, en el que sólo se puede entrar echando un caliqueño a, por lo menos, 5.280 pies (una milla) de altura, en un avión de pasajeros.

Las anécdotas más divertidas, a mi juicio, son las que suceden cuando los pilotos y auxiliares tienen el día jachondo. Por ejemplo, mensajes escuchados por los altavoces del avión:

«Los cojines de sus asientos pueden ser usados como flotador. En caso de accidente en el mar, les rogamos que remen con los brazos hasta la costa. Pueden quedarse el cojín por cortesía de la casa»

«Al salir del avión, asegúrense de que llevan consigo todas sus pertenencias. Todo lo que se dejen será repartido equitativamente entre la tripulación. Por favor, rogamos no se olviden hijos, maridos o esposas».

«Delta Airlines cuenta con algunos de los mejores auxiliares de vuelo del sector. Lamentablemente, ninguno de ellos se encuentra en este avión»

«Señoras y señores, procedemos a atenuar las luces de la cabina, para su comodidad y para mejorar la presencia física de los auxiliares de vuelo»

«Quizás haya cuarenta maneras de abandonar a un amante, pero sólo hay cuatro de abandonar este avión»

«En caso de pérdida de presión en cabina, las máscaras de oxígeno descenderán del techo automáticamente. Si viaja con un niño pequeño, asegúrese de tener colocada bien la suya antes de ponérsela al niño. Si viaja con más de un niño, escoja su favorito»

El libro se deja leer, es ameno y está bien escrito, pero no es nada del otro mundo, y a veces resulta soso. Entre las anécdotas se incluye la conocidísima Apartheid a bordo, que sucedió en un vuelo de British Airways entre Johannesburgo y Londres, cuando una mujer blanca exigió no estar sentada junto a un hombre negro. La azafata, tras consultar con el piloto, se acercó a la mujer y le dijo «Me temo que la clase turista está llena, pero afortunadamente hay un sitio libre en primera clase, por lo que, caballero, si me acompaña le llevaré a su asiento». Esta anécdota entra directamente en el terreno de las leyendas urbanas, sin que en Snopes la desmientan o confirmen. El libro termina con más de treinta páginas de consejos (10 cosas que NO debes hacer al facturar, 10 cosas que sí debes hacer…), que aparentan estar ahí más que nada para rellenar.

Una anécdota que parece más bien un chiste, para terminar, sucedida en el mostrador de facturación de un aeropuerto:

– Buenos días, quería facturar esta maleta a Berlín, esta a California, y esta otra a Londres

– Disculpe, pero lo que usted me pide es imposible

– ¡En absoluto! Eso fue lo que hicieron la última vez que volé con ustedes.

Mi nota: Pasable

5 respuestas a “Libros: Jet Lag

  1. Ernesto de la Serna 29-febrero-2008 / 10:25 am

    No sabía que compartiéramos esta pasión por los aviones, aeropuertos y similares. De hecho, no sabía que estuviera tipificada… pero sí. A raíz de mis años viajando por otras latitudes, me ha quedado una honda pasión por todo lo que tenga que ver con este mundillo.

  2. pez 4-marzo-2008 / 2:00 pm

    El mundillo aéreo no es que me tire mucho, pero este fin de semana me invitó un amigo a un vuelo en avioneta y fue increíble. El paisaje a vista de pájaro es interesantísimo, descubres cantidad de cosas que no te esperabas y te cambia totalmente la percepción del entorno.

    Y hasta pude pilotar un rato! (incomprensiblemente, aquí estoy todavía)

    Este amigo tiene un blog sobre el tema http://www.landingshort.com espero que te guste.

  3. diegonzalez 4-marzo-2008 / 3:41 pm

    Pez, las casualidades son asombrosas, y la blogosfera pequeñita. Descubrí ayer mismo el blog y me pasé dos horas leyéndolo.

  4. pez 4-marzo-2008 / 5:05 pm

    Bien entonces! Si algún día te animas a aprender a volar, pídeme el contacto, mi colega es socio del aeroclub de Sabadell y la verdad es que darse un paseo por las pistas es para babear aunque no estés metido en el tema 😉

  5. ftanM 30-enero-2012 / 5:06 pm

    Vuelo Amsterdam-Sevilla:

    «Los pasajeros de los asientos de la izquierda si miran por las ventanillas pueden ver París. Los pasajeros de los asientos de la derecha pueden ver a los pasajeros de la izquierda viendo París».

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