Büsingen es un pueblo alemán de 1.500 habitantes que no tendría demasiado de especial de no ser porque se trata de uno de los escasos exclaves puros de Europa. Completamente rodeada por territorio suizo, la localidad se encuentra a menos de tres kilómetros de la frontera con el resto del país, pero los límites del término municipal (siete kilómetros cuadrados de superficie) están todavía más cerca, a setecientos metros de la frontera.
La relación de Büsingen con las fronteras viene de muy lejos. El pueblo se encuentra en la orilla del Rin, que delimitaba las fronteras exteriores del Imperio Romano. La localidad fue fundada en el siglo V d.C., y toma su nombre de un líder germano llamado Buosinga. Hacia el siglo XIV, la localidad pertenecía a la ciudad independiente (y posteriormente cantón) de Schaffhausen, pero en 1330 los Habsburgo de Viena se apropiaron de toda la zona. Schaffhausen recuperó su territorio (incluyendo Büsingen) y parte de su soberanía un siglo más tarde comprándosela a Viena, aunque temas como las relaciones internacionales quedaron en manos austríacas. Büsingen pasó por manos de diversas familias en los siguientes siglos, hasta que, en 1535 la familia austríaca de los Im Thurn se convirtió en dueña del lugar. A partir de 1658 Eberhard Im Thurn, cuyo nombre está íntimamente ligado a la historia y destino de este pequeña localidad, sería el señor del pueblo.
