Aterrizar en un palmo

Para ser piloto en Alaska hace falta estar hecho de una pasta especial, además de poseer una habilidad fuera de lo común y una avioneta con unas ruedas enormes. En un país a medio hacer, donde casi cada pueblo tiene su aeródromo, y cuando uno se pierde lo hace pero a lo bestia, las habilidades de pilotaje que se le exigen a uno incluyen aterrizar en cualquier parte; en un lago, en mitad del campo, en la nieve o, como en el caso que nos ocupa, en un pedrusco. Loni Habersetzer, un experimentado instructor de Bush Pilots alaskeños consigue aterrizar y despegar su avioneta en el mismo espacio que necesitaría para aparcar un Ford Focus. Espectacular.

(Via Landing Short, donde hay más vídeos chulos para aerotranstornados)